CAPITULO 15

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Han pasado ya dos meses desde que vivo con Alexánder ha sido tan maravilloso; siempre atento y cariñoso conmigo, este tiempo ha estado tan ocupado que hay días que llega noche al departamento directo a dormir; me ha dicho que es por el proyecto que requiere mucho tiempo, y la que se maneja la mayoría del tiempo con él es Vanessa, casualidad, no lo creó y me tiene inquieta, sé que lo usará a su favor. Confío en él así que trato de no pensar mucho en esa situación, estoy terminando mis estudios en línea; Alexander, se ocupó de todo los detalles además de tomar clases de baile en la academia de danza Lux así que también tengo una parte de mi tiempo ocupado.

En este momento estoy en casa, tengo tiempo libre así que he decidido ir a la empresa para darle una sorpresa a Alexander, no sé si es una buena idea Pero el saber que Vanessa está allá me hace actuar.

- Sra. Ruiz no voy a almorzar aquí hoy - dije entrando a la cocina.
- Piensa salir?
- Sí, voy a ir a la empresa para darle una sorpresa a Alexander, creé usted que le gustará?
- Claro que sí, eso no lo dudo.
- Bueno entonces me voy; puede avisarle a Mike que tenga listo el coche, por favor.
- Sí señorita.

Me terminé de colocar mi chaqueta de cuero Negro y salí rumbo al estacionamiento.

- Hola chicos, vamos a la empresa está bien.
- Como usted diga, el señor ya sabe? - preguntó Anton.
- No, y no vayan a arruinar la sorpresa diciéndole, ok. - Asintieron y emprendimos el camino.

Una vez llegué, entré al edificio junto con Anton, mientras Mike estacionaba el coche, subimos al ascensor hasta el piso 20, salí y fuí directo donde estaba la secretaria.

- Hola buenos días, el señor Alexander se encuentra? - pregunté, la chica me sonrió
- Sí, pero está en una reunión en este momento; dígame su nombre para anunciarla y ver si la puede atender.
- Dígale que está aquí Isabel Spears.
- Tomé asiento, un momento por favor - la chica se va y yo tomó asiento en uno de los asientos, fue un breve momento porque volvió casi enseguida.
- Señorita Spears, puede pasar.
- Gracias - le contesté.

Entré y ahí estaba él tan hermoso como siempre, junto a él se encontraba la arpía de Vanessa.

- Hola amor, pasó algo? - se acercó a mí y me dió un beso.
- No, no ha pasado nada simplemente quise venir a verte o no puedo?
- Tú puedes venir cuando desees solo qué me has sorprendido; es la primera vez que vienes a la empresa.
- Es que tenía libre y quise aprovechar; además te extrañé.
- Ah, sí? Ojalá fuera más seguido. Ya almorzaste?
- No, a eso venía a que fueramos a almorzar juntos.
- Bueno, Vanessa y yo estamos discutiendo unas cosas acerca del proyecto; en cuanto terminemos podemos ir, te parece?
- Claro y hola Vanessa - dije viéndola - disculpa por no saludarte antes, es que Alexander acapara toda mi atención.
- No te preocupes, es más te entiendo. - dijo con una sonrisa que quise desaparecer, cínica.
- Amor, toma asiento. - dijo Alexander señalando el asiento al lado de él.

En lo que estuve ahí, la víbora no desaprovechó en lanzarle miradas y rozar su mano con la de Alexander, yo estaba tan furiosa que quería lanzarme encima de ella y golpearla pero no debía; aunque no quisiera era una clienta muy importante así que tenía que aguantar sus provocaciones. Una hora después terminaron de ponerse de acuerdo y se fué.

- Entonces que quieres comer? - preguntó Alexander mientras terminaba de organizar sus cosas.
- Lo que tú quieras - dije en tono molestó.
- Que te pasá? - preguntó mirándome fijamente
- No me gusta que esa mujer esté cerca de tí - solté con disgusto.
- Es trabajo por eso está aquí, este proyecto es importante; ella es la encargada y debe estar supervisando si le gusta nuestra propuesta o no.
- No, ella quiere tenerte y tiene mucha ventaja porque es estudiada, inteligente, de buena familia, tiene dinero y yo...- yo no era nada, no tenía nada y tenía miedo que él se fijara en esas diferencias.
- No me importa, yo te elegí a tí así que no pienses cosas que no son; esto es solo negocio y nada más.
- Sabes que ella no está aquí por eso, no, ella está aquí porque quiere estar cerca de tí, es una coqueta que quiere engatusarte.
- Basta!! Es suficiente; no tienes porque ponerte así, ya te he dicho muchas veces que no tuve, tengo, ni tendré nada con ella; se acabó, no quiero discutir por esta tontería, hablé claro. - Asentí no dije nada más porque podría resultar desfavorable para mí, así que lo dejé así. No quería que se molestará conmigo por causa de ella, así que rodeé el escritorio acercándome a él.
- Disculpa, no quiero discutir contigo. - rodeé su cuello con mis brazos, lo atraje hacia mí y besé sus labios - No volverá a pasar.
- Tienes que confiar en mí.
- Pero si confío en tí. - le dí un beso en el cuello - lo juró. - mí intensión era que se disipará la tensión y lo estaba logrando.
Él me abrazó por la cintura y me apegó más a su cuerpo, me besó apasionadamente, un besó profundo, delicioso que bajó lentamente por mi mejilla hasta llegar a mi cuello.
- Ah - gemi, metió su mano por debajo de mi falda apartó la braga y empezó a estimular mi clítoris, era tan sensible, no tenía que hacer mucho para excitarme, sin dudarlo empecé a quitar el cinturón y desabroché el botón de su pantalón, baje la cremallera, metí mi mano debajo del boxer, saque su miembro y empecé a masturbarlo, gruño de placer, movía mi mano de arriba a abajo primero lento y luego aumenté el ritmo, escuchar como jadeaba me excitaba aún mas.
De repente detuvo mi mano, me dió la vuelta, subió mi falda y me recostó sobre la mesa mis pechos tocando el escritorio, bajo mis bragas, en una de sus manos enredo mi cabello tirando un poco de él, acción que me excitó y me penetró de una sola estocada.
- Alex!! - me queje por la intrusión.
- Lo siento, pero no pude controlarme - comenzó a embestirme de manera ruda, salía y entraba tan profundo que no paraba de gemir, me tenía tan excitada, me gustaba la forma en la que me estaba tomando, siempre ha sido suave pero está vez era rudo, duro en cada embestida que da. Estoy a punto de obtener el orgasmo puedo sentirlo cambió el ritmo a uno más rápido que podía escuchar nuestras respiración agitada y el choque de nuestros cuerpos; entonces sentí los espasmos en mi vientre, tense los músculos, me estremecí llegando al clímax, Alexander siguió sus embestidas y después de unas cuantas se corrió dentro de mí.
- Vas hacer que te deseé cada vez más; cada vez que mire este escritorio recordaré que te hice mía y voy a querer tenerte entre mis brazos. - dijo saliendo de mí, empezando a arreglarse.
- Si lo deseas puedo venir cada vez que me llames. - dije mirándolo coqueta y haciendo la misma acción.
- Lo tendré en cuenta, aunque lo expontaneo me gusta más.

Después de eso fuimos a un restaurante precioso y elegante a almorzar, la comida estuvo exquisita tuvimos una plática agradable y amena, todo con él era tan sencillo y expontaneo; no me sentía forzada a fingir, sino quería algo o no lo deseaba podía decirlo libremente sin miedo a reprimenda; algo que hacia que lo quisiera cada vez más.

Sálvame (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora