Trátame mal te lo pido

49 5 0
                                    


Dejé la puerta abierta, por si decidías regresar, 

pasaba el tiempo y esa puerta aún seguía abierta,

 pero algo cambió, y sabes que es?

que ya no soy dueña de esa casa. 

Porque no era un hasta mañana, era un adiós.

Me siento a un lado, y la enseño mis escritos, esperando que me diga algo bonito, pero solo se mantiene atenta, a cada frase que lee. Ni se inmuta cuando trato de acomodarla almohada, pero se la ve algo afectada. ¿Acaso me habré pasado? Lo descubro cuando termina, me dirijo hacia ella y no tengo ni idea de qué tiene en mente. Mantenemos la mirada un par de segundos antes de que ella la aparte con los ojos cristalizados.

Y no puedo evitar fijarme en cómo se lleva la mano hacia el pecho, mientras dice 

—¿Hija, qué tan mal te tratamos?— Y es entonces que me quedo en blanco y no sé qué hacer para suavizar mis palabras. 

—Solo estoy escribiendo, ¿acaso el terapeuta no dijo que lo hiciera siempre que necesitara desahogarme? Pues ahí lo tienes

Y es totalmente increíble cómo cambia el ambiente. Se siente algo diferente, pero aún más, cuando confiesa que ella también se siente así. Y me toca a mí lograr consolarla. Pero, ¿Qué se supone que tengo que decir? 

—Mama, por favor, no llores...

Pero sigue leyendo mis escritos, cada palabra pesa en el aire, y puedo ver cómo su expresión cambia de tristeza a algo que parece ser comprensión. 

—No sabía que te sentías así...— dice finalmente, su voz quebrada. Y es en ese momento, me doy cuenta de que, aunque he sido honesta en mis escritos, nunca realmente le hablé de mis sentimientos. Pero no logro hacerlo.

Así que tal vez deberías tratarme mal, y decirme una buena mentira, para poder seguir adelante con mi vida. Lo siento, no quise hacerte llorar, pero la sonrisa que me diste, incluso cuando tenias ganas de morir, me destruye mientras oscurece.

Estas en mis brazos, y no hay nada que pueda hacer para evitar decirte:

—Te amo—, no quiero hacerlo, lo siento, pero ya lo hago. Todo lo que quiero es nada más que oírte llamando a mi puerta, porque si pudiera ver tu cara una vez más, solo una vez mas, podría morir como un ser feliz, estoy segura de eso.

Pero cuando dijiste tu último adiós, morí un poco por dentro. Me dormí llorando en la cama toda la noche, sola, sin ti a mi lado. Pude ver la emoción en tus ojos, cuando te confieso que quiero seguir estudiando. Sé que te has ido, pero aun puedo sentirte en mis brazos. Como es eso?

Llegó aquel día. Y el entierro fue rápido y emotivo. Trataron de llevarme para no gritar en tu funeral, pero me negué e intenté comportarme, es lo que hubieses querido que hiciese. Pero realmente esta mierda me está destruyendo, y no soy capaz de pronunciar tu nombre sin sentirme culpable. 

Mi hermana estaba a mi lado, asistieron todos los compañeros de trabajo de mi padre. Esto más bien que un funeral parece una reunión de amigos. Les escuché haciendo un par de bromas, acaso esto les parecía gracioso? porque no me estoy riendo.

Parecía que había otra vida. Otra en la que si existías y eras tú la de las risas. También asistieron algunos vecinos. No me enteré de nada. Sinceramente, llevaba dos días sin hacerlo, solo podía mantener la mirada clavada en el ataúd que pronto estará bajo tierra. Lloré por primera vez en años, entendí que la sangre sabía muy poco de sentimientos y vivencias. Seguí dándole vueltas a aquello cuando llegamos a casa. Le preparé una tila a mi padre antes de que se quedase dormido en el sofá. Y vuelvo a mi cuarto a preguntarme las mismas preguntas de siempre, y no logro encontrar nada. No lograba hacerlo. La respuesta era confusa, como si tratase de darme una pista, pero cuando parecía hacerlo, se volvía en contra mía. 

Pero supongo que eso ya no importaba mucho, ya que pasaban los días y me pesaban las horas. 

Porque cuando logré decirte adiós. Fue como asistir a un funeral tras otro. Me vestí de negro por un par de días, rechazando al mundo y sus actos de amor. Regrese de entre los muertos, pero no regrese completa, y a veces me pregunto si acaso alguna vez lo estuve. Porque había momentos en lo que pensé, y realmente me replantee, no sentir. Aunque si soy sincera, hace tiempo que ya no lo hacía.
No realmente. Mis ojos veían, mis labios saboreaban, mis manos tocaban. Pero no sentía. No vivía. Mi cuerpo no parecía reaccionar. Me dormí, como si me perdiera de algo importante. Como si de hacerlo necesitaba la fe absoluta de saber que lo que creo reconocer a veces, volverá, de que algún día, lo hará. Pero no hago más que alejarme de quien una vez fui, y acercarme de lo que algún día puedo llegar a ser.

Y no se si estoy haciendo lo correcto, pero la verdad es que no puedo echarte de menos, porque estoy llena de ti. Y puedo intuir que tendré razón si digo que me voy a lamentarme de mis pecados, pero no lo hago. Así que espero fundirme con mi nueva yo, alguien a quien aún no he amado, o si, aún no lo tengo claro. Pero tengo pensado que será algo que tendré que hacer por mi misma más de vez en cuando. Por que mi mente siempre está un paso adelante... y mi cuerpo, atrás y sobre todo, me aterra que me conozcan, o desconozcan, más de lo que yo hago. Mas que tu cuerpo esté congelado, aunque sabes algo? de casualidad amo el invierno. Siempre lo he amado, y ahora a ti también te amo.

Así que espero que se descongele tu cuerpo y así, solo así, después de todo esto, podamos revivir los recuerdos. Sin tantos llantos ni lamentos de por medio. Ya que eres lo mas bonito q me ha dado la vida, y encima la vida me la has dado tu.

.

.

.

solo muere quien es olvidado.

Mis redes sociales: 💞🤍
Instagram: sabinadupont
Tíck tock: sabinadupont

𝐃𝐞𝐬𝐠𝐚𝐫𝐫𝐨𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐀𝐥𝐦𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora