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La mansión Black estaba muy diferente a como era antes. Ahora las paredes tenían un color pastel, los candelabros iluminaban todo a la perfección haciendo que no se vea tan oscuro y deprimente como antes. Algunos muebles fueron renovados y reemplazados por unos que combinaban con la nueva pintura y las demás decoraciones.

En el salón se instaló un piano de cola de color blanco. Las cortinas fueron cambiadas además de la loza.

Lo único que Vela no cambió fue la habitación de sus abuelos, habitación en la que solo entraba Kreacher para mantener todo limpio; la habitación de Regulus, ya que creía que lo mejor era que él hiciera los cambios a su gusto; la habitación de Sirius, esa habitación no se había tocado desde que él se había escapado de casa, por lo que ella prefirió no tocar nada, ni siquiera entró ahí; el despacho de Orion, que ahora usaba Regulus.

En el sótano estaba la cocina, que ocupaba casi todo el espacio; una despensa, en donde fácilmente podrían dormir dos personas cómodamente; y un armario, donde estaban las calderas. Allí se renovaron la mayoría de los muebles con la finalidad de optimizar el espacio.

En el primer piso; el comedor, que es donde se sentaban a comer, contaba con una grande y larga mesa con sus respectivas sillas; dos habitaciones de invitados; y un baño. Todo estaba con un amigable papel tapiz color menta, los muebles se renovaron a unos de un color más claro.

El segundo piso; el salón, que es donde quedó el piano, también estaba el tapiz con el árbol genealógico de la familia; tres habitaciones, que es donde se solían quedar los primos cuando iban a visitarlos en los tiempos de cuando Regulus era joven; un baño. Aquí se mantuvieron las tonalidades verdes, ya que Vela creía que se veía bien con la esencia del árbol genealógico, en cuando al piano, este era de color blanco para hacerlo destacar de todo.

El tercer piso está la biblioteca de la familia Black, que ocupaba casi todo el tercer piso; el despacho de Orion Black, que ahora era de Regulus; una habitación; un baño. De allí no se cambió nada, se prefirió dejar todo como estaba, menos algunos muebles que estaban algo viejos y dañados.

El cuarto piso; la habitación de Orion y Walburga, con su baño personal, la habitación de Vela, dos habitaciones, una de esas habitaciones, Vela quería destinarla para algún tipo de recreación; un baño.

El quinto piso; habitación de Regulus; habitación de Sirius.

Vela se había preocupado en que todo se viera como ella quería, que todo se viera a la perfección, a Regulus no le quedó de otra que aceptar, por lo menos él podría escoger como sería la decoración de su habitación y el despacho.

La rubia decoró su habitación tal y como quería. Las paredes tenían un tapiz de nubes, donde quedaba el respaldo de la cama, la pared tenía un dibujo de un ave de trueno, que era su casa en Ilvermorny. Su habitación era muy luminosa, con colores claros y pasteles por todas partes, era una habitación que indiciaba que ella dormía ahí.

Un baúl estaba sobre la cama, tenía, por un lado, el uniforme junto al resto de ropa, por el otro lado estaban sus útiles escolares.

Vela tomó un pequeño bolso que tenía un hechizo extensible, guardó ahí una libreta, unos lápices para colorear y un bolígrafo de tinta negra

—¿Ya tienes todo listo, solecito?

—Sí, papá —respondió Vela

—¿Guardaste tus libretas?

—Sí, me aseguré de llevar todo

Regulus no estaba listo para dejar ir a su pequeña, nunca lo estaba, todos los años era igual.

—Me escribes si necesitas algo o si quieres volver a casa o que te vaya a ver a Hogsmeade, escríbeme...

—No te preocupes, papá —Vela abrazó a Regulus —. Te quiero

—Yo igual te quiero, solecito.

Cuando Vela aborda el tren, empezó a ver a su alrededor en búsqueda de personas conocidas, lo que era difícil, o algún lugar donde sentarse, pero no parecía tener suerte.

—¿Prima Vela? —ella se dio vuelta al escuchar su nombre, detrás de ella había un chico de cabello platinado y ojos grises, Vela ya había visto una foto de su primo, pero aun así quería confirmarlo

—¿Draco? —Vela lo inspeccionó con la mirada y sonríe cuando lo ve asentir

—Siéntate con nosotros, prima

Ella siguió a Draco por el tren hasta que llegaron a un vagón, allí había varios chicos más. La rubia los mira y les sonríe para luego sentarse cerca de la puerta. Toma una de sus libretas, que estaba nueva, para empezar a escribir y garabatear

—Él es Blaise Zabini —señaló Draco —, a su lado está Theodore Nott. La de cabello corto es Pansy Parkinson y a su lado está Daphne Greengrass

—Es un placer —dijo Vela

Lo primero que hace Vela en su libreta, es anotar el nombre de Draco, por el lado izquierdo hace un dibujo simple del cuerpo humano, empieza a colorear alrededor de aquel cuerpo.

El color rojo era el que más predominaba, también había tonos anaranjados.

Al lado derecho de la hoja escribe características de esos colores que puede ver en Draco y de las cosas que ha escuchado por parte de él

El siguiente fue Blaise Zabini, su color predominante era el azul; Theodore Nott tenía un color esmeralda; Pansy tenía un color rosa; y Daphne un color amarillo.

Todos ellos pertenecían a la casa de Slytherin.

Vela estaba al tanto de las casas de Hogwarts y las rivalidades que había, Regulus le había informado de todo, por lo que ya estaba curada de espanto.

Cuando el tren se detuvo, todos salieron del lugar y empezaron a caminar

—Tendrás que ir con los de primer año en los botes —dice Draco, Vela asintió y fue donde los más pequeños que estaban siguiendo a un hombre llamado Rubeus Hagrid.

Ella subió con cuidado a uno de los botes junto a otros tres niños más. Recorrieron el lago, Vela iba en silencio mientras los niños hacían sonidos de asombro.

La subdirectora, Minerva McGonagall, es quien da la bienvenida a los nuevos estudiantes. Contó brevemente las características de cada una de las casas. Luego, les da el paso al Gran Comedor. Cuatro grandes mesones que pertenecían a cada una de las casas. Los nuevos ingresos pasan por el medio del gran comedor hasta llegar casi al final, donde está el mesón de los profesores, frente a aquel mesón hay un atril y, un par de peldaños más abajo, hay un taburete con un viejo sombrero sobre este.

La profesora McGonagall toma un pergamino entre sus manos, acomoda sus lentes y se aclara la garganta antes de empezar a llamar a los estudiantes.

—Vela Black–Rappaport

Vela se acercó a ella y se sentó en aquel taburete, McGonagall puso el sombrero sobre su cabeza, logrando así escuchar una voz que nunca había escuchado. Ella sabía, gracias a su padre, que el sombrero le diría cuál casa es la más adecuada para ella, según su personalidad. Por lo que confiaba plenamente en lo que podía decir aquel sombrero

—¡Hufflepuff! —exclamó el sombrero

La mesa de los tejones empezó a aplaudir repetidas veces. Cuando el sombrero fue retirado de la cabeza de Vela, ella se levantó del taburete y fue a mesa que tenía personas con uniformes con detalles amarillos

AurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora