EXTRA 4 - PEDRI

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Ninguno de los dos queríamos que llegara este día, pero sabíamos que poco a poco se estaba acercando y luchar contra ello es algo imposible. Sabíamos que iba a pasar, los últimos meses presagiaban el final y los dos sabíamos que los rumores no eran unos simples rumores que caen en el olvido. Eran reales, pero es más fácil negar la realidad que tener que afrontarla. Pero ya es algo imposible de evitar, ya es el momento de asumir que hoy es el final. 

Durante todos estos años hemos estado viajando constantemente, cambiar de vida completamente era algo que nunca nos habíamos planteado. Mudarnos a otro sitio no entraba en nuestros planes, hemos conocido tantísimos aviones y kilómetros en coche que hemos perdido la cuenta de todos ellos. Toda su vida está en Bilbao y la mía siempre ha estado dividida entre Barcelona y Canarias, tras conocer a Unai se dividió todavía más y mi corazón formaba parte de su tierra. Pero nuestros equipos siempre han tirado mucho de nosotros y, compartiendo profesión, sabíamos de sobra que ese amor incondicional tiraba mucho de cada uno de nosotros. 

Han pasado ya seis años desde la boda, Unai ha cumplido 35 años y dice que es el momento de su retirada. Los últimos partidos ya estaba en el banquillo, dándole el puesto de primer portero a otra persona que está al mismo nivel que él cuando jugábamos en la selección, y en el club han ido dándole minutos en algunos partidos donde no se jugaban gran cosa.

Hoy es su último partido.

Me gustaría estar más cerca de él antes de saltar al campo, pero también me toca jugar. En San Mamés también. Contra Unai. Siento que la historia se repite o, más bien, se cierra el círculo porque en uno de estos dimos a conocer nuestra pareja. 

Saltamos al campo y me emociona volver a ver a Unai cuando pasamos a saludar antes de colocarnos en el campo. Ambos nos sonreímos como dos niños y me aguanto las ganas de besarnos. 

El partido se desarrolla con normalidad, es bastante intenso y chutamos un par de veces sin acierto, por falta de puntería o porque Unai se encarga de pararlo. Han pasado bastante años y todavía me cuesta ocultar a veces que me hace ilusión ver lo bien que lo hace.

El primer gol del partido es de ellos justo antes de irnos al descanso. En el vestuario tratamos de no hundirnos y mantener el ánimo. Sabemos que no nos estamos jugando realmente nada en el partido, la liga está ya más que ganada por el Atlético de Madrid y este partido es solo para clasificar por puntos, aunque la tabla no va a variar demasiado. 

Volvemos a salir al campo y, pocos minutos después, llega el empate. Recibo el pase perfecto y prácticamente solo frente al portero, no lo pienso demasiado y chuto haciendo que el balón termine en el fondo de la red. Corro a celebrarlo con mis compañeros en la esquina donde está nuestra afición como visitante. Celebro como hago siempre, pero sin mandar el beso a cámara porque esta vez, a quien le mando el beso, está en el campo y se lo lanzo directamente a él. No es la primera vez que lo hago, un par de años después de casarnos, volví a meterle un gol e hice lo mismo. Su reacción esa vez fue mirarme medio enfadado y enseñarme el dedo del medio, pero ambos nos reímos al momento.

Quince minutos antes del final, meten el segundo gol y el partido queda sentenciado hasta el final para darle la victoria al Athletic. A estas alturas, muchas de las personas suelen marcharse del estadio, pero parece que no se ha levantado ni un alma para salir de San Mamés, el rumor de que este podría ser el último partido de Unai ha ido creciendo cada día más, y ayer se publicó el comunicado oficial que lo confirmaba. Tras el partido habrá una despedida.

Con el pitido final, todo el estadio rompe en aplausos y sus compañeros de equipo corren hacia él, nosotros nos retiramos del campo y nos quedamos en el banquillo para no opacar su momento. Dan una vuelta completa al estadio y aplauden a la afición, para luego ir hasta la mitad del campo y recibir una medalla conmemorativa. El entrenador es el primero en hablar por el micro mientras se la entregan y le dedica unas palabras.

—Sé que solo llevo aquí tres años y que no he trabajado contigo en la mayor parte de tu carrera —comienza a decir —, pero has sido todo un ejemplo a seguir para muchas personas. Tu trabajo y compromiso por este equipo ha sido siempre algo a valorar, algo que ha estado por encima de cualquier cosa y nunca te has rendido, incluso cuando hemos creído que podríamos perder todo lo que teníamos. La afición siempre te ha apoyado, y tú siempre has estado para la afición, eso no cualquiera lo hace. Unai, verte marchar es una gran tristeza para nosotros, pero espero que sepas que esta siempre será tu casa. 

Todo el estadio vuelve a llenarse de aplausos y mi corazón está completamente desbordado, pero contengo las ganas de llorar por la emoción que me causa este momento. Le dan el micro a Unai pero es incapaz de comenzar a hablar, las lágrimas caen por sus mejillas y trata de tranquilizarse antes de hablar. Él creía que no iban a hacerle nada, que simplemente sería su último partido y el homenaje se prepararía en otro momento. A mí ya me habían chivado que no sería así y tuve que mantener el secreto. 

—Joder —es lo primero que se escucha en el micro cuando habla y se escuchan las risas por ello —. Es que no sé qué decir —suspira intentando contener el llanto que se le atraganta —. Me siento super agradecido por todo este cariño, la verdad es que me hubiera encantado que este momento no llegara nunca, pero es momento de darle protagonismo a las nuevas generaciones que se están ganando su puesto a pulso —mira a su compañero y él se ríe —. Gracias a toda la afición por todo el apoyo recibido desde el inicio, por la oportunidad de dejarme jugar en el Athletic durante tantos años y el cariño recibido en cada momento. También a la selección, por dejarme ser parte de ella en momentos tan importantes como es ganar dos Eurocopas y un Mundial —vuelve a coger aire para no llorar —. Me siento tan agradecido que no sé ni como decirlo con palabras, porque todas se van a quedar cortas. Compartir equipo con gente tan maravillosa como esta —lo dice mirando a sus compañeros —, y toda la que ha pasado por aquí lo ha hecho todo mucho más fácil. Gracias, afición, por acompañarme en momentos difíciles y luchar conmigo, creo que sabéis a qué me refiero —y yo también lo sé, que echaran a Jon fue sobre todo por la presión de los aficionados —. Esta siempre será mi casa y defenderé el escudo esté donde esté, incluso en las cenas familiares —y entre algún llanto se escuchan las risas —. Aupa Athletic.

Todo el estadio replica y rompe a aplaudir, entrega el micrófono y aplaude alzando las manos hacia la afición. Todo el equipo hace circulo y saltan emocionados, celebrando con cierta pena la victoria de hoy. Mis compañeros salen del banquillo y les sigo hasta allí. Ambos grupos se mezclan y nos abrazamos todos con todos. 

—¿Tenías que ser tú, eh? —me pregunta abrazándome por la espalda. Me giro y le miro extrañado —. El último gol de mi carrera tenías que ser tú —tiene los ojos rojos de llorar.

—Para que nunca te olvides de mí —le digo riéndome para intentar animarle.

—Ni aún queriendo me olvidaría de ti, eres mi marido ¿te lo recuerdo?

Antes de responderle, me besa y me dejo llevar por sus labios. Se separa un poco de mí pero vuelvo a besarle porque no he tenido suficiente. Me río cuando al fin nos separamos y seco la lágrima que le queda pendiente en la mejilla. Le abrazo y acepta mi gesto apretándome un poco más contra su cuerpo. 

—Para mí siempre serás el mejor, ¿sabes? —susurro en su oído. No responde, me aprieta un poco más y creo que está apunto de dejarme sin respiración —Unai —digo casi sin aire y me suelta.

Sonrío con tristeza al ver sus ojos nuevamente llenos de lágrimas, seco sus mejillas y le abrazo de nuevo, pero esta vez deja que lo haga para consolarle, sin sus brazos a mi alrededor. Unos minutos después, se separa de mí, se da media vuelta y yo le pellizco para picarle como hacíamos antes. Se gira hacia mi y me estira por el cuello de la camiseta para besarme de nuevo.

—Te quiero —dice al separarse y apoyar su frente en la mía.

—Te quiero. 





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Nota autora

Echaba de menos escribir sobre ellos, ¿y vosotros les echabais de menos?

Nos leemos. 


Amor de vestuario UNAI SIMON/PEDRIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora