Capítulo 197

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Marizza: -“hola hijo bienvenido hermoso”- dice emocionada y besa su cabecita
Pablo se lo da a la enfermera enseguida para que lo controlen y anoten mientras la doctora termina de darle las atenciones necesarias a Marizza, una de las enfermeras que estaba en la sala de partos con ellos salió hacia la sala de espera a avisarle a la familia que el bebé ya había nacido y se encontraban en perfectas condiciones junto a la mamá.
Pablo se fue a quitar toda la ropa quirúrgica que le habían puesto y a limpiar y desinfectar mientras a Marizza la llevaron a la habitación donde quedaría junto a su pequeño hijo. Pablo entro primero y se fue junto a ella a los escasos minutos entra la enfermera con el pequeño Mati en una cunita de internación para que esté ahí junto a su mamá hasta que se reponga.
Enfermera: -“bueno acá les dejo al pequeño Matias Benjamin Bustamante Andrade, felicitaciones chico tienen un bebé muy sanito”- le dice dejando al bebé y saliendo de la habitación para que estén un rato tranquilos antes que entren las visitas
Pablo los mira embobados y con una gran sonrisa –“es hermoso nuestro bebé y vos una guerrera mi amor”-
Marizza: -“si, es tan lindo como vos, gracias por estar conmigo mi heman trucho”-
Pablo: -“vos me agradeces loquita yo te tengo que dar las gracias hasta el cansancio me diste una familia, me diste amor, me haces el hombre más feliz del mundo”- se acercó a ella y la beso –“como te sentís hermosa”-
Marizza: -“muy cansada y algo adolorida la verdad mi vieja me había dicho como eran los partos pero hasta que no lo vivís no lo entendés”-
Pablo: -“mi vieja siempre me dijoue te cuide porque la mujer es el ser más maravilloso que existe, capaz de dar vida y hoy me demostraste lo que sos mi amor, está experiencia no me la voy a olvidar nunca”-
Al paso de un rato la doctora Villarroel fue a verla y chequear que esté bien, también fue a presentar a la pediatra que chequearia y se convertiria desde ese momento en el pediatra de cabecera del pequeño Matias, todo marchaba excelente para los dos así que si seguían así pronto les darían el alta. Cuando ya estaban listos y ella chequeada dejaron pasar a ver a Marizza y conocer al nuevo integrante de la familia, Sonia fue el primero en alzarlo, era su primer nieto como no iba a hacerlo, estaba muy emocionada y como siempre que se emocionaba lloraba, Franco igual estaba feliz llegó con un enorme oso con el nombre del bebé y un ramo de rosas con una tarjeta de felicitación para la mamá, Mía y Manu se encargaron de llevarle ropa y pañales obvio todo de diseñador como le gustaba a la rubia. El siguiente en cargar al bebé fue el mexicano, para el ese bebé era un sobrino y además era su ahijado.
Manu: -“bienvenido ahijadito sabes tu que además de ser mi ahijado eres mi sobrinito del corazón verdad y por eso te voy a consentir y querer como a nadie mi chaparrito”-
Marizza: -“Manu en serio le vas a poner tus apodos recién lo conoces”- le dice a su amigo y sonríe
Manu: -“obvio tu que pensabas que el tío no lo iba a rebautizar si tú eres mi chaparra él es mi chaparrito”-
Para el turno de Mía, Manu la miraba embobado es que a la rubia le sentaba muy bien el rol de madre y para Manu no era difícil imaginarla teniendo en brazos un bebé de ambos, solo se acercó más a la chica y la abrazo por la cintura mientras le susurro –“seria la mamá más linda mi princesa”- con una dulce voz y una mirada colmada de amor hacia ella
Mía no le dijo nada solo siguió con el bebé –“hola Mati yo soy Mía Tu madrina bebé, sabías que sos un bombón”- decía mientras le daba besos y lo acariciaba
Para Franco también fue muy emocionante aunque esa chica no era su hija de sangre la quería como si lo fuera y ese bebé era su nieto también por eso el solo echo de tenerlo en sus brazos lo emocionaba.
Durante la estadía en la clínica de Marizza y Matías, el rubio estuvo acompañandolos, no los descuido ni un segundo ni cuando ella le dijo que vaya a descansar a casa que ellos estaban bien. Pasado el tiempo de observación y viendo que los dos estaban en óptimas condiciones les dieron el alta.
Marizza: -“que suerte que ya podemos irnos no aguantaba más estar acá”-
Pablo: -“si ahora los voy a tener en casita conmigo, cierto mi hijo que vas a estar con papá”- dice levantandolo del cunero dónde estaba
Marizza: -“mi amor pensas llevar todo vos, agarraste a Mati, los bolsos, déjame que lleve algo”-
Pablo: -“no te preocupes hermosa si yo puedo, vos todavía tenés que recuperarte déjame cuidarte y ayudarte con nuestro bebé mientras lo pueda hacer”-
Marizza: -“esta bien amor, sos un dulce, dale, vamos”- se agarra de su brazo y los tres salen de la clínica.
En el auto acomodan al pequeño bebé, que dormía tranquilo en los brazos de su padre, en la sillita para auto que le habían comprado, y salen hacia su hogar. . . . 

Mi Mente Te Olvido, Mi Corazon NoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora