ESCENARIO - UNAI

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Me he alejado de él. Sé que le había dicho que no lo hiciera. Que me ha dicho que no se encontraba bien pero no puedo seguir con mis manos en su cintura o su hombro mientras saltamos. No puedo. Y mucho menos de lo que acaba de decirme.

No sé dónde está, me pierdo entre mis compañeros y aprovecho la poca agilidad que le ha dejado la lesión para que no me siga. Evito buscar su mirada. No puedo permitirme cruzármela de nuevo. ¿Qué coño debo responder a eso? ¿Qué a mí me mira diferente que al resto? Habíamos dicho que sólo sería una vez... Pero han terminado siendo dos y si no lo paro pronto acabaran siendo muchas más.

¿Y sí...? No. Es imposible. Debo mantenerme alejado de él todo lo que pueda, es mejor que esto se enfríe. La celebración de la victoria al pasar la ronda de grupos ya se nos fue de las manos en mi habitación y anoche... Anoche tras la final la cosa se fue de madre en la suya. Esto no puede continuar, no está bien. Somos compañeros de selección y rivales en la liga. Esto no está nada bien.

Intento olvidarlo y me centro en cómo continuamos celebración en el escenario. Aitana se ha ido y con ella trato de olvidar esa mirada que me ha molestado de Pedri hacia ella y... Y esa puta frase. Quiero irme de aquí, ¿Si desaparezco se dará cuánta mucha gente?

—Vente para aquí —me coge Rodri por el hombro y me acerca de nuevo a todo el mundo —. ¡CAMPEONES, CAMPEONES! —grita junto al público y yo me uno a él.

Saltamos como locos y mi cabeza vuela lejos de todas esas dudas que me atacan constantemente. Disfruto del momento, de la victoria, de la emoción que nos da el público y de la alegría que da conseguir que esté la gente aquí reunida. Parecía imposible pero lo hemos conseguido.

Cuando todo esto termina, volvemos a atrás del escenario para subir al autobús, nos llevan directos a la discoteca que cierran para nosotros. Llevamos de fiesta desde el pitido final pero siempre hay cuerpo para un poco más.

—¿Tan mal te ha sentado? —la pregunta de Pedri me pilla de sorpresa.

—Creo que no es lugar para hablarlo... —todos nuestros compañeros están aquí, aunque más de uno está más al otro lado del cosmos con todo lo que han bebido.

—Nunca es lugar —susurra molesto.

—Claro que no —respondo enfadado pero en su mismo tono —, nunca estaré preparado para admitir que yo tampoco podría mirar a nadie igual que a ti.

Amor de vestuario UNAI SIMON/PEDRIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora