Freen's POV
Cuando era pequeña y mi madre me hacía ver esas típicas películas de princesas de Disney, nunca me llegaron a gustar realmente, al menos no como a mi hermana. Ella se sentía identificada con las princesas que eran rescatadas por sus príncipes azules, mientras yo pensaba en lo genial que sería ser un príncipe azul, un héroe, y rescatar, con espada en mano y un fiel corcel, a mi bonita princesa del peligro. Si la Bella Durmiente precisaba de un beso para despertar de su letargo, yo quería ser el príncipe que la despertara. Si Blancanieves necesitaba de un beso de amor verdadero para romper el hechizo, quería ser su amor verdadero. No había entendido porque razón los chicos no me llamaban la atención de pequeña.
Con el tiempo dejaron de ser las princesas y se convirtieron en niñas reales. Primero fue Darha, una de mis vecinas de la infancia. Recuerdo que tenía tan solo 6 años y lo primero que me llamó la atención de ella fue su cabello rubio, y su linda e inocente sonrisa. Sin embargo, ella tuvo su primer crush con Heng, y finalmente terminó mudándose junto a su familia al otro extremo del país.
Entonces, empecé a notar que los niños no me agradaban de la manera en que las niñas lo hacían.
Mi madre decía que con el tiempo eso cambiaría, pero en realidad eso nunca sucedido.
Lo que si sucedió es que llegué a la adolescencia, y me enamoré terriblemente de una mujer a la que empecé a conocer a través de sus palabras y una diminuta fotografía al reverso de su primer libro. La misma mujer que terminó siendo la madre de mi mejor amiga, y que en pocas horas se convertirá finalmente en mi esposa.
—Freen. —escucho el susurro de Marissa detrás de mí.
Me detengo y suelto el aire. Estaba tratando de ser silenciosa para poder llegar hasta la habitación donde estaba Becky alistándose, pero tal vez he perdido la práctica. Marissa me mira con el ceño fruncido y yo solo le sonrío. Mis ojos se dirigen rápidamente al pequeño bulto que sostiene entre sus brazos y siento mi corazón acelerarse de emoción.
—Estaba buscándola a ella. —respondo, acercándome.
Marissa me da una mirada desconfiada.
—Ya te he dicho que no puedes ver a mamá hasta la boda. —repitió. —Se supone que es de mala suerte.
—Bueno ya. —respondo. —Mejor dame a mi hija.
Marissa sonríe y niega, alejando a Kamonchat de mí. La pequeña suelta una risita al ver mi puchero y empieza a balbucear.
—¿Quieres ir con Mamá, Mon? —pregunta Marissa a la pequeña que soltaba carcajadas acompañadas de unas palmaditas. —Eso significa que está bien en los brazos de su hermana mayor, Freenky.
Ruedo los ojos y extiendo los brazos hacia mi bebé, que enseguida se lanza a mí. Marissa gruñe y yo le sonrío victoriosa.
—¿Qué te puedo decir? —pregunto engreída. —Ella me prefiere a mí, así como tu madre.
—Auch. —se cruza de brazos. —Golpe bajo. Eso dolió, Chankimha.
Kamonchat lanzó una fuerte carcajada al ver la expresión de Marissa, y empezó nuevamente con el balbuceo, manchándome la manga de la camisa con su baba. Parecía estar diciéndole algo realmente importante a su hermana mayor porque veía a Marissa con toda la seriedad que podía tener una niña de ocho meses.
—Lo sé, peque. Tu madre es malvada. —le respondió Marissa, fingiendo entender lo que Kamonchat le decía.
—Estoy segura que mi hija jamás diría eso de mi. —refunfuño mientras ellas continúan en su conversación, y yo las admiro con una sonrisa.
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La madre de mi mejor amiga | FreenBecky
RomantizmAun no entiendo que me sucede, aun no sé cómo he llegado a esto, pero aquí estoy, pensando en ella. Ella, la mejor amiga de mi hija. Esta historia solo es una adaptación.