BILBAO - UNAI

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Han pasado semanas desde esa llamada... estaba en casa de unos amigos y había mucha gente, habíamos bebido y bueno, en cuanto sonó mi teléfono no pude evitar meterme en otra habitación cuando vi su nombre en la pantalla... si no me hubieran interrumpido creo que... nada, no hubiera sido capaz de decirle nada.

¿Qué coño iba a decirle? ¿Que soy gilipollas? ¿Que necesito hablar con él porque no tengo ni puta idea de lo que pasaría entre nosotros pero que quiero intentarlo? Vamos, se merece mucho más que esa mierda de argumentos...

Después bebí un par de copas más para olvidarme de su voz en mi cabeza diciéndome 'ya está todo dicho, ¿no crees?'. Lo que hice después no me enorgullece... llevaba toda la noche evitándola, diciéndole que no pero, después de esa conversación, necesitaba llenar el vacío del pecho de alguna forma. De madrugada no sabíamos ya ni donde estábamos, me besó en mitad del pasillo y nos metimos en el cuarto de baño de la casa de nuestros amigos. El resto es historia, apenas recuerdo lo que pasó, solo sus labios no me gustaron tanto como los de Pedri, que escucharle gemir me gustaba a la par que me dolía que no fuera él y que ni si quiera tuve ganas de pedirle su número de teléfono después de aquello.

Mis amigos preguntaron cómo había ido, les mentí diciendo que sí pero que era cosa de una noche, que su amiga fue simpática pero que hasta ahí. Ella sí les pidió mi teléfono pero doy gracias a que respetan mi intimidad y no se lo dieron. No quiero que vaya a más.

Prefiero pensar en otra cosa, como que la liga ya ha comenzado y yo no puedo jugar, pero me gusta acompañar al equipo allí donde juegue. Este fin de semana nos toca contra el Barça. También me han dicho que se reincorpora Pedri y he dudado si quedarme en casa, nadie me juzgaría porque no tengo obligación de viajar pero... no quiero dejar de darles mi apoyo por esta historia de la que no tienen culpa.

—¿Qué tal, chato? —pregunta al otro lado del teléfono, no he hablado con él más que un par de mensajes desde que nos despedimos en el hotel.

—Aquí estamos, haciendo la maleta.

—¿Pero tú no estabas de baja? —se ríe.

—Me gusta estar con el equipo.

Molt be, así me gusta —suspira y el ambiente se tensa —, ¿qué te pasa?

—¿Por qué debería pasarme algo?

—¿Cuándo me has llamado tú por teléfono?

Touché —suspiro y me dejo caer en la cama, al lado de la maleta a medio hacer —. Me acosté con otra hace unas semanas, justo después de que me llamara él.

—Joder, tío, vas a tope eh.

—Sep.

—¿Qué hablaste con él?

—Sobre nuestras lesiones, le dije de hablar pero su respuesta fue que ya estaba todo hablado y supongo que escuchó como entró la chica para que volviera al salón —me tapo la cara avergonzado aunque no haya nadie más aquí.

—¿Después de que entrara ella?

—¿Qué más da?

—Créeme que importa, menos mal que se te da bien parar goles porque para interpretar las señales eres pésimo, tío.

—Oye, he llamado para desahogarme, no te metas conmigo —suspiro —, me dijo lo de que estaba todo hablado después de ella.

—Ahí tienes la razón, imbécil, y aun encima la has cagado acostándote con la chica.

—No le debo fidelidad a Pedri, te recuerdo que....

—Ah bueno, ¿acaso te sientes bien por haberlo hecho y por eso me llamas, verdad?

Me callo porque no sé qué responder. Claro que no me siento bien por lo que hice, ni por ella porque siento que la usé para sentirme mejor aunque acabé peor, ni por Pedri porque quise vengarme por dejarme con la palabra en la boca y así solo le di la razón.

—Te prefiero borracho.

—Y yo te prefiero cuando usas las pocas neuronas que tienes en la cabeza. ¿Vas a Barcelona, no?

—No lo sé aún, preferiría no verle para evitar que me ignore.

—Unai —lo dice serio —, quiero darte dos guantazos a ver si así te enteras de una santa vez.

—Voy, ¿no?

—Efectivamente.

Al conversación sigue un poco más pero apenas estoy centrado en ella. Quiero ir pero no sé si seré capaz de soportar ver a Pedri y que no me hable, que me gire la cara o me evite. No sé si podré con ello. Aunque, pensándolo bien, tal vez deba aguantarme porque es lo que me merezco después de todo...

Amor de vestuario UNAI SIMON/PEDRIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora