Capítulo 195

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Marizza: -“y esa canción tan linda mi amor”-
Pablo: -“no se la recordé, me la cantaba mi vieja, creo que sirvió”-
Marizza: -“si sos un genio mi amor”- y se acomoda a descansar con él.
Temprano, Pablo se levanta para comenzar su rutina y esperar a Sonia que era quien se iba a quedar junto a Marizza durante el día, Ella dormía plácidamente así que le da un suave besos en los labios y baja a esperar.
A penas su suegra toca el timbre él va a abrirle.
Sonia: -“buen día mi muchachito como amaneció mi cielita”-
Pablo: -“hola Sonia bien está descansando, anoche le costó bastante dormir porque Mati estaba muy inquieto”-
Sonia: -“me imagino, es que ya quiere salir mi cielito chiquito”-
Pablo: -“vos decís Sonia, todavía le faltan unos días”-
Sonia: -“si Pablito ojo de loca no se equivoca no te olvides que yo fui madre primero”-
Pablo: -“entonces con más razón cuidala y cualquier cosa me avisas por favor Sonia si”- le advierte con insistencia
Pablo agarró sus cosas y salio a cumplir con su rutina, cada vez menos convencido de dejar a Marizza, él sentía que tenía que estar a su lado y no despegarse ni un segundo.
Sonia se quedó en la casa a la espera que su hija despierte, aprovecho de ver una revista y hacer algunos trabajos pendientes de la empresa desde la computadora portátil que llevaba con ella, cerca de mediodía bajo Marizza, su andar era más lento, su barriga era enorme al ser tan flaquita.
Sonia: -“Marizza cielita cómo estás, Pablito me dijo que te había costado dormir”-
Marizza: -“hola mamá, si, este muchachito no me dejaba dormir, así como tampoco me está dejando mover ni respirar, hasta una tortuga anda más rápido que yo”-
Sonia: -“bueno mi vida ya falta poquito para que Nazca, tu no creas que debe ser cómodo para él estar ahí todo apretadito”-
Marizza: -“si, lo sé mamá y me imagino, sabes me muero de ganas porque Nazca pero también me muero de miedo no sé cómo voy a ser de mamá”-
Sonia: -“mi cielita no existe manual ni nadie te enseña a ser madre, hacemos lo que podemos con aciertos con errores vamos aprendiendo juntos, pero yo estoy segura que tú mami vas a ser la mejor mamita del mundo, y yo voy a estar ahí acompañandote, ayudándote en todo”-
Marizza abraza a su mamá, a pesar de los enfrentamientos que podían tener típicos de madre e hija, ella era la única que la calmaba y le quitaba los miedos que podían aparecer en esta nueva experiencia.
Durante la tarde el vientre de Marizza se puso más duro y cerca de l hora que llegaba Pablo comenzó con malestares.
Sonia: -“que pasa cielita, te sientes mal”- pregunta a su hija
Marizza: -“si, no se siento algo extraño, me voy a descansar un rato a la cama capaz estuve mucho levantada”-
Sonia: -“a ver ven que te ayudo Marizzita”- se acercó a ayudarla a levantarse
Marizza se agarró en el brazo de su mamá y se levantó como pudo justo a tes que se enderece comenzaron las contracciones que la hacen pegar un grito.
Marizza: -“ay mamá me duele mucho”- junto con el reclamo rompe bolsa y el dolor comienza a aumentar
Sonia: -“tranquila mami ya mismo vamos a la clínica”- trataba de tranquilizarla
Pablo iba llegando a la casa cuando escucho a su mujer y entro lo más rápido posible a ver qué sucedía mientras preguntaba –“Marizza mi amor estás bien que paso”-
Marizza: -“viene el bebé mi amor, tengo mucho miedo”- se agarra de su brazo y pega otro quejido mayor
Sonia: -“que suerte que llegaste muchachito, no me puedo comunicar con emergencias”-
Pablo: -“no te preocupes la llevamos en el auto, busca el bolso por favor mientras yo la ayudo a ir al auto, tranquila mi amor te prometí que todo va a estar bien y me voy a encargar de eso”- la alza en brazos y la lleva al auto trata de acomodar la butaca lo más cómoda posible para ella.
Sonia sube a la habitación a buscar el bolso de Marizza con sus cosas mientras llama a la obstetra para avisar que había comenzado el trabajo de parto e iban hacia allá.
Marizza sentía cada vez más seguidas e intensas las contracciones, Pablo a toda velocidades con balizas y bocina se dirigió a la clínica, está vez no espero que le alcancen una silla ni nada, la tomo en sus brazos y corriendo entro con ella a la guardia, ahí la recibieron mientras esperaban a la ginecóloga que iba en camino.
Villarroel llegó y paso directo al sector donde estaba su paciente –“llego la hora chicos”- dice al entrar. . . .

Mi Mente Te Olvido, Mi Corazon NoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora