Capítulo 41

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Después de hablar un rato más con Jack por teléfono, nos teníamos que ir de la casa de verano, así que mis padres, Noah, Emily y yo, nos despedimos de la familia Baker y nos metimos en el coche.

Al llegar a casa decidí estar un rato en mi habitación, antes de ir a cenar. Me senté en mi escritorio y me quedé mirando un punto fijo, sin entender cómo me sentía.

Por una parte, me sentía vacía, como si me faltara algo; por otra tenía la sensación de tristeza de no querer estar allí, pero tenía que estar porque se lo debía a la gente que estaba allí para mí.

O solo por él.

Mientras intentaba ordenar todos mis pensamientos, Whisky subió a la mesa y se me acercó a la cara para que le acariciara la cabeza, hice lo que él quería y luego se estiró en mis piernas. Al sentir a mi gato allí no me sentí tan sola, así que respiré profundamente y cerré los ojos intentando aislarme de los pensamientos que no me paraban de acechar.

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Al día siguiente me desperté molesta, sin saber muy bien por qué. Pero deje de lado mis sentimientos y me puse mis tejanos apretados y mi blusa marrón favorita, a lo mejor con un poco de suerte, las malas vibras se iban.

Pero como no...

El día fue de mal en peor.

Al salir de casa se me cago una maldita paloma, y aunque la gente diga que da buena suerte a mí no me gustaba nada.

Después de cambiarme de ropa, otra vez, fui a la universidad andando, ya que les dije a Sarah y Ginny que no me esperaran.

Al llegar a la universidad, alguien me dio un codazo en la nariz cuando intenté abrir mi taquilla. Y con ese alguien, me refiero a Zac, que se estaba liando con Ana justo a mi lado. Por lo visto, era yo quien les estaba molestando.

Cerré la taquilla de golpe y los maldije para mis adentros mientras me dirigía a la clase a la que ya llegaba tarde.

Una vez terminaron las clases me fui andando al Hall's, error del cual me di cuenta en el momento en que miraba a cualquier dirección y veía a parejas supermonas, mientras la persona a quien quería se había ido a 12 h de distancia de mí.

—¿Por qué me haces esto mundo? —pregunté mirando al cielo, mientras entraba en la cafetería.

—No lo sé —dijo Sandra, la cual había empezado a trabajar esa semana de prácticas—. ¿Por qué lo preguntas?

—Es que cuando encuentro a una persona que de verdad parece quererme, le toca irse a estudiar fuera —dije sentándome en un taburete de la barra.

—Espera. ¿Tú no estabas con Zac? —me preguntó sentándose a mi lado.

—Sí, pero hace tiempo que me engañó con Ana.

—Ya me acuerdo. Vaya cabrón —dijo negando con la cabeza—. Pero yo digo hace unos días, me parece que fue Jack quien le comentó a Oliver que os habías besado.

—Sí, eso también pasó... —afirmé avergonzada—, pero no cuenta, supongo. Resulta que ese día había tenido unos cuantos problemas y bebí más de la cuenta y en cuando Zac se me lanzó después de decirme que había roto con Ana, cosa que no me creo, ya que hoy los he visto juntos —hice un inciso cabreada—, no supe reaccionar y si no llega a ser por Jack y Noah... —paré antes de decir alguna cosa de la que me podría arrepentir.

—Entiendo.

Después de estar un buen rato hablando con Sandra, ya que no aparecía nadie, cerramos la cafetería y cada una se fue a su casa.

Todo PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora