Capítulo 40

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Becky's POV

El agua de la bañera estaba tibia pero agradable para mí cuerpo. Quería dejar de pensar un rato, pero siempre que cerraba mis párpados veía aquellos ojos marrones que me vuelven loca.

—Freen. —suspiré.

Mordí mi labio inferior al recordar la suave textura de sus labios sobre los míos. Sus abrazos y sus muy escurridizas manos.

Sonreí recordando la noche pasada, ella siempre intentaba ir más allá, sin embargo, respetaba cuando yo la detenía. Me alegraba que fuese capaz de entenderme.

Oficialmente, ya llevábamos un par de días siendo novias. Exactamente, ocho días, los que podrían ser nombrados como los mejores ocho días de toda mi vida. Estaba realmente feliz, y aunque estaba segura que podríamos tener problemas en algún momento, me decidí a vivir el momento junto a Freen, así como ella me lo dijo.

Valeria fue una gran amiga en todo momento, y antes de marcharse, me había prometido no decirle nada a Oli hasta que yo estuviera preparada. Sin embargo, no era Oli quien me preocupaba del todo. Marissa y Freen habían construido una gran amistad y yo no quería ser la culpable de la ruptura entre ellas.

Y al igual que Freen, Valeria me pidió que dejara de pensar en lo que podría suceder, y que me concentrará en el momento y en lo feliz que era con la ojimarron. Ya llegaría el momento y sabríamos afrontarlo, o al menos intentarlo.

Unos toques en la puerta me hicieron abrir los ojos y levantarme un poco asustada.

—Mamá. —la voz de Marissa hizo que me relajara después del susto inútil que pasé.

— ¿Qué pasa, Mar?

Silencio.

Torcí la boca levantándome por una toalla para abrirle la puerta y escuchar lo que sea que no me quiso decir. Abrí, sin embargo, no la encontré allí. Fui directo a su habitación encontrándome con ropa tirada por todas partes para finalmente encontrarla a ella metiendo ropa en una de sus mochilas.

— ¿Vas a algún lado? —Paró sus movimientos y volteó a verme sonriendo.

—Sí, la tía Orm me acaba de llamar. Ella está aquí y me pidió que pasara el fin de semana con ella.

—Pudiste habérmelo gritado. —Señalé la puerta con mi pulgar, sonriendo — ¿Y por qué Orm no me avisó que estaría en Bangkok? —Marissa se encogió de hombros con una sonrisa, sin dejar de doblar su ropa.

—La verdad no lo sé, acaba de llamarme. Me dijo que estaba en el aeropuerto. —dijo Marissa.

— ¿Y porque no viene a quedarse acá? —pregunté nuevamente, con el ceño fruncido.

Orm llevándose a mi hija. No es que no haya pasado antes, pero siempre que lo hace tiene un motivo ¿Cuál sería esta vez? Me pregunto ¿Y por qué no viene a quedarse acá? Ella sabe que mi casa es su casa. Como dije anteriormente, mi amiga debe tener un gran motivo.

Rodé los ojos y regresé al baño, para terminar mi baño interrumpido.

— ¡Orm ya está aquí! —Le grité a Marissa desde el piso de abajo— ¿Qué haces en Bangkok? ¿Por qué no me dijiste que vendrías? —pregunté, mirándola con el ceño fruncido y con los brazos cruzados.

—Pueees. —detestaba cuando arrastraba las letras. —Thong y yo estamos pensando en mudarnos aquí. —dijo lentamente, sin dejar de sonreír.

Abrí los ojos, completamente sorprendida. Lancé un grito y la abracé.

— ¡¿Enserio?! —pregunté, emocionada.

— ¡Muy enserio! —respondió ella.

—Pero, pero...

—Thong recibió un ascenso, pero debe mudarse aquí. —dijo. —Será gerente de la sucursal que se encuentra aquí en Bangkok.

—Eso es genial, estoy muy feliz.

—Yo también. —suspiró. —Ya ves, no es fácil deshacerte de la gran Orm. —dijo con aires de grandeza.

—Por supuesto. —susurré.

Mi castaña amiga me escaneó con una extraña mirada.

— ¿Qué? —pregunté, poniéndome nerviosa.

—Nada. —Dijo y tapó su boca mientras reía.

Fruncí el ceño. Sabía que me ocultaba algo más.

— ¿Qué te...

— ¡Tía Orm! —Marissa interrumpió la primera pregunta del interrogatorio que preparaba para Orm. —Ya tengo todo listo ¡vámonos! —Daba pequeños saltos emocionada por irse, lo entendía, con Orm nunca era posible aburrirse.

Ambas eran tan... ¿alocadas?

—Pues ya vámonos. —dice Orm. Estaba por irse cuando tomé su antebrazo en mi mano.

—Por favor, no hagan nada ilegal. —ruego, haciéndola reír.

— ¿Qué clase de tía crees que soy? —Preguntó ofendida. —Además, no eres la indicada para hablar de cosas legales. —bromeó regalándome un guiño.

No contesto y solo me río. Ella besa mi mejilla y sale junto a Marissa.

Cuando veo el auto avanzar decido cerrar la puerta. No sé qué hacer ahora que Marissa se ha ido, debería ver televisión o debería llamar a Freen.

Llamar a Freen. Si, esa es una mejor opción, ni siquiera sé porque pensé en la otra opción.

Tomé mi teléfono sentándome en el sofá ya lista para llamar a mi ojimarron cuando dos toques en la puerta me hacen levantarme de nuevo. Quizás a Marissa se le olvidó algo, es una niña muy olvidadiza.

— ¿Qué se te...—las palabras se quedan atoradas en mi boca en cuanto veo a mi hermosa novia parada allí con una rosa en mano. Apuesto a que mis ojos están brillando tanto, lo sé, lo siento. — Saro. —susurré.

Ella sonríe.

Esa sonrisa.

Esa maldita sonrisa.

— ¿Puedo pasar, cariño? —Siento que me desmayo, su voz siempre me provoca mariposas en el estómago.

Me hago a un lado dejándola pasar, ella trae puesto un suéter negro con la capucha extendida sobre su cabeza. Supongo que para pasar desapercibida por los vecinos.

Al cerrar la puerta, sus manos se dirigen a mi cintura atrayéndome a ella en un dulce beso.

—Te extrañé. —decimos al mismo tiempo.

Yo me sonrojo.

— ¿Qué haces aquí? —pregunto algo agitada, después de una corta sesión de besos necesitados.

Sonríe caminando hacia el buro donde coloco mis llaves, para tomarlas entre sus manos.

—Vamos a un lugar, debes conducir.

—Tengo que cambiarme, Freen. —Señalé mi vestimenta, sus ojos me analizan. El brillo en sus estos me hacen sentir lo hermosa que soy para ella.

—Estás hermosa. Tú te subes al auto mientras yo voy a mi casa, me esperas en la otra cuadra, estaré allí en unos minutos. —me entrega la rosa dándome otro beso mientras sale corriendo.

Puedo escuchar su risita.

No me tardo más de dos segundos en darme cuenta que Orm tuvo que ver con esto.

Analizo el vestido sencillo que llevo puesto y me encojo de hombros recordando que a Freen le encanta verme con vestidos. Tomé mi cartera y salí de casa, procurando dejar todas las puertas cerradas, al igual que las ventanas. Me dirijo a mi auto, y una vez lo enciendo, avanzo la cuadra que Freen me dijo.

Quedo recostada en mi asiento mientras la espero, dejando escapar un suspiro.

Reviso la hora en mi teléfono. Las seis de la tarde con veintitrés minutos ¿Qué tendría en mente mi preciosa novia? No lo sabía, lo único que tenía claro era que estaría con ella sin temor a algún interrogatorio de Marissa.

La madre de mi mejor amiga | FreenBeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora