Lo que tenía calculado en mi mente es que habían pasado aproximadamente dos horas desde que desperté en la estancia con el incómodo casco de astronauta en mi cabeza. Conan había salido de la estancia múltiples veces para revisar a los astromóviles y examinar cuánto llevaban avanzado con su arduo trabajo para reparar la nave, pero era un poco evidente que al no tener tantos recursos materiales al alcance sería un proceso algo tardado, además, no eran muchos astromóviles como parecía en un principio.
En una de sus muchas excursiones hacia el exterior, finalmente Conan regreso con una mueca de disgusto en el rostro, retomando asiento a mi lado, pero esta vez con menos distancia entre nosotros, lo cual me pareció más normal.
—¿Qué sucedió?
—Dicen que la nave estará lista en dos horas más —me contestó encogiéndose de hombros, probablemente sin saber sobre qué quejarse en ese momento.
—Eso es bueno —me sentí más tranquila y solté un suspiro—, muero por tener el USB con la información de mis padres.
—¿Cómo es posible que mi maldito padre sepa más sobre tus padres que tú misma?
—Mis padres no eran mucho de hablar sobre ellos —me torne cabizbaja con una sonrisa nostálgica—, recuerdo que siempre cuando me quejaba de algo que me había sucedido decían: "de nada sirve recorrer el pasado si no te ayudara a avanzar hacia el futuro". Y si tenían razón, tal vez es por eso que jamás me hablaron sobre su vida en la Tierra, pues si ya no existía, ¿para que intentar devolverla?
—Tus padres eran sabios —dijo después de unos minutos, cavilando y apartando la mirada de mis ojos.
—Yo también lo soy —recalqué intentando cambiar de tema, pues no me apetecía hablar con él sobre mis padres si no era para saber su razón de muerte.
—Tu no eres sabia —me observó con disgusto, criticándome con la mirada a lo que me sentí ofendida y le hice mala cara.
—Tu tampoco lo eres.
—Jamás dije que lo era —levantó las cejas y me miró de arriba hacia abajo, se levantó y se alejó lentamente con dirección al exterior, supongo que para apresurar a los astromóviles y que terminaran su trabajo más rápido.
Me acosté en el suelo con cansancio, pues la falta de oxígeno me fatigaba fácilmente, además, el casco no me permitía respirar muy profundamente. De un momento a otro me exalte al escuchar un chirrido metálico potente provenir de la entrada a la estancia, intenté taparme los oídos pero pronto recordé que llevaba un casco puesto, así que solo esbocé una mueca de desgarrado ante ese chillido.
Me levanté del suelo cuando vi a cuatro astromóviles entrar y cargando encima de ellos una pieza metálica más grande que los mismos. No parecían ponerle mucho esfuerzo al andar con esa cosa, supongo que su metal aún era muy fuerte a pesar de estar casi completamente percudido.
Avanzaron hasta que llegaron a la esquina de la estancia y con brusquedad alzaron la pieza metálica y la dejaron caer al suelo arenoso, provocando que se levantara una fina capa de polvo café. Me acerqué con curiosidad y los automóviles se giraron hacia mi velozmente enfocándome con su lente.
—¿Qué es eso? —pregunté apuntando a la pieza al tiempo en que se ponían como barrera frente a ella, como si temieran a que la robara.
—El motor de energía de protones —contestó uno de los robots con voz sintetizada, aún frente a la pieza.
—Si le quitaron el motor a nuestra nave, ¿cómo se supone que funcionará?
—El motor no le otorga energía sino poder, señorita Gray —me explicó otro de los cuatro, con una voz parecida al anterior y a Brown—. Su nave funcionará con las mejoras que le agregamos, no obstante, no tendrá energía para usar las armas equipadas, fuera de eso, ejercerá una función correcta ya que cuenta con un motor más: el de la energía principal.

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Serendipia
Ciencia Ficción"Encontrar algo bueno sin buscarlo" Sarah es una celebridad debido a que sus padres pertenecían a la Legión Dorada, y su novio: Brian Blanc, es el hijo del gobernador supremo de la estación espacial Orbe. Toda su vida era perfecta hasta que llega Co...