Auras

8

Regulus caminaba por todo el despacho, se movía inquieto ante la noticia que acababa de recibir, no sabía qué hacer con la información que le habían dado.

—No es posible padre, él no haría algo así, menos a ellos, lo sabes, todo el mundo lo sabe

—No puedo hacer nada por Sirius, lo han encerrado sin juicio, pero le culpan de traición y por la muerte del chico Pettigrew y los muggle —respondió Orion

—Es Sirius, él...

—Lo sé, aunque no lo parezca, conozco a mi hijo

—¿No puedes abogar por él? Pedir un abogado o un juicio

—Hago lo posible, hijo, con la caza masiva de mortífagos está siendo imposible siquiera que me escuchen cuando intento hablar —soltó un suspiro

—¡Papi! —ambos escuchan la voz de Vela —. La abuela se enfermó.

Orion y Regulus se miran antes de salir rápido del despacho.

Regulus corrió donde Vela y la tomó en brazos, mientras que Orion iba detrás de él.

—¿A qué te refieres con que la abuela enfermó? —preguntó Regulus.

—Dijo que no se sentía bien y que iba a dormir, le pidió a Kreacher una poción —Orion fue directo a la habitación de ambos —. La abuela estaba blanca como el papel y decía malas palabras y mencionó muchas veces la palabra "traidor".

Al principio habían quedado en que fue el estrés de la noticia de Sirius, pero se habían equivocado. El estado de Walburga fue empeorando, cada vez se veía más deteriorada y, poco después del cumpleaños número tres de Vela, Lady Black falleció.

Orion se aisló de las personas, puede que él y Walburga no se llevaran del todo bien, pero era su esposa, su prima, se conocían desde toda la vida y, aunque toda su relación fue por deber y conveniencia, era su familia y la quería.

Sentía que su familia se estaba desmoronando, todos los días veía el tapiz del árbol familiar, viendo cada integrante de la familia. Vivos, no vivos, desheredados, desterrados. Orion acarició el tapiz donde estaba el rostro quemado de Sirius. Luego se fijó en el rostro quemado de su sobrina y el de su primo/cuñado.

Lord Black tomó su varita y la pasó por aquellas zonas del tapiz, reconstruyéndolo por completo.

Anotó en un diario lo que había estado haciendo últimamente, preparó distintos pergaminos con instrucciones y cosas por hacer. Dejó todo eso bien envuelto junto con una carta.

—Kreacher —llamó —. Llévale esto a Regulus y quédate junto a él hasta que recibas nuevas órdenes

—Sí, amo

El elfo tomó las cosas y se apareció en la casa de Regulus en Nueva Orleans

—¡Kreacher! —exclamó Vela, tenía cinco años —. ¡Mira tengo un diente suelto!

—Hola Kreacher, ¿qué es eso? —preguntó Regulus

—El amo ha ordenado a Kreacher que se quede junto al amo Regulus y que le entregue esto

Regulus tomó el paquete, lo abrió y examinó la carta que estaba por encima de todo. Abre el sobre para luego sacar el papel y empezar a leerlo.

Dejó caer la carta al suelo para leer los diarios que le habían sido entregados.

Vela tomó el papel mientras Regulus leía de forma desesperada.

—¿Papi?

—Ven —tomó a Vela en brazos —. Kreacher, llévanos a Grimmauld Place.

Al llegar a aquel lugar, le dice a Vela que no se mueva del salón mientras él iba a revisar la casa. Fue directo al despacho de su padre, golpeó repetidas veces, pero nadie abría la puerta.

—A la mierda

Abrió la puerta con magia y vio a su padre. Orion estaba sentado en su silla, pero tenía su cuerpo recargado en el escritorio

—¿Padre?

Regulus tenía miedo, no quería pensar que su padre estuviera muerto. Pero no había nada por hacer. Vela, en el salón, veía el tapiz donde se revelaba que su abuelo estaba muerto.

Orion Black se había quitado la vida