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Jimin entró a su casa con el corazón latiéndole en los oídos  y la respiración entrecortada. Sus mejillas estaban húmedas y el ardor de su garganta era desagradable, pero mucho más soportable que el dolor que comenzaba a esparcirse por su cuerpo.

Cerró la puerta con llave, casi con rabia, y caminó rápidamente por el pasillo angosto, ignorando la sensación de asfixia que se apretaba en su pecho.

Cuando llegó al cuarto de su madre, no dudó en empujar la puerta con fuerza, haciéndola chocar contra la pared.

—¿Con qué derecho? —soltó sin importar que su madre estuviera durmiendo, su voz rota, la rabia y la desesperación filtrándose por cada sílaba.

Su madre dio un respingo en la cama.

—¿Qué...?

—¿Con qué derecho hablas de mi vida a cualquiera que toca la jodida puerta?— espetó Jimin, apretando los puños a los costados.

Su madre suspiró pesadamente, dejándose caer sobre la almohada.

—¿Es por ese chico que vino? Dios, no exageres.

—¡No exagero!— gritó él, con la garganta desgarrándole.

—El chico llegó preguntando —respondió ella con una tranquilidad desesperante— Yo solo respondí.

Jimin apretó los dientes, sintiendo que el estómago se le revolvía.

—¿Solo respondiste? ¿Y qué fue lo que te preguntó?

—Te estaba buscando, Jimin. Eso es todo.

—¿Y entonces vas y le hablas de mi trabajo? ¿De Rowoon y de Taemin?

—Oh, vamos, si es tu amigo no creo que se sorprenda por eso. Por cierto...— su madre se estiró en la cama— Cada vez te consigues chicos más lindos y ricos. ¿Quién era este?

Jimin sintió náuseas.

—No te metas en mi vida más de lo que ya lo haces. No hagas nada, no hables con nadie y solo finge demencia cuando te pregunten por mi.

—¿Así como tu finges demencia sobre mi? Recuerdo perfectamente el rostro del chico cuando le dije que yo era tu madre. ¿Tan desagradable soy que debes decir que estoy muerta?

Jimin sintió su respiración agitarse aún más. Su madre lo miraba con la misma indiferencia de siempre, como si todo esto no tuviera importancia, como si él estuviera haciendo una rabieta infantil.

—Es mejor decir que estás muerta a decir que tengo una madre adicta— escupió las palabras sin pensar.

Su madre resopló y se pasó una mano por el rostro, como si estuviera agotada de la discusión.

—Dios, Jimin. Vete a dormir y deja la mierda. Un chico más que se va de tu vida no es el fin del mundo. ¿Qué más da si se enteraba ahora o después? No iba a hacer diferencia.

—Hace toda la diferencia— insistió Jimin, sintiendo como las lagrimas comenzaban a descender otra vez por sus mejillas— Yo... yo se lo quería decir. No quería echarlo de mi vida así como así.

Su madre se acomodó en la cama y lo miró con desdén.

—Deberías ver bien tus prioridades, Jimin. No es como si estuvieras enamorado.

Esa fue la última gota.

Jimin sintió que algo dentro de él se apagaba, como si finalmente entendiera que no valía la pena seguir discutiendo. Su madre lo vio en sus ojos, en su expresión, y por primera vez en toda la conversación, pareció querer calmarse. Su boca se abrió suavemente, como si sus palabras fueran a ser dulces y consoladores, pero a Jimin ya no le importaba una mierda escucharla.

Spine Breaker ☾ JJK+PJMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora