Intercambie miradas de desconcierto y terror con Conan al presenciar aquella escena tan extraña: todas las criaturas de la tribu me apuntaban directamente y exclamaban cosas en su idioma que no comprendía, pero como me había explicado Conan, todos creían que era su dedidad.
Me exalte cuando sentí la borda de madera en la que estábamos temblar y dirigí mi vista hacia mi costado, hacia las escaleras, donde una de las criaturas asomó su cabeza y nos hizo un gesto extraño con las manos. Me giré hacia Conan con el ceño fruncido en busca de respuestas.
—Quieren que bajemos —me explicó viendo hacia todos lados con desconfianza.
Una vez bajamos de la borda me sentí demasiado ansiosa y aterrada, no sabía lo que debía hacer. Además, me sentía mareada, aún tenía la sensación de estar encima de la tabla de madera inestable.
Toda la tribu se acercaba a nosotros, analizándonos detenidamente con sus lanzas alzadas, aunque algunos se inclinaban ante mí, como si me reverenciaran. Me acerqué a Conan y por instinto me coloco detrás de él.
—Menos mal que se dieron cuenta antes de calcinarnos —me susurró en tono burlón y le dediqué una mirada de preocupación.
—Pero yo no soy su Deidad, cuando se den cuenta de eso nos matarán, ¿qué haremos?
—Tengo un plan, déjamelo a mi.
Quería confiar totalmente en él, pero algo no me lo permitía, me sentía intranquila; tal vez era la voz de Brian en mi cabeza.
Había recibido una oportunidad para vivir, no la desperdiciaré. Intentaré sacarle a Conan toda la información posible, en especial sobre la causa de muerte de mis padres, él lo sabe. Siempre lo ha sabido.
Las criaturas de la tribu alrededor de nosotros exclamaban cosas que no comprendía para nada, por lo que me giré hacia Conan lentamente con una expresión de desconcierto y después de unos segundos de un contacto visual extraño, soltó un suspiro cansado y dio unos pasos al frente, dirigiéndose a las criaturas, las cuales se alzaron y aproximaron hacia Conan prestando suma atención. A pesar de estar muerta de miedo me parecía fascinante aquel lugar.
Al momento en que Conan terminó de dirigirse hacia la tribu, todas las criaturas estallaron en vítores extraños, aunque algunas demostraban decepción, pero la mayoría denotaba entusiasmo, caminando y brincando de un lado a otro, acarreando cosas y charlando con sus compañeros de tribu.
—¿Qué sucede? —le pregunté a Conan con el ceño fruncido, sin comprender absolutamente nada; eso era estresante.
—Les confirme que eres su Deidad —me contestó y antes de poder protestar, colocó su dedo índice sobre mis labios para callarme; supongo que soy bastante predecible. Le hice mala cara y lo dejé continuar, apartando su mano de mis labios—. Me inventé la historia de que durante tu ausencia tuviste un accidente que te costó la memoria, sin embargo, sentías una conexión con este lugar y por eso lograste regresar, yo te encontré en el camino y te ayude... Ah, si, también les comenté que junto con tu memoria también perdiste tu capacidad lingüística, por lo que lo mejor es que permanezcas callada o te limites a decir pocas palabras.
—Eres un mentiroso... —susurré furiosa y mortificada pensando en la pobre tribu ilusionada.
—Te estoy salvando la vida —recalcó de forma severa—. Nos dejaran irnos a la mañana, debemos quedarnos a un festín que harán en tu honor.
—¡¿Un festín?! ¿Si acaso sabes cómo se llama su Deidad?
—No creo que sea necesario saber su nombre... Ven, vamos con tus súbditos —me dijo de forma burlesca y lo fulminé con la mirada. Lo más probable es que su plan saliera mal.
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Serendipia
Fantascienza"Encontrar algo bueno sin buscarlo" Sarah es una celebridad debido a que sus padres pertenecían a la Legión Dorada, y su novio: Brian Blanc, es el hijo del gobernador supremo de la estación espacial Orbe. Toda su vida era perfecta hasta que llega Co...