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Durante las siguientes dos noches, Jungkook y Jimin construyeron una rutina que no había sido planeada pero que, sin embargo, ambos esperaban con ansias. Después de la cena, igual que en casa, compartían un rato juntos; reían, compartían anécdotas y disfrutaban de la presencia del otro mientras el hotel se iba quedando en silencio y la noche se volvía densa y envolvente.

Al final, cada noche llegaba a ese momento inevitable en el que tenían despedirse para ir a dormir, pero apenas Jimin regresaba a su habitación, Jungkook le enviaba un mensaje, y las palabras eran siempre las mismas:

"La puerta quedará entreabierta... Mi lado de la cama te espera."

"Si no vienes llegará un asesino y me sacará el intestino"

Jungkook podía imaginar la pequeña sonrisa de Jimin al leerlo, al igual que su indecisión. Aún así, a pesar de ese predicamento al cual siempre lo sometía, un poco más tarde esas noches siempre escuchaba el sonido suave de la puerta abriéndose.

Jimin siempre llegaba.

Y Jungkook siempre lo recibía de la misma forma.

Un beso lento que parecía borrar cualquier pensamiento de sus mentes, uno de esos besos que lograban detener el tiempo y hacer que todo se sintiera en perfecta calma. En esos momentos, Jungkook notaba cómo Jimin parecía perder el equilibrio ligeramente, como si el beso lo dejara sin aliento y debilitara sus piernas. Era un gesto pequeño que quizá solo estaba en su mente, pero le encantaba imaginar que era real, imaginar que causaba ese efecto en él.

En una de esas noches, mientras estaban susurrando en la oscuridad, se escuchó un golpeteo inesperado en la puerta.

—¿Jungkook? —llamó la voz de Soyeon desde el otro lado— Te escuché hablar, ¿estás con alguien?

El corazón de Jimin dio un vuelco, y sin dudarlo ni esperar ninguna indicación, se deslizó debajo de la cama, reteniendo la respiración.

Jungkook respiró un par de veces, tratando de sonar casual, se acercó a la puerta y la abrió.

—¿Mamá? Estaba... estaba hablando con Jin— dijo con naturalidad— Por teléfono. Lo siento si te desperté.

Hubo un breve silencio.

—Pensé... pensé que alguien estaba aquí. Bueno, no hables tan fuerte, cariño. Buenas noches, hijo.

—Buenas noches— respondió Jungkook, aliviado, cerrando la puerta.

Esperaron en silencio hasta que los pasos de Soyeon se desvanecieron en el pasillo. Jungkook dejó escapar un suspiro y se arrodilló para asomarse debajo de la cama, extendiendo la mano hacia Jimin.

—¿Estás bien? —susurró con una sonrisa.

Jimin tomó su mano y salió de su escondite, tratando de contener una risa nerviosa.

—Dios, casi me delato solo allí abajo. Nunca me he reído para adentro, mi estómago casi se me sale por la garganta. ¿Era necesario abrirle?

—Si no abría la puerta entonces no me habría creído una mierda— Jungkook volvió a besarlo, abriéndole la cama para que volviera a acostarse en ella— Solo hablemos más bajo. Mi madre tiene buen oído, pero no es supersónico. Tranquilo.

Por suerte, Soyeon no volvió a tocar esa noche.

Al día siguiente cuando los padres de Jungkook, aparentemente sin haberlo planeado tampoco, decidieron que toda la familia debía asistir a una salida imprevista. La noticia llegó de golpe, dejando a Jungkook y Jimin sin ninguna oportunidad para excusarse. El plan de escaparse juntos a Shibuya se había ido al caño.

Spine Breaker ☾ JJK+PJMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora