18

250 47 1
                                    

Hacer una maleta para varios meses fue algo complicado. Tenia que llevar lo esencial, el problema era: todo era esencial.

Tenia que llevar cosas para el cuidado de su piel, buena ropa, medicamentos y vitaminas de Pepa, algunos libros de la escuela. Si pudiera, empacaria su cuarto y lo llevaria. Su padre le pregunto varias veces si estaba seguro de lo que hacia, el dijo que era por Pepa.

Termino de doblar su ropa cuando escucho la voz de Gala afuera, al parecer venia hablando con Pepa. Bosco cerro la maleta y Pepa entró sonriente. Llevaba una sudadera de Bosco, lo ayudaba a disimular su vientre.

—Bos, ¿Cuánto tiempo te quedaras allá?—pregunto Gala. Pepa se sento en el sillón que estaba cerca.

—Bueno, yo le prometí a Pepa que estariamos ahí hasta que nuestro hijo nazca.

—¿Tres meses?—Gala lo miro sorprendida. Luego sonrió, un poco divertida—¿Estas seguro de que vas a aguantar vivir ahí?

Bosco la miro, ofendido.

—Claro que puedo.

—No te creo, Bos. Con eso de que eres especialito—Pepa se unió a la conversación, sus manos descansaban sobre su vientre abultado. Bosco lo veia con una sonrisa. Se sentó a su lado, estiro un poco su mano y espero a que Pepa le diera permiso. Pepa jalo su mano y la puso sobre su vientre.

Gala veia la escena, enternecida.

—¿Ya saben si va ser niño o niña?—pregunto la chica.

—Pedro Pablo lo sabe, se lo dijeron en la última consulta—Bosco dio pequeñas caricias al vientre de Pepa.—Pero no quiere decirme.

—Andale, Pedro Pablo. Dinos que va ser—suplico. Pepa nego mientras sonreia.

—El carro esta esperando abajo, Bos—el rizado aparto la mano del otro chico, y se levantó para irse.

Gala miraba molesta a Pepa.

—Es niño—dijo Bosco.

—¿Enserio?

—Creo que si.

Bosco termino de empacar sus cosas y bajo. Su padre le pidio que lo visitara, además de recordarle que estaba ahí para cualquier cosa que necesitara. Tal vez no se iba para siempre, aun asi sentia que si. Era extraño dejar su casa por tanto tiempo, pero Pedro Pablo estaba muy feliz. Miraba como Bosco se despedia de su familia, con algo de culpa. Habia estado gran parte de su embarazo en esa casa, extrañaba a su mamá.

Bosco subio al carro, pidiendo que arrancara.

—¿Estas bien, Bos?—Pepa susurro. Acerco su mano a la de Bosco, tratando de transmitirle algo de calma.

El de lentes le sonrió, con intenciones de no preocuparlo más.

—Solo... Voy a extrañar a mi familia.

—No nos vamos para siempre, y tampoco muy lejos—presiono la mano de Bosco, buscando consolarlo.

—Ya se. Solo es extraño para mi.

Bosco alejo su mano para agarrar su celular. Pedro Pablo se dedicó a ver por la ventana como el paisaje comenzaba a cambiar. Pronto miro el restaurante de su familia. Tomo su mochila, emocionado.

Bajo del carro con ayuda de Bosco. Pepa no lo espero, entro y toco, ansioso. Su madre le abrió, recibiendolo con un abrazo.

Bosco podia casi jurar que si no fuera por su embarazo, el chico se hubiera puesto a brincar de la felicidad. Abrazo a toda su familia, uno por uno. Nandy fue la más alegre, se separo un poco del abrazo para mirarlo de los pies a la cabeza.

—Aun embarazado, luces fabuloso—lo halagó.

Bosco miraba todo desde lejos, se sentía ajeno a la familia. Ahora que Pepa estaba ahí, saludando a su familia se daba cuenta de la razón por la cuál le afectaba tanto no estar ahí. Los Roble siempre habian irradiado un brillo inigualable, eso era algo que le gustaba a Bosco. Incluso en la oscuridad, Pedro Pablo parecia brillar como un sol. Ahora que habia regresado a su casa, estaba más brillante que nunca.

Mireya noto su presencia. Lo saludo con un abrazo lleno de cariño.

—Me alegra que hagas lo que sea para hacer felíz a mi hijo—Mireya trato de agradecerle.

El resto del día se resumió en tener que acomodar el cuarto donde ellos vivirían los próximos meses. Mireya tuvo la idea de juntar dos camas individuales, la de Pepa y Paz para que asi pudieran dormir juntos. Acomodaron los muebles, logrando liberar una gran cantidad de espacio.

Salomón tenia sus manos en la cintura. Veia el cuarto en busca de algun fallo.

—Creo que ya quedó, karnal—Salo dio un pequeño golpe en la espalda de Pepa. —Solo no vayan a hacer ruido por la noche, acuérdense que duermo en el cuarto de al lado.

Bosco cambio su expresión a una de molestia ante el comentario de Salomón. Pedro Pablo le dio un golpe en el brazo a su hermano, regañandolo por su comentario.

—Ya mejor vete a dormir, Salomón—dijo con fastidio. Pepa entro al cuarto, mirándolo mejor.

—Ya perdón. Era solo un chiste—levanto las manos, en forma de disculpa. Se fue de ahí, con intenciones de acomodarse para dormir.

Bosco también entro a la habitación, cerrando la puerta con seguro.

—¿Ahora si podemos acostarnos a dormir?

—Si.

Minor problems───BospaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora