Capítulo 24

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Becky's POV

Aún no podía entender como el tiempo se pasaba tan rápido, cuando tienes tanto trabajo que hacer.

Necesitaba un descanso.

Estábamos a dos días del cumpleaños de Marissa, y a una semana para la fiesta, de la cual se estaban encargando sus queridas abuelas, ya que yo no tenía tiempo, ni cabeza para eso. Aunque a veces, ellas me daban detalles de cómo iba a quedar el lugar, pero Marissa era la más atenta a todo, y estaba muy animada por eso.

Ahora, el maldito tráfico de las siete de la mañana de un domingo, no nos permitía llegar rápidamente al aeropuerto, pues Oli, Valeria y el pequeño Jake llegaban esta mañana. Ellos querían pasar junto a Marissa el día de su cumpleaños, y Oli quería tener preparado el avión privado que llevaría a los amigos de Marissa el viernes por la tarde a Phuket. En cuanto Valeria, bueno, ella como siempre quería pasar un rato con Mar, eran como mejores amigas... lo que a veces me ponía celosa, pero me las cobraba con Jake, ya que el pequeño nunca se quería alejar de su adorada madrina.

Aunque al final del día, cada quien terminaba con su hijo abrazada.

— ¿Sabes a qué hora aterrizaba el avión de tu padre? —pregunté a mi hija.

—A las ocho de la mañana, aún tenemos tiempo para llegar. —respondió rápidamente.

—Bien. —asentí, conduciendo entre las abarrotadas calles de Bangkok.

Aún no podía entender ni acostumbrarme al ritmo de esta ciudad. Ni siquiera los domingos por la mañana se encontraban despejadas las calles. Estaba claro que esta ciudad era un caos, al que no sabía cuándo me acostumbraría.

Después del día en el que tuve aquel sueño con Freen, no la había vuelto a ver, lo cual me desanimaba, pues aquel día no la había visto tampoco, solo había sido un sueño... un sueño que ha estado repitiéndose constantemente en las últimas semanas, y que muchas veces no me deja dormir.

Pero sé que tendré que verla pronto, después de todo se había convertido en la mejor amiga de mi hija, y respetaba su amistad. Además de que hoy en la tarde, Marissa había invitado a todos sus amigos, pues Oli quería conocerlos, mientras que yo ya había hablado con sus padres respecto al viaje a Phuket.

Todo estaba listo para el próximo fin de semana, pero yo no estaba lista para ver a la ojimarron. Yo ya había aceptado que lo que sentía por ella iba más allá de una simple atracción... ya había aceptado que me había enamorado de una chica... de la mejor amiga de mi hija.

Y tenía miedo.

Mucho miedo.

Marissa iba a mi lado, muy contenta, cantando las canciones que salían de la radio, pero por momentos se enojaba ya que quería llegar pronto al aeropuerto.

Treinta estresantes minutos después, nos encontrábamos entrando en el aeropuerto, yendo a la sala de espera.

— ¡Estoy feliz! —exclamó Marissa, dando pequeños saltitos en su lugar.

Recién habían anunciado que el avión de su padre había llegado y su emoción aumento con el hecho de saber que en poco vería a Oli, Valeria y a Jake.

—Yo también cariño. —sonreí abrazándola, observando a las personas tomar sus equipajes y, mientras unos salían en búsqueda de sus familiares, otros simplemente seguían de largo con la mirada fija en sus teléfonos y arrastrando sus maletas.

— ¡Becky, Mar! —el grito de Oli se escuchó, literalmente, por todo el aeropuerto.

Valeria venía sonriendo, de la mano del pequeño Jake que caminaba algo adormilado y tallándose los ojitos, mientras Oli arrastraba el carrito con el equipaje de su familia. E indudablemente, su sonrisa era radiante.

Jake se había sobresaltado por el grito de su padre, y rápidamente sus pequeños ojitos se fijaron en su hermana mayor y en mí. Sonrió en grande, para después soltarse de su madre y correr hasta nosotras.

—Marissa. —gritó con su linda vocecita.

Marissa se había inclinado para poder tomar al pequeño en brazos.

— ¡Estas grandote! —exclamó Marissa, observando a su hermanito.

—Soy un hombr-recito. —dijo el pequeño, haciéndonos reír a Marissa y a mí.

— ¿A mí no me saludas, hombrecito? —pregunté, haciendo un puchero.

El pequeño me miró y sonrió. Asintiendo efusivamente se lanzó a mis brazos y me llenó la cara de besos.

—Hola, madlina. —separó su rostro del mío, y su linda sonrisita seguía ahí.

— ¡Papá! —escuché a Marissa, y cuando los vi, mi hija se había lanzado a los brazos de su padre, y ambos sonreían, mientras él daba vueltas con Marissa abrazada.

—Mi pequeña, te he extrañado mucho. —dijo él.

Valeria me sonrió y rápidamente me envolvió en un efusivo abrazo, que correspondí, aun con el pequeño Jake en mis brazos.

— ¡Me ahogo! —exageró el pequeño, alejando un poco a su madre.

—Becky, estas muy guapa. —me halagó, como siempre.

—Valeria, tú lo estás más. —respondí, no solo por ser amable, sino que era verdad. Valeria era muy guapa, y Oli tenía mucha suerte.

—Jake, somos muy afortunados ¿no crees? Estamos rodeados de muchas mujeres guapas. —dijo Oli, que seguía abrazado a nuestra hija. Ambos sonriendo y con sus ojos brillando.

—Muuuy guapas. —asintió el pequeño, de acuerdo con su padre.

Y nadie pudo evitar reír a carcajadas. Jake se bajó de mis brazos, pegándose a las piernas de su hermana mayor.

—Marissa ¡salúdame a mí también! —dijo Valeria, mirándola con el ceño fruncido.

Marissa sonrió y se separó de su padre, para después abrazar a Valeria.

Oli me sonrió y se acercó, estrechándome entre sus brazos.

—Becky. —suspiró, descansando su barbilla en mi cabeza. Un hábito que con el tiempo no cambia.

—Oli. —respondí, rodeando su cintura.

Y aquí estábamos de nuevo. Todos juntos y a pocos días del cumpleaños número dieciséis de Marissa.

Estaba nerviosa, hoy en la tarde estarían los amigos de Mar en casa, y era más que seguro, que cierta ojimarron también iría. No quería ni imaginarme que sucedería. Yo no me sentía preparada para verla de nuevo.

La madre de mi mejor amiga | FreenBeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora