Capítulo 43

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ATENCIÓN: Este capítulo contiene escenas que involucran autolesiones que pueden resultar perturbadoras para algunos lectores. Si este tipo de contenido puede afectarte de manera negativa, te recomiendo leer con precaución. 🫶

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Al día siguiente me levanté tarde. Y por fin esa noche, después de mucho tiempo, había descansado de verdad.

Pero después de la calma, viene la tormenta.

Prepárate.

—¡Madison Parker! —gritó mi padre—. ¡¿Se puede saber qué haces durmiendo todavía?! Son las once y media de la mañana y aún sigues en la cama. Ahora mismo te levantas, sacas los platos limpios del lavavajillas y cambias la caja de arena de tus gatos. ¡Ah! Y no se te ocurra comer nada porque de aquí poco comeremos.

Con esa frase final, me levanté maldiciendo a mi padre y me dirigí a la cocina.

Estuve toda la mañana haciendo lo que me pidió, así que al terminar fui a ver qué había para comer, pero resultaba que nadie estaba haciendo la comida.

—¡¿Qué hay para comer?! —grité para ver si alguien de la casa me respondía.

—¡No lo sabemos, te tendrás que esperar! —me gritó mi madre desde su despacho.

Con la barriga gruñendo, me fui al sofá a ver una serie cualquiera.

—¿Qué mirarás? —me preguntó Sarah, la cual aún iba en pijama.

—No sé, seguramente, lo primero que me salga—dejé el mando encima de la mesita del salón y me giré hacia mi amiga, para prestarle toda mi atención—. ¿Qué tal con Noah?

—Bien —Esperé a que me contase un poco más sobre su relación, como siempre habíamos hecho, pero no, no me contó nada más—. Bueno, me voy ya. Adiós Mady.

Me quedé mirando por donde se había ido mi amiga, mientras me despedía de ella.

¿Por qué no nos ha querido contar nada de su relación?

Intenté apartar esa pregunta de mi cabeza, aunque no podía.

Cuando se fue Sarah, me vinieron unas estrofas para mi poema; así que cerré la tele, me puse mis auriculares, mi playlist y tal como escuché la música empecé a escribir.

Miré el poema a medio escribir y me estaba encantando, aunque aún le faltaba un final.

Justo cuando empecé a escribir de nuevo, mi padre me tocó el hombro, haciendo que yo me sobresaltara. Me llevé una mano al pecho y con la otra me quité los auriculares.

—Mady...

—Joder, qué susto —interrumpí a mi padre y cerré mi libreta de golpe.

—La comida ya está lista.

—Ahora voy —le contesté sin muchas ganas.

Fui a la cocina donde se encontraban solamente mis padres.

—¿Dónde están Em's y Noah? —pregunté sentándome a la mesa.

—Tenían cosas a hacer —me contestó mi madre.

Puse los ojos en blanco y saqué el móvil.

—Mady... Deja el teléfono —me ordenó mamá a mi lado.

—Aún no está la comida, así que pue...

—Me da igual, estás en la mesa, y en la mesa se está sin móviles. —me contestó.

Todo PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora