Capítulo 0: Libertad

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Íbamos a dejarla morir. Los experimentos no dieron frutos y ella no parecía cooperar. Se supone que era especial, quien cambiaría por completo el rumbo de la historia. Intenté creer en los que la habían atrapado, con cierto temor y esperanza de que fuese cierto, pero no manifestó nada.

Luego de unos cuantos minutos discutiendo cuál sería su destino final, yo y el personal acordamos abandonarla a su suerte en el desierto. Al día siguiente, para cuando fueron por ella y la echaron del lugar, yo ya estaba saliendo de la base, esperando el automóvil que me llevaría al aeropuerto para retornar a mi despacho. No tenía otra razón para permanecer ahí; no pensaba perder más tiempo.

En lo que llegaba mi transporte, di un último vistazo hacia la entrada de la base y lo que se alcanzaba a ver del desierto. A la distancia, en medio de la nada, ella caminaba lentamente, con cada paso haciéndose más débil que el anterior. ¿Qué edad habría de tener? ¿Unos catorce o quince años? Ciertamente era aún una niña y abandonarla era algo bastante inhumano, pero eso iba acorde con su naturaleza; con lo que nos hizo creer que era.

Luego se detuvo y permaneció de pie durante unos cuantos minutos. La intriga que me causó verla tan estática mató el aburrimiento que tenía por esperar mi transporte. Por lo mientras, ella solo veía hacia enfrente, bajo el horrible sol del mediodía. Estaba por colapsar, yo estaba casi seguro de ello, probablemente ella también se dio cuenta de que así terminaría; cada segundo que pasaba me provocaba una mayor tensión por ver en qué momento lo haría.

Para mi sorpresa, comenzó a correr, como si la energía de todo el mundo se hubiera apoderado de ella. A pesar de la gran distancia entre nosotros, se notaba su sonrisa y se escuchaba el vitoreo que dio, en celebración de su libertad. Su alegría era tanta que juraría que yo también fui capaz de sentirla; pero también sentí lastima al recordar que no duraría mucho. Solo era cuestión de tiempo.

Pero me demostró lo contrario: Dio un salto, una plataforma blanca apareció de la nada bajo ella y se impulsó hacia arriba. El tiempo se detuvo; permaneció en el aire unos cuantos segundos, acostada boca arriba y con su mano estirada, sosteniendo el sol con su mano; tomando el control de su vida de nuevo. En solo unos cuantos segundos, la niña le demostró al país de la libertad lo que era ser libre realmente, y a mí me enseñó lo que era sentir realmente miedo.

Sin caer, se enderezó, miró hacia una dirección y atravesó el cielo como si se tratara de un proyectil. La ráfaga que provocó llegó hasta mi ubicación. No necesité parpadear para ver que ya había desaparecido. Yo me quedé paralizado un rato más, observando el cielo, recordando y procesando lo que había visto.

Comencé a temblar; sabía lo que implicaba que haya escapado. Estaba seguro de que cambiaría al mundo... todo. Sabía que, si ella quisiera, podría controlarnos a todos. Podría ayudarme a controlar a todos.

Ante esa situación, una voz se materializó en mi mente, con una sola orden:

"Encuéntrala".

Así que lo hice. Luego de unos cuantos meses, logré dar con su paradero. Pronto he de contactarla de nuevo.

Y cuando lo haga, le preguntaré: "¿Qué has hecho todo este tiempo?"

"¿Cómo escribirás el destino del mundo?"

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