EPÍLOGO - UNAI

717 53 129
                                    

No he vuelto a ver a Pedri desde que celebramos la victoria esa misma noche en mi casa... tuvo que volver a Barcelona por las celebraciones durante esos días y movidas que el club organiza. Pero hemos estado en contacto por mensajes y llamadas, ha ido pasándome cosas que han salido después de nuestro vídeo besándonos en pleno campo... desde luego hemos dado de qué hablar.

Entre él y Gavi me han puesto al día de todas las historias que han escrito sobre nosotros, han sumado capítulos a esas historias que nacieron cuando la Eurocopa... ay si esa gente supiera todo lo que ha ocurrido durante estos meses... reconozco que me he creado una cuenta en la plataforma para comentar sin que sepan que soy yo.

—Buenos días, rey —me dice al otro lado de la línea.

—Buenos días, pollito —le pico.

—El día que...

—Es que me ha gustado llamarte así, igual que tú a mí rey.

—Es que lo eres.

—Tú también eres un poco pollito —sigo picándole.

—Te vas a quedar sin regalo de cumpleaños al final.

—¿Qué regalo? — me levanto de la cama prácticamente de un salto.

—Si me abres la puerta te lo cuento.

Ni si quiera respondo, bajo únicamente con el pantalón del pijama puesto y abro la puerta. Y ahí está Pedri. Con el móvil todavía en la mano y la maleta a su lado.

No soy ni capaz de preguntarle que hace aquí, me lanzo a besarle y casi le hago volar cuando le cojo por la cintura para pegarle a mí. Le miro de nuevo y ninguno dejamos de sonreír.

—Te ha gustado lo de aparecer de sorpresa, eh.

—Me ha encantado, sobre todo si me recibes así.

Me separo de él y entramos a casa, miro la hora y se está haciendo tarde.

—Pues yo te tengo otra sorpresa.

—¿Qué?

—Mi cumpleaños no lo celebro con una fiesta como tú, chato, yo voy a comer con mi madre y a la noche ceno con mis amigos.

—Vale...

—Así que te vienes a ambas, me visto y salimos en diez minutos.

—Pero...

No le doy opción a replica porque salgo corriendo hasta mi habitación para buscar algo que ponerme.

Todos los años celebro mi cumpleaños comiendo con mi madre, ella hace la broma como cada año de que se ha olvidado de la tarde y cuando terminamos de comer, aparece con un pastel hecho por ella. son tradiciones que me gustan, no quiero perderlas, y pensar que voy a compartirlas con Pedri me llena un poco más el corazón si es posible.

—Vámonos —digo volviendo al salón con un pantalón vaquero y una camisa blanca.

—¿Le has dicho que voy o algo? Me da vergüenza, no sabía que...

—Pedri, está deseando conocerte desde que le conté que tenía novio. Le vas a caer genial, no te agobies o haber cumplido eso de que no vendrías por mi cumpleaños —le digo acercándome a él picándole un poco. Lleva una semana diciéndome que será imposible venir pero mira... aquí está.

***

—Hola, mamá —digo cuando nos abre la puerta —. Te traigo visita.

—¡Pedri! —dice emocionada al verle.

Sin que él pueda responder, le abraza e incluso parece que le haga más ilusión verle que a mí. Desde que le conté que estaba con él no ha parado de preguntarme que cuando iba a presentárselo y, aunque me hubiera gustado hacerlo antes, no he visto la oportunidad y bueno... hoy es el mejor día.

Amor de vestuario UNAI SIMON/PEDRIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora