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Sirius volaba montado en aquel hipogrifo. No sabía a donde podría ir, no sabía cuáles eran sus opciones, su antigua casa era el primer lugar donde iban a ir a buscarlo, por lo que fue al lugar donde nunca creyó que volvería.

Cruzó el umbral de la puerta y lo primero que escuchó fueron los gritos de su madre, pero no de la forma que él esperaba.

Sirius nunca llegó a enterarse de que sus padres habían muerto y gracias a ese cuadro supo que por lo menos su madre lo estaba.

Se escuchan unos pasos por la casa, Sirius se asoma por las escaleras logrando así ver a Regulus bajar las escaleras

—¿Cuándo...?

—Madre murió en el ochenta y dos, padre murió en el ochenta y cuatro

—¿Cómo es que...?

—Gracias a Vela, fue mi ancla en este mundo —explicó el menor de los hermanos —. Ella es mi luz, también lo fue para madre y padre

—¿En serio? —Sirius parecía incrédulo, no podía creer lo que estaba escuchando

—Solo mira la casa, puede que con los demás las cosas siguieran igual, pero cuando se trata de mi solecito todo es diferente —Regulus sonríe —. Siento que ella puede sacar la mejor versión de uno mismo.

Sirius quería preguntar más cosas, pero no quería ser invasivo con el tema, no quería preguntar de más, no cuando recién acababa de volver.

Cuando empezaron las vacaciones, Regulus fue a la estación encontrándose ahí con su prima, Narcissa y él hablaron animadamente de distintas cosas, ellos siempre se habían llevado muy bien. Ella había sido uno de los soportes emocionales de Regulus cuando había pasado lo de Sirius.

—¡Papi!

El grito de Vela atrajo la atención de ambos, elle iba caminando junto a Draco, pero, en cuanto vio a su padre, corrió a abrazarle

—¡Solecito! —Regulus la rodeó con sus brazos —. Has crecido, estás unos centímetros más alta

—No exageres, papi —ella ríe

Llegaron a la casa, Vela saludó sonriente a Walburga. Kreacher fue a dejar el equipaje a la habitación mientras ella iba directo al comedor a tomar asiento. Su sonrisa se fue borrando al ver a la otra persona que estaba en la habitación.

—No pareces contenta de verme

—No me esperaba verlo aquí —respondió ella

—No molestes a mi solecito, Sirius

—No voy a molestarla, solo quería preguntarle por Remus

—El profesor Lupin renunció luego de que el profesor Snape difundiera su condición, él consideró que lo mejor sería renunciar, o eso tengo entendido —le explicó Vela

Después de la hora de comer, Vela fue a su habitación, quedando así ambos hermanos

—Regulus...

—No me la vas a quitar, vi como la mirabas y me niego, es mi hija.

—No te la voy a quitar, sé que perdí la oportunidad, pero aun así me gustaría poder conocerla, saber más de ella, que aunque no me considere o pueda ser el padre que ella necesite, pero me gustaría poder ser parte de su vida, conocerla

—¿Quieres conocerla? ¿Seguro? —Sirius asintió, Regulus soltó un suspiro y se levantó —. Ve al despacho, ahora voy para allá

Regulus fue a buscar varias cosas, luego fue a su despacho y ve a su hermano sentado frente al escritorio. Regulus dejó todo sobre el escritorio y tomó asiento.

—¿Qué es todo esto?

—Son de Vela —primero empezó a mostrarle hojas sueltas

—¿Por qué los dibujos tienen colores alrededor de las personas?

—Así ve ella a las personas y esa es la razón por la que jamás se le puede replicar por como son las personas, porque ella lo sabe mejor que todos —respondió Regulus

—Me temo que no entiendo

—Vela puede ver el aura de las personas, nació con esa habilidad —dijo el retrato de Orion.

Regulus tomó una de las libretas y la abrió, dejándola frente a su hermano. Sirius dejó las hojas sobre la mesa, para tomar aquella libreta y luego empezar a hojearla. La caligrafía era muy poco legible, a Sirius le costaba mucho leer muchas de las cosas que estaban escritas, además de que la ortografía no es que fuera la mejor

—Es la primera libreta que escribió Vela. En un principio le costó bastante entender que significaba lo que veía, por lo que estudió y leyó mucho, hasta que lo comprendió.

»Ella es la persona más de fiar que podrás conocer en el mundo

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