Capítulo 10

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Rebecca's POV

Marissa había llegado emocionada. No paraba de contarme lo que había hecho en la tarde junto a sus nuevas amigas. Yo estaba feliz por ella y por el hecho de que estuviera tan sonriente desde que había conocido a esa familia.

—Mamá, ve a descansar, yo me encargo de la cocina. —me dijo Marissa cuando terminamos de cenar.

—No te preo...

— ¡No! — negó, frenando mi tarea de recoger los platos.

—Ve a dormir, anoche te acostaste muy tarde escribiendo y hoy te la pasaste todo el día en tu despacho. —reprochó

—Mar, sabes como soy cuando las ideas me llegan. Debo ordenarlas y crear algo que guste. —le dije.

—Sí, pero recordando que eres mi madre. A mí me gusta verte descansada, así que ve a darte un baño y te metes a tu cama. Hoy no escribirás. —ordenó.

—Sí, y recordemos que aquí tu madre, soy yo. Así que yo doy las órdenes...

—Ma'...

—Pero como bien has dicho, estoy cansada y me iré a dormir. —terminé de decir, haciendo que ella sonriera.

—Descansa ma' te quiero. —dejó un beso en mi mejilla.

—Yo también te quiero mi pequeña. —dije, dándole un beso en la frente.

Salí de la cocina y caminé en dirección a mi habitación. A veces no sabía quién era la madre, si ella o yo. Marissa solía ser muy estricta en cuanto a mis horas de sueño. A ella no le gustaba que me desvelara y verme como un zombi por la casa al día siguiente, ya nos había pasado.

Entré en mi habitación y rápidamente me lancé a mi cama. No tenía las fuerzas para ir a la ducha, ya me bañaría en la mañana, ahora solo quería dormir y recuperar mis horas perdidas de sueño.

— ¿A qué hora regresarás? —pregunté a Marissa que llevaba una pequeña mochila en su hombro.

Era viernes y los hijos de la señora Chankimha habían planeado una pequeña fiesta en la piscina entre ellos esa tarde, y Marissa estaba emocionada, pues sería su primera fiesta con su nuevo grupo de amigos.

—No lo sé. Imagino que en la noche. —respondió, recogiéndose el cabello en una coleta.

—Está bien. —asentí, observándola.

—No te preocupes ma', estoy a un par de casas. Nada malo va a sucederme. —me dijo.

—Lo sé, es solo que...—sollocé. —Pronto cumplirás dieciséis. Estás creciendo y eso me duele.

Ella sonrió y me abrazo fuertemente, escondiendo su cabeza en mi pecho.

—Pero siempre seré tu bebé, mami. —dijo, con una voz infantil.

Reí a carcajadas. Ella sabía levantarme el ánimo. Mi hija era lo mejor que me podría haber pasado en la vida, y cada día agradecía tenerla conmigo.

—Lo eres, cariño, lo eres. —suspiré, limpiando mis lágrimas.

—Ahora... vete. Deben estar esperándote. —le dije.

—Me voy solo si me prometes que estarás bien y no llorarás. —pidió.

—Lo haré, cariño. —respondí.

—Eso espero. —suspiró, halando las correas de su mochila. —Entonces... me voy... ¡te quiero mamá! —gritó desde la puerta.

—Yo también te quiero. —respondí, con mi voz más moderada.

La madre de mi mejor amiga | FreenBeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora