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Todo iba medianamente bien.

Vivian en un pequeño departamento. No es que hayan querido irse de la casa de los Roble, es solo que ellos ya no los querian ahí. Lo entendian, la primera semana su hijo se la pasaba llorando y su abuela ya no estaba para soportar sus llantos, menos cuando era a la hora de dormir. El lunes de la segunda semana el señor Esteban les ofreció alquilarles un departamento, Mireya le habia dicho que, aunque los querian mucho, necesitaban dormir.

Así que llevaban casi un mes viviendo ahí. Era lo suficientemente grande para que los tres pudieran vivir ahí por un tiempo. Estaba ubicado en un edificio de 10 pisos, les sorprendió que nadie se quejara por el ruido, no parecio importarles a los demás inquilinos.

Pedro Pablo habia salido a comprar, no le gustaba la idea de tener que quedarse adentro todo el día. Carga con el brazo izquierdo a su hijo y las bolsas de lo que compro mientras que con la otra mano trataba de abrir la puerta. Le estaba costando mucho, cuando estaba a nada de lograrlo sintió como otras manos tomaban las llaves y abren la puerta con más facilidad. Volteo para mirar a Bosco.

—Gracias—antes de entrar, el de lentes cargo al niño para que Pepa pudiera con lo demás. Pedro Pablo comenzó a acomodar las cosas que compro mientras Bosco lo observaba aun con Santiago en sus brazos.

—Crei que llegarias más tarde—comenzo una conversación Pepa.

—Esa era mi idea—le paso un frasco que Pepa necesitaba, el bebe solto un balbuceó y Bosco sonrió. Busco algo en su celular para continuar hablando—Mi padre dijo que necesitaba que fueramos a su casa.

—¿Es sobre mi tía Paz?

—Me mando esto—se aclaro la garganta para leer el mensaje—"Necesito que Pedro Pablo, Santiago y tu vengan a la casa, es urgente"

—Uh...—Pepa se recargo en la mesa en la que estaban, pensando. Hace unas semanas que no iban a verlos y su tía Paz estaba a casi nada de dar a luz. Extendió la mano para que Bosco le prestara su celular. Leyo el mensaje, analizandolo—Algo malo paso, lo presiento.

Agarro un paquete de cacahuates, abriéndolos y vaciandolos en un plato. Bosco asintió sin ponerle mucha atención.

—No lo creo. Ginebra ya no esta—comenzo a comer. Su hijo comenzó a balbucear tratando de agarrar de oo que su padre comía, Bosco nego frunciendo el ceño.

—Aun asi, tenemos que ir.

—Si, pero cuando acabemos estos cacahuates—le sonrió mientras seguia comiendo.

—Pasame a Santi—extendio los brazos y cargo al niño.

El nombre de Humberto casi no lo utilizaban, aunque era su primer nombre. Bosco estaba aun acostumbrandose a que su hijo se llamara de esa forma, le recordaba muchísimo a su tío.

Cuando llegaron a la mansión, el ambiente estaba muy tenso. Su tía Paz estaba hablando con Esteban, algo estaba mal. Margarita ya habia nacido, algo de lo que no se enteraron hasta que llegaron. Al parecer nada había salido como esperaban, Esteban les explico lo que pasaba y lo que ellos harían.

Todo se resumia en una sola frase: Ginebra volvió.

Lo unico que ellos tenian que hacer era quedarse ahí, no salir para nada. Eso no mantuvo calmado a Bosco, para nada. Aun así, confiaba en que por fin acabarian con todo esto.

Pepa estaba en la cocina, aprovechaba que Gala tenia a su hijo para poder comer un poco.

—¿Crees que ahora si acaben con ella?—pregunto Bosco.

Pepa alzo los hombros, no queria darle importancia a eso. Gala se acerco con una sonrisa, Santiago reía por algo que ella hizo.

—Ay, chicos. Es tan lindo.

Minor problems───BospaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora