El día después de el problema que tuve con Brian me dirigí al Centro para verlo, sin embargo, el señor Blanc me recibió y me informó que estaba ocupado, me ordeno que volviera a casa y él me buscaría cuando tuviera tiempo libre. Sinceramente pensé que mentía: el señor Blanc no me quería en el Centro o Brian no quería verme, cualquiera de las dos situaciones me hacía sentir mal.
Al segundo día, antes de intentar colarme al Centro me dirigí al sendero de árboles rosas y azules a saludar a Marc y Bob mientras comían sopa de pollo en su descanso. Me senté a su lado en una banca y ellos me observaron expectantes, dejando de comer.
—Necesito que me ayuden a entrar al Centro.
—Ni siquiera nos has contado tu aventura de cuando desapareciste —recalcó Bob, dejando su plato en el suelo.
—Es verdad —agregó Marc, cruzándose de brazos—, antes de cualquier cosa tienes que contarnos todo, sino no te ayudaremos.
—Está bien, solo para que dejen de molestar.
De mala gana comencé a contarles todo lo que sucedió después de separarme de ellos el día del fallo en la gravedad de la estación. Me aseguré de no omitir ningún suceso o detalle porque sé que lo notarán y comenzarán a hacerme un interrogatorio. Después de media hora, terminé con mi relato y ellos intercambiaron miradas cómplices, comunicándose entre ellos.
—Está bien, te ayudaremos a entrar al Centro —dijo Bob seriamente—, pero nos tienes que contar todo lo que te suceda.
—Sabes que somos fanáticos de tu vida, Sarah —mencionó Marc de mala gana—, a veces pienso que se te olvida quién eres.
—Ya... entonces, ¿tienen alguna idea de cómo podría entrar? —les pregunté con esperanza. Algo brillante se les ocurrirá.
—Creímos que ya tenías un plan, supongo que tendremos que improvisar...
—¡No! —interrumpí a Bob, levantándome de la banca y colocándome enfrente de los dos— Improvisar es lo peor.
—¿Por qué no tocas la ventana de tu amorcito y cuando él la abra le preguntas si puedes entrar? —preguntó Marc, como si fuera lo más fácil del mundo.
—Solo ideen una distracción para los guardias de la entrada y yo me escabulliré adentro, es sencillo.
—¿Entonces por qué nos preguntas si tenemos una idea de cómo entrar si tú ya sabes? —me cuestiono Bob frunciendo el ceño.
—Mi idea se me acaba de ocurrir... Bueno, piensen en una buena y creíble distracción, más tarde yo los buscaré para llevar a cabo el plan.
—¿Por qué no lo hacemos ahora mismo? —preguntó Marc levantándose de la banca con energía, seguido de Bob.
—Porque... no lo sé, es muy apresurado. Ustedes ideen la distracción, los buscaré en unas horas.
Me despedí de ellos con un gesto de cabeza y me marché de ahí con dirección al mercado para comprarle un regalo de reconciliación a Brian, además, le debo uno por su cumpleaños.
Hace mucho no había estado en el mercado, no lo recordaba tan gigantesco. Solo había una calle principal bastante ancha, donde a los costados había ciertos puestos de baratijas y después estaban los edificios y las tiendas que se alzaban hasta el techo de la estación, incluso había puentes y escaleras en el aire que conectaban a diferentes edificios y lugares. La luz y el sonido de los anuncios en las pantallas que levitaban varios metros sobre el suelo me encandilaban.
La calle principal rebosaba de seres y humanos, algunos me saludaban y sonreían y otros ni siquiera sabían quién era, pero lo que me dejaba tranquila es que no podían observar el vendaje de la herida en mi mejilla debido a que Jessy me prestó su maquillaje para ocultarla; es una gran amiga y salvadora.
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Serendipia
Ciencia Ficción"Encontrar algo bueno sin buscarlo" Sarah es una celebridad debido a que sus padres pertenecían a la Legión Dorada, y su novio: Brian Blanc, es el hijo del gobernador supremo de la estación espacial Orbe. Toda su vida era perfecta hasta que llega Co...