Capítulo 23

71 11 6
                                    

JACK

Tenía la hamburguesa que me había pedido delante de mí, pero no tenía mucha hambre, el hecho de pensar que podría perder a Mad me quitaba el apetito.

Llevaba unos días pensando en que se acercaba el día en que Emily intentó quitarse la vida. Y el hecho de que su hermana pequeña quisiera hacer lo mismo me preocupaba y tampoco entendía muy bien por qué si nunca nos habíamos soportado.

—¿En qué piensas tanto? —me preguntó mi padre, y el recuerdo de Parker en ropa interior me vino a la cabeza.

Que estuviera en ropa interior con esos cortes mientras yo estaba arrodillado limpiándole las heridas, hacía que la viese como una diosa griega con heridas de sobreviviente.

—En nada, solo estoy cansado —Le contesté esperando a que cambiase de tema porque si no no podría controlar lo que pasase con mis hormonas.

—¿Y qué habéis hecho Madison y tú antes de venir? —Otro recuerdo me vino a la mente. Cuando terminé de limpiarle las heridas me levanté y en cuanto ella también se puso de pie nos quedamos observándonos el uno al otro, solo escuchando nuestras respiraciones, hasta que por suerte Noah llamó y entonces los dos nos separamos de golpe—. ¿Jack?

—Solo hemos estado jugando a básquet, ya sabes que ahora la familia Paker están un poco nerviosa y a Mad le sirve jugar para distraerse.

—Ahora necesitan mucho apoyo, así que eso es lo que vamos a hacer, ¿entendido? —yo afirme con la cabeza y le di un mordisco a la hamburguesa.

Después de cenar nos quedamos un rato en el restaurante, ya eran las doce, por tanto, ya era el día siguiente, más concretamente el 13 de noviembre. Mad no había cogido el móvil en todo el rato que habíamos estado en el bar. Pero cuando lo hizo y vio la hora, se tensó al instante. Su pierna empezó a moverse con ansiedad.

—Mad, ¿estás bien? —ella levantó la cabeza y vi como le costaba respirar—. ¿Me acompañas afuera?, necesito tomar el aire —ella se levantó sin decir nada y como toda la familia preguntó por qué nos íbamos, decidí decir que era porque yo quería salir a fumar, antes que de decir que Madison estaba mal.

Al salir fuera me senté en el banco donde estaba ella.

Tu diosa griega.

¡Para! Solo es Mad.

Ese era el problema, que era Mad, la chica que odiaba porque me hacía sentir cosas que no quería sentir.

¿Acabas de decir tú eso?

Madison Parker me gustaba, pero nunca lo quise admitir porque sabía que me iba a romper el corazón.

—¿Mad? —ella no paraba de mover la pierna con ansiedad mientras que se arañaba el pecho. Así que para que parase le cogí la mano e hice que me mirara—. Todo está bien, de verdad.

—No, Jack, no lo está —se me paró el corazón—. Y por más que me lo digas no va a estarlo nunca —Vale, eso me sentó un poco mal, el hecho de saber que no la estaba ayudando me mataba.

—A lo mejor las cosas no están bien —Y aunque a lo mejor ella no quería ayuda, yo no me iba a rendir tan fácilmente. No quería verla sufrir y no hacer nada—. ¿Sabes lo que te iría bien? —ella negó con la cabeza—. Romper cosas y gritar.

Así que me levanté y le dije que me siguiera, nos metimos en el coche después de avisar a la familia de que nos íbamos y tal como nos subimos la guié hasta la casa de mi abuelo, la cual me dejó cuando murió.

—¿Por qué estamos en la casa de tu abuelo? ¿Y por qué necesitamos esto? —preguntó viendo que le daba unas gafas y unos guantes de obra.

—Ya lo verás.

Todo PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora