HOTEL - PEDRI

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En cuanto me despierto me vienen toda clase de recuerdos a la cabeza: Unai con una chica bailando, luego en los lavabos, él diciéndome que solo estoy yo. Besándome, metiéndome mano encerrados en el baño, riéndonos en silencio para evitar que nos pillen. Volvernos al hotel juntos, mi habitación solo para nosotros.

—Deberías empezar a quitarte la camiseta —susurró cuando aún me tenía contra la pared —. Siéntate —me ordenó al guiarme hasta la cama entre besos por el cuello —. Esto también fuera —dijo bajando la goma de mi pantalón.

—¿Y tú? No estamos en igualdad de...

—Ya llegará mi turno, ahora es el tuyo —dijo de rodillas frente a mí.

Sé que nada de esto ha sido un sueño porque Unai sigue a mi lado en la cama, está tumbado bocabajo y sin camiseta, su espalda todavía sigue dejándome sin palabras. No sé ni a qué hora llegamos ni a qué hora nos quedamos dormidos, pero desde luego no pienso olvidarla en mucho tiempo.

El roce de sus manos por todo mi cuerpo, las mías paseando libres por el suyo... sus besos por el cuello y recorriendo todo mi pecho, abdomen, hasta llegar a mi bajo vientre y descendiendo hasta cualquier punto que él quería... Tengo que darme una ducha de agua fría, como siga recordando no voy a querer salir de esta habitación nunca mientras él siga aquí.

Trato de levantarme sin hacer ruido pero es un poco difícil cuando voy medio cojo y la habitación da alguna vuelta en mi cabeza por el alcohol de anoche.

—¿Estás bien? —me pregunta con la cabeza todavía apoyada de lado en la almohada.

—Sí, es solo que iba a levantarme ya.

—¿Qué hora es?

—Casi las doce —respondo mirando el móvil.

Tengo varias notificaciones de algunos compañeros, algunos escribieron al volver al hotel y otros han escrito que están en una sala del hotel apartada para tener el buffet del desayuno abierto hasta que nos presentemos allí todos.

—Voy a darme una ducha —digo antes de darle un beso en la frente

—Si me das cinco minutos, te acompaño.

—Tengo intención de llegar a desayunar, como vengas a la ducha no saldremos nunca...

—¿Y eso es algo malo? —escucho que lo pregunta cuando ya estoy en el baño y en su tono de voz hay cierta risa que me deshace por completo.

Es cierto, ¿habría algo de malo en no salir de aquí en todo el día? La verdad es que no, si el día es como anoche... con sus mordidas por mi cuello, una de sus manos en mi dureza y la otra en mi boca... Pedri, céntrate. A la ducha. Y el agua bien fría.

En cuanto abro el grifo dejo que el primer chorro de agua me caiga directamente y me quedo helado, pero es lo que necesito ahora para poder pensar con claridad. No sé cuánto tiempo pasa pero escucho que la mampara se abre tras de mí.

—Te dije que venía en cinco minutos —ni el agua fría evita que su voz me caliente —. Está helada, Pedri.

—Lo sé —respondo tiritando.

Su brazo me rodea para llegar al grifo y cambia la temperatura, tanto del agua como de todo mi cuerpo. Recuerdo como ayer me rodeaba todo mi cuerpo con sus músculos del brazo mientras notaba su... Basta. Quiero ducharme. Necesito ducharme. Acerca su rostro a mi hombro y noto su respiración en mi cuello, su pecho ya empapado está apoyado en mi espalda y mi raciocinio acaba de desaparecer por completo con su mano en mi entrepierna.

—Unai...

—Tú disfruta —susurra de tal forma que no puedo desobedecerle.

***

No sé cuánto tiempo hemos gastado en la ducha, pero que nos perdonen los que hablan de sequía pero era en lo último que podía pensar teniéndole tan cerca y desnudo. Después de discutir si alguna de mis camisetas le valdría porque no había nada para él en mi habitación (menos mal que me compro camisetas overside porque me saca como dos palmos...), hemos salido y en el pasillo habían varios de nuestros compañeros.

—¡Ey! —saluda Olmo cuando nos ve salir —, ¿compartís habitación?

—No, pero anoche no sabía ni donde estaba la mía —responde riéndose Unai.

No lo negaré, me duele que no podamos contar que hemos pasado la noche juntos sin tener que poner excusas, pero todavía no hemos hablado de hacia dónde va todo esto... solo que ambos queremos que esto sea ¿algo?

—No recordaba ni donde llevaba la tarjeta para entrar —le sigo.

—Voy a ponerme la equipación y bajo.

Tras decirlo, pone rumbo a su habitación para ponerse la camiseta azul del equipo que todos llevamos para las fotos, visitas que aún quedan pendientes y demás cosas que organiza la federación para que no se nos olvide en dos días que hemos ganado.

Me dirijo con el resto de compañeros hasta el ascensor y todos bromean, la mayoría por la resaca que tienen y por cómo llegaron el resto al hotel. E incluso alguno no ha llegado por pasar por un after o irse vete tú a saber dónde...

—Madre mía, entrar al desayuno será el apocalipsis —suelto yo para seguir presente en la conversación.

—Diez pavos a que Merino no sabe ni en qué día vive —se ríe Rodri.

—Quince a que no llega hasta las dos —le sigo yo.

Ojalá no tener que hacer como que anoche no fue una de las mejores de mi vida, y no por estar celebrando una copa, que también, sino por escuchar las palabras de Unai diciendo que quería quedarse a mi lado, que lo nuestro no era solo de una noche, que le encantaría poder contarlo. Poder contarlo. Quiere pero no puede. Sería un revuelo entre nuestros compañeros y el míster... en general, para toda la federación. Esto podría irse de las manos si alguien se entera.



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*Nota autora*

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Intento actualizar con regularidad porque la verdad es que me está gustando escribir este Fanfic, es el primero que escribo y no esperaba que tuviera tan buena acogida.

En mi perfil tengo más cosas publicadas, la más reciente es "La canción más bonita del mundo" y tenéis los primeros capítulos disponibles para leer. Es una historia terminada, por lo que si gusta la actualizaré regularmente también.

Mis redes sociales son todas como mi usuario aquí: y_letraperdida.

Podéis encontrarme en tiktok donde a veces subo vídeos haciendo el tonto, en twitter/X donde hablo de cosas con poco sentido y en Instagram, donde os cuento cosas de mis libros publicados en físico (porque sí, tengo alguno que otro) y sobre los proyectos de escritura que tengo en marcha aparte de este.

Nos seguimos leyendo.

Un abrazo

-y.

Amor de vestuario UNAI SIMON/PEDRIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora