Capítulo 5

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Sentía las gotas de sudor recorrer cada parte de mi cuerpo, incomodándome. Aún no me atrevía a mirar directamente a Conan, quien jugaba con el filo del hacha. Intentaba idear un plan en mi mente para escapar pero ni siquiera había ventanas y no creía ser capaz de poder robar el llavero de Conan.

Mientras observaba a mis alrededores me di cuenta que mi reloj para emergencias había desaparecido, de seguro me lo había quitado; como me hubiera servido ahora mismo.

—¿Sarah? —llamó mi atención con un chasquido de dedos; esta vez si volteé a verlo, pero no directamente a los ojos— ¿Escuchaste mi pregunta?

—No... ¿Qué me preguntaste? —intenté sonar firme, pero el nudo en mi garganta no cooperaba.

—Tienes que estar bromeando... Estás tan obsesionada con el bobo de mi hermano que ni siquiera puedes pensar en otra cosa que no sea él, qué asco de verdad. Ya dime, ¿por qué estás con Brian?

—¿En dónde estoy? ¿Dónde está Brian?

—Uno: no te diré dónde estás. Dos: no te diré dónde está Brian. Tres: no contestaste mi pregunta, otra vez.

—Por favor, dime si alguna vez te hice algo malo...

—Nunca en nuestra vida hemos convivido, Sarah. Estoy seguro que ni siquiera recordabas mi existencia, así que créeme que si me hubieras hecho algo malo ya te hubieras enterado.

—¿Y por qué estoy aquí entonces? —pregunté desorbitada.

—Por culpa de mi maldito hermano... ¿Por qué estás con Brian? Tienes que contestarme esa pregunta ahora si.

—¿Por qué más estaría con él? —pregunté retóricamente, viéndolo con seriedad; no logro comprender por qué le interesa saber eso— Me gusta y yo le gusto, listo.

—¿Qué sabes de él?

—¿Por qué me preguntas eso? Es tu hermano, tú lo conoces más que yo...

—Está claro que lo conozco más que tú, pero quiero saber lo que conoces de él.

—Vete a la mierda —le espeté con valor, levantándome del sillón café—, llévame de vuelta a Orbe. Tu problema es con tu familia, no conmigo.

—No tengo ningún problema contigo, pero estás involucrada en el problema —se puso frente a mí con el entrecejo fruncido, colocando el filo del hacha bajo mi barbilla—, y no me mandes a la mierda porque te recuerdo que tengo un hacha.

—Sé que no te atreverías a matarme —le dije con la voz entrecortada, mis intentos de ser valiente no eran muy exitosos.

—¡¿Matarte?! Blah, eso es aburrido, no me divierte matar. Pero lo que sí me divierte es hacer sufrir.

—¿Por qué haces esto?

—¿Por qué no hacerlo? Sé que para ti todo esto es absurdo, pero yo conozco la verdad y tengo mis razones. Cuando sepas la verdad lo entenderás.

—¿Qué verdad? ¿qué estás celoso de tu hermano por qué su padre lo quiere y a ti no? Eso es bastante inmaduro...

La expresión que adquirió el rostro de Conan era terrorífica, me produjo un escalofrío mortal y sentí como si en cualquier momento fuera a asesinarme. Lo había hecho enojar y me sentí arrepentida por eso. En menos de un segundo comencé a sentir un gran ardor espantoso en mi mejilla izquierda, mis ojos se llenaron de lágrimas y el nudo en mi garganta incrementó.

Pensé que me había dado una bofetada hasta que me cubrí la mejilla con mi mano y me dolió demasiado el contacto, sin embargo, cuando observé la palma de mi mano comencé a sentirme mareada por la sangre que estaba embarrada en ella. De reojo vi como gotas de sangre provenientes de mi mejilla manchaban mi traje y un poco de mi brazo.

Volví la mirada hacia Conan y él tenía el hacha en alto, con el filo cubierto de un poco de mi sangre. Me seguía observando con amargura pero era muy notorio en sus ojos que su intención no era alzar el hacha hacia mí y hacerme un corte un poco profundo en la mejilla, casi en el ojo. Me cubrí la herida nuevamente, con ganas de llorar de miedo y dolor. Me daba pavor moverme.

Me miró de arriba hacia abajo seriamente, como si procesara lentamente lo que sucedía, dejó caer el hacha en el suelo y se dio la vuelta velozmente hacia la puerta por la que había entrado, abriéndola y saliendo nuevamente. Escuché como cerró con llave por fuera.

Justo cuando escuché sus pasos alejarse me derrumbe en el suelo a llorar, no sabía con claridad si mis lágrimas eran de terror o dolor, pero me temblaba todo y la mejilla me ardía horriblemente. Me quité uno de los guantes de mi traje y lo coloqué lentamente sobre mi herida, esperando a que el sangrado se detuviera.

Pasados unos momentos, cuando me había quedado seca de lágrimas, me levanté del suelo y me recosté en el sillón a descansar, quedándome dormida sin previo aviso. Me desperté de golpe debido a que tuve una pesadilla sobre que la habitación se incendiaba y moría quemada; el ardor de la herida en mi mejilla tenía cierta culpa sobre la pesadilla.

Necesitaba un abrazo de Brian, lo extraño demasiado. Espero me estén buscando si es que ya saben sobre mi desaparición; sé que él debe estar pensando en mí como yo en él.

No supe cuánto tiempo me quede dormida pero cuando volteé hacia la mesa me pareció extraño observar sobre ella un vaso con agua y un plato con una galleta pequeñísima. De seguro Conan había entrado a dejarlo mientras estaba dormida. Nunca había odiado tanto a alguien en mi vida como lo odiaba a él, pero el problema es que no solo era odio sino que un tremendo miedo de lo que puede ser capaz; casi me rebana la cara con el hacha.

Me levanté del sillón negándome a estar un segundo más atrapada ahí y comencé a buscar algo que pudiera servirme para abrir la puerta y escapar. El hacha no funcionaría debido a que la puerta es de metal, como lo era la de la bodega en el planeta G-03. Revise el baño y no había nada, ni siquiera había agua en la llave. En el refrigerador de la cocina tampoco había algo, menos en la alacena y en los cajones.

No había absolutamente nada. Frustrada, me recargué en la pared dejando un poco de mi peso caer y al escuchar un sonido hueco se me ocurrió una maravillosa idea. Toqué con mi puño la pared y me di cuenta que no era de concreto sino que de madera o algún material débil, no lo sé, pero aquello me dio esperanza.

Corrí a recoger el hacha que seguía en el suelo, cubierta de un poco de mi sangre, y volví a posicionarme frente a la pared. Con dificultad alcé el hacha con ayuda de mis dos manos y golpeé la pared con ella, encajándola; fue un poco difícil desengancharla de la pared.

Golpeé la pared fuerte mente con el hacha al menos unas seis veces, ayudándome con patadas o golpes con los puños, y finalmente se abrió un gran hueco por donde podía salir de ahí.

Tiré el hacha al sueño y me apresuré por entrar en el hueco y salir de la pequeña habitación, sin embargo, una vez fuera caí al suelo debido a que perdí el equilibrio, golpeándome con dureza el costado. Mi corazón se aceleró ya que estaba afuera, había logrado escapar. Me puse de pie de un brinco y observé que la habitación donde estaba por fuera era en realidad una pequeña casa de color beige desgastado y con techo de color naranja.

Mientras recuperaba el aliento perdido tras todo el esfuerzo que hice anteriormente para escapar, analice mi alrededor y se me congeló el corazón. Estaba todo oscuro, desde el techo hasta los costados a lo lejos, pero una luz proveniente de algún misterioso lugar me permitía observar que alrededor estaba lleno de pequeñas casitas de un piso, parecidas a la que le había hecho un hueco en la pared, solo que las demás de distintos colores y formas, con techos planos o puntiagudos, pero todas desgastadas. Sin embargo, no estaba en ningún vecindario.

Era como si hubieran colocado esas casas ahí a propósito, como si estuvieran dentro de una caja oscura gigante. Era muy extraño.

Me exalte al sentir que al quien tocó mi hombro detrás de mí, cuando me volteé vi a Conan con una máscara de gas puesta. Sin darme tiempo de correr, extendió un spray hacia mi rostro y me roció con el, incrementando el ardor de mi herida y provocando que cayera desmayada, de nuevo.

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