Los Dorados comenzaron a inspeccionar el área, entrando en la casita donde me habían encontrado los hombres encapuchados, además, se llevaron a Adolf en contra de su voluntad; supongo que lo encerrarán en la prisión.
—¿Cómo te sientes, Gray? —me preguntó Millen amigablemente, colocando una mano sobre mi hombro— ¿Qué te pasó en la mejilla?
—Preferiría no hablar sobre eso ahora mismo...
—Entiendo, entiendo, bueno... Ven, sígueme, vamos a la nave.
—¿Cómo me encontraron? —le pregunté desorbitada mientras caminábamos juntas hacia afuera de la caja negra. De reojo vi como algunos Dorados le pusieron esposas a Conan y después lo levantaron de suelo para comenzar a seguirnos.
—Realmente no te encontramos a ti o a Conan, rastreamos a Adolf, ya que andaba en busca de él junto con su gente, y nos guió directamente acá.
—¿Entonces encerrarán a Adolf? ¿Qué le harán a Conan? ¿Encontraron a Brian...?
—Ey, tranquila —me interrumpió riendo cuando cruzamos el umbral de la puerta de metal, adentrándonos al radiante y salado ambiente de afuera. Observé que los marineros seguían con sus labores tranquilamente—, guarda tus preguntas para cuando lleguemos a Orbe.
—¿Qué harán con los marineros? —pregunté con curiosidad, pues realmente no se veían peligrosos.
—Nada, no nos han causado problemas.
Solo había una nave de la Legión Dorada y estaba situada sobre la cubierta del barco, levitando un poco. El acceso a la nave estaba abierto y pude observar que dentro estaban Adolf -aún atado y tirado en el suelo- y Conan, a quien lo habían adherido a un asiento con el cinturón: aún seguía inconsciente, se veía demasiado calmo de esa manera, como si no fuera un asesino brutal.
Entre a la nave junto con Millen y los Dorados restantes y la compuerta se cerró una vez todos estaban dentro. Divise que varios marineros se despidieron de mí agitando la mano amigablemente; me pareció muy extraño pero me dio gracia, pues ni siquiera los conocía.
Tomamos un asiento y nos preparamos para el despegue, fue muy turbulento cuando estábamos saliendo de la atmósfera del mundo hecho de un océano. Desde el espacio el planeta lucía hermoso, me pregunto cómo Conan habrá descubierto su existencia, además de los marineros.
—Ten, Sarah —Millen llamó mi atención y me extendió uno de esos jarabes asquerosos para no tener efectos adversos al viajar a la velocidad de la luz. Lo agarré con pesadez y le di un gran sorbo, arrugando la nariz—, no nos gustaría que te deformaras.
Cuando el piloto de la nave contó hasta el número 3 para indicar que iniciaría el viaje, volví a sentirme como la última vez: horrible. Sentí como si me estuviera derritiendo en el asiento, inmóvil, mientras la nave daba sacudidas extremas y se movía como olas. En un segundo, todo se detuvo y sentí que estaba a punto de vomitar, por lo que tuve que cubrirme la boca con fuerza y clavar la vista en el suelo para distraerme.
—Cuando lleguemos a Orbe comerás un festín, créeme —me comentó Millen con una sonrisa.
Observé por la ventana de la nave la estación espacial: se veía exactamente igual a la última vez, lo único diferente era lo que sentía en mi interior. Tenía una sensación de que algo estaba mal, como si me faltara algo por hacer o no lo sé, era muy extraño, pero decidí ignorarlo.
La nave entró por una compuerta que se abrió en la estación espacial y finalmente estábamos dentro; esbocé una pequeña sonrisa a ver el mercado de lejos. Me preguntó si mis amigos se habrán preocupado por mí y espero que Brian esté bien.
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Serendipia
Fiksi Ilmiah"Encontrar algo bueno sin buscarlo" Sarah es una celebridad debido a que sus padres pertenecían a la Legión Dorada, y su novio: Brian Blanc, es el hijo del gobernador supremo de la estación espacial Orbe. Toda su vida era perfecta hasta que llega Co...