Capítulo 44

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JACK

Estaba de vuelta al pueblo, ya que en el departamento de orientación psicológica —donde estaba trabajando en modo de prácticas— me habían dejado tres semanas de vacaciones de Navidad antes de hacer mi jornada intensiva.

Mientras mi cabeza pensaba en como me estaban yendo las prácticas, tenía de fondo la lista de reproducción que le había dedicado a Mad.

Tenía claro que no la iba a dejar sola y que la mejor manera para decírselo era con una canción, o más de una.

Bajé del coche una vez llegué a mi casa y me dirigí a la entrada.

—¿Ya has vuelto? —me preguntó desde el sofá mi hermano.

—Tanta emoción no le pongas —dije con un tono de ironía.

Luego se levantó y me vino a abrazar.

—Emily y yo íbamos a ir a la casa de verano. Papá y mamá me han dicho que pasáramos a buscar a Mady, por si ella quería venir con nosotros. Podrías ir a buscarla ahora; mientras yo voy a buscar a mi novia al trabajo. Ya sabes que cuando me quedo con Madison a solas...

—Perfecto —lo interrumpí.

Una vez deshice la maleta, me dirigí a casa de los Parker.

No tardé mucho en llegar, ya que fui en coche.

Una vez delante de la puerta, llamé al timbre, esperé, pero nadie me abrió. Llamé al teléfono de Mad por si no estaba en casa, pero el móvil estaba fuera de cobertura. Me tensé.

¿Dónde coño está?

No me dio mucho más tiempo a pensar las cosas porque mi cuñada y mi hermano habían llegado.

—¿Qué haces aquí fuera? —preguntó Emily.

—He llamado, pero nadie contesta.

—Qué raro —dijo metiendo la llave en la cerradura.

—Voy a mirar si está arriba, a lo mejor está con los cascos y no me ha escuchado —comenté subiendo al piso de arriba.

Me dirigía a su habitación, cuando escuché una música proveniente del baño. Así que fui a la puerta y di unos golpes con los nudillos, pero nadie me contestaba y mis nervios ya habían empezado a instalarse en mi cuerpo de nuevo.

Una sensación muy rara me recorrió la espalda.

Mad está en peligro.

—Madison abre la puerta —dije desesperado.

Sin respuesta.

Solo escuché la música de fondo.

Emily y Luck también se pusieron en alerta al ver mi reacción.

—¿Qué pasa? —preguntó la primera.

—No contesta, y sé que la música es suya, sé que está ahí dentro.

Su hermana movió el pomo, pero no consiguió abrir la puerta. Así que ella, mi hermano y yo nos pusimos manos a la obra y intentamos tirar la puerta. Después de un buen rato pudimos abrirla y los tres nos quedamos congelados allí mismo al ver la escena.

—No, no, no... —susurraba la chica que tenía a mi lado.

Me acerqué corriendo al cuerpo de la bañera.

—Mad, por favor no nos dejes —dije sacándola en brazos de allí—. ¡Llamar a una ambulancia!

—Tenemos que detener la hemorragia —comentó la hermana de Madison.

Todo PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora