Capítulo 16

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La superficie del satélite era una especie de arenisca azafranada con muy pocos cráteres y leves manchas cafés. Además, en ciertas partes estaban marcados caminos de huellas provenientes de llantas.

Frente a la nave colisionada y medio destruida, donde en el interior nos encontrábamos Conan y yo, se encontraba un amplio grupo de robots apuntándonos con armas provenientes de sus múltiples brazos metálicos y plateados.

Los robots no tenían forma de androide sino de ese tipo de robots astromóviles que alguna vez observé en los libros que mis padres habían llevado consigo a Orbe cuando abandonaron el planeta Tierra, los que enviaban a diferentes planetas para explorarlos mediante ellos. Probablemente esos robots eran una especie parecida, sin embargo, estos se veían abandonados, gastados y abollados, además, portaban con múltiples armas y no parecía que alguien externo los controlara.

Me giré hacia Conan con una expresión de desconcierto al no saber qué hacer ante tal situación, pero observé en su rostro que él también estaba pasmado, sin embargo, después de unos segundos tomó un aire egocéntrico y seguro y bajo de la compuerta elevada de la nave hacia el suelo, aterrizando duramente contra superficie levantando una pequeña capa de polvo café.

Rápidamente todos los robots se volvieron hacia él y lo rodearon amenazadoramente, apuntándole con múltiples armas que se alzaban en sus brazos robóticos.

—Un movimiento más y disparamos —habló uno de los robots con tono muy alto y con voz sintetizada, sin mostrar sentimiento alguno.

—Como ya observaron, sufrimos un accidente —Conan apuntó hacia la nave con una sonrisa irónica—, no estamos aquí por gusto y no tenemos afán de atacarlos, solo queremos regresar a casa...

Cuando dijo casa no pude evitar verlo con otros ojos. Su pronunciación fue tan natural que no sabía diferenciar entre sí estaba fingiendo o si realmente había dicho aquello con esa intención de regresar, pero pronto me apresure a quitarme esas ilusiones de la cabeza ya que lo más probable era que estuviese fingiendo, sería lo más factual.

En el momento en el que Conan alzó la vista hacia mí, aparte la mirada de inmediato, intentando apreciando el bello planeta verde sobre el cual orbitaba el satélite donde nos habíamos estrellado.

De repente, comencé a sentirme mareada y con unas tremendas ganas de vomitar, llevé mi mano hacia mi frente ya que comencé a sentir que todo daba vueltas alrededor desde mi perspectiva a excepción de mi persona, apartando la vista del planeta verde. Mi respiración cada segundo que pasaba comenzaba a ser más acelerada y para nada profunda y mi corazón latía a la velocidad de la luz. Sentía que no podía respirar y cada que cerraba los ojos para parpadear presentía que después no iba a poder abrirlos.

Antes de dirigirme hacia Conan y comentarle que me sentía mal, repentinamente mis piernas perdieron la fuerza con la que me mantenían de pie y sentí que la gravedad me arrastró hacia abajo. Caí de la compuerta de la nave a la superficie del satélite y todo se tornó oscuro a mis ojos.



En el segundo en que abrí los ojos de nuevo me espanté y creí que me daría un paro cardiaco por el susto. Tenía un casco puesto encima y rápidamente coloqué mis manos sobre el casco de metal -o plástico demasiado duro- para intentar quitármelo pero no podía por más que forcejaba; de pronto sentí que el casco tenía un anillo para el cuello que me impedía retirármelo al estar demasiado ajustado. Comenzaba a sentirme sofocada

Por el visor protector de vidrio del casco que abarcaba el tamaño de mi rostro para permitirme ver lo más posible al exterior, me di cuenta que estaba en una estancia parecida a un almacén mecánico: estaba bastante bien iluminada, con muchas máquinas y herramientas, el suelo era del mismo material que la superficie del satélite, pero las paredes y el techo parecían estar hechos de concreto oscuro, con muchas manchas demostrando lo deteriorado que estaba.

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