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El señor tenebroso lo había llamado.

Dejó a Vela bajo el cuidado de sus padres, no tenía de otra, no podía negarse al llamado del señor tenebroso.

Cuando acudió al llamado, le sorprendió que en verdad no lo solicitaban a él, sino a su elfo doméstico, Kreacher. Tom Riddle necesitaba un elfo doméstico para una cosa en particular.

Regulus llamó a Kreacher y luego fue a su casa, así se lo habían ordenado. Luego de unas horas, Kreacher volvió a la casa de los Black, estaba herido y tenía mal aspecto.

El elfo no tuvo de otra que contarle a su amo todo lo que había pasado.

Regulus había tomado una decisión.

Fue donde estaba la pequeña cuna instalada. La bebé de rubios cabellos estaba viendo con fascinación el móvil que colgaba. Este tenía muchas estrellas y ella estaba intentando alcanzarlas.

—Hola, pequeña —Regulus le dio pequeña sonrisa al ver que ella había tomado uno de sus propios pies para intentar llevárselo a la boca —. Papi tiene cosas que hacer, para proteger a la familia, debes portarte bien con los abuelos.

Regulus le dio un beso en la cabeza antes de ir donde Kreacher y decirle que le lleve a aquella cueva.

Ambos aparecen en la cueva, Regulus empezó a beber aquel líquido, aunque tenía impulsos de no hacerlo. Cuando terminó de beber todo, dejó una copia del relicario original. Entregó el original a Kreacher y le dio la orden de irse en casos de ser necesario.

Regulus se acercó a la orilla, necesitaba beber un poco de agua, iba a volverse loco.

No contó que algo tomara su brazo. Los inferi lo sujetaron y él no podía hacer nada, por lo que terminó siendo arrastrado al fondo.

Kreacher se apareció en la casa Black, el elfo lloraba por lo sucedido, su amo, muerto.

Vela empezó a llorar desesperada, no había forma de callarla. Orion la tomó en brazos y trató de mecerla para calmarla, pero nada. Intentó darle el biberón, cambiarle paños, cantarle, moverla por la casa, pero no había forma de calma. Al llegar al salón, Orion vio algo que no le gustaba. Regulus aparecía muerto en el tapiz.

Regulus sentía como la vida abandona su cuerpo a medida que más se iba hundiendo. Cuanta más profundidad, más oscuro estaba todo.

Estaba quedando inconsciente, cuando escucha un llanto, pero no cualquier llanto. Su solecito estaba llorando.

Con las pocas energías que le quedaban lanzó un hechizo que lo alejó de los inferi y lo impulso de nuevo a la superficie. En un susurro llamó a Kreacher antes de caer en la inconsciencia.

El elfo sintió el llamado, se apareció junto a Regulus, tomó al Black y se apareció en la mansión.

Orion escuchó ruido en la entrada y vio a aquella escena.

—Kreacher cuida a Vela.

¿En verdad su hijo había muerto?

Orion se acercó a Regulus, estaba empapado. Revisó sus signos vitales y soltó un suspiro de alivio al notar que aún había pulso. ¿Por qué el tapiz lo marcaba como muerto?

Se aseguró de ver que su hijo no tuviera ninguna herida.

—Kreacher llévanos a la habitación de Regulus

—Sí, amo

Kreacher seguía con la niña en brazos, esta ya no lloraba, pero miraba fijamente a Regulus. Orion empezó a cambiar las prendas de su hijo, ahí se dio cuenta de que algo no estaba bien. La marca tenebrosa había desaparecido.

El tapiz, la marca, todo parecía indicar que su hijo había muerto, pero por alguna razón ahí estaba, respirando frente a él.

Vela empezó a llorar nuevamente, Kreacher empezó a mecerla, pero no parecía servir.

—Vela... —la voz de Regulus salió como un quejido

—¿Hijo, me escuchas? Regulus...

—Sí, estoy... ¿Estoy en casa?

—¿Qué es lo último que recuerdas?

—Los inferi, me estaba ahogando... —un sonido de asombro se escapa por los labios de Orion —. Vela está llorando ¿Qué pasó, solecito?

Cuando Regulus estuvo en mejores condiciones, estuvo hablando con su padre sobre lo sucedido, ninguno sabía con exactitud de lo que había pasado, la teoría que tenían era que Regulus había muerto por unos segundos.

Ese estatus de muerto fue lo que aprovechó para poder escapar de la guerra que estaba asechando. Ahora estaba muerto para los mortífagos, para el señor tenebroso, ya no tenía la marca. Era libre.

Eso lo llevó a tomar la idea de irse junto a Vela a Estados Unidos

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