VUELTA - UNAI

654 53 104
                                    

En cuanto piso de nuevo Bilbao, voy prácticamente directo al despacho de Jon para hablar con él. En la entrada en el campo de entrenamiento hay unas cuantas cámaras, el mercado de invierno está a punto de terminar y de verdad siguen creyendo que estoy negociando con el Barcelona.

—¿Ya habéis llegado a un acuerdo? —me acribillan a preguntas a la entrada.

—¿Vienes a despedirte de tus compañeros?

Ni si quiera bajo la ventanilla porque dar explicaciones es inútil, nunca hace caso y dan las vueltas que quieran para hacer creer que es verdad todo lo que cuentan. Necesitan vender como sea, hacer creer que son los primeros en hacerse eco de una noticia e inventan cualquier cosa con tal de conseguirlo.

Aparco el coche y respiro hondo antes de salir. Tengo que armarme de paciencia para explicarle la situación a Jon, me gustaría evitar a toda costa tener que revelarle que mi pareja es Pedri. Bueno, en verdad sí querría contárselo pero a mita de temporada no es el momento. Al menos esa es la conclusión a la que llegamos juntos.

Saco el teléfono y busco en mi lista de contactos.

—¿Unai? —pregunta Gari cuando marco —, ¿estás bien? —se nota preocupación en su tono y es normal, no suelo llamar por teléfono. Somos más de vernos en persona.

—El presidente piensa que quiero irme del Athletic por las noticias que corren de irme al Barça.

—He visto los titulares, no podía creérmelo.

—Pues él sí, y estuve con el Barcelona allí porque tenía que solucionar cosas con Pedri, pero no sé cómo...

—Unai, es tu vida privada, no tienes por qué explicársela a tu jefe, ¿lo sabes, verdad?

—Lo sé, pero me ha citado para hablar de mi salida del club porque cree que estoy yendo por las espaldas.

—No pueden hacer eso, tienes un contrato firmado y no hay pruebas, ¿por qué no me has llamado antes? Soy tu abogado, tío, debería estar presente.

—No quiero líos, Gari.

—Tengo ahora una reunión, pero si necesitas apoyo llámame y me presento allí en quince minutos, ¿de acuerdo?

—Vale.

Nos despedimos y vuelvo a estar solo, en silencio y todavía encerrado en mi coche. Cojo aire por última vez y salgo, encarando el pasillo que lleva hasta las oficinas. El camino se me hace eterno y tengo la sensación de que mis pasos hasta ahí no avanzan, siento que me quedo parado aunque sé que estoy andando.

—Buenos días, Unai, ¿qué tal el viaje? —pregunta cuando me invita a entrar tras llamar a la puerta. Se levanta y me ofrece su mano —, espero que haya ido bien.

—Bastante bien, aunque un poco amargo porque pienses que quiero traicionar a mi club.

—Por favor —me señala la silla frente a su mesa y acepto el asiento, mientras él da la vuelta y se coloca en su butaca —. Te vieron entrando al entrenamiento de unos rivales que nos eliminaron de la competición el día anterior, te vieron quedarte a ver la final y la verdad es que te vieron bastante alegre por la victoria de ellos. De hecho, me han llegado rumores que estuviste en sus vestuarios.

—Ya te dije que mi pareja trabaja en el Barça, tenía que solucionar un par de cosas y aprovechar el tiempo que estábamos allí, ¿por qué no puedes creerme?

—Porque no sabía de la existencia de ella hasta ahora, por ejemplo.

—No suelo hablar de mi vida privada con mi jefe, Jon.

Se hace el silencio en el despacho y me mira con rostro desafiante. Sigue pensando que quiero irme, que las cosas son así y punto. No tiene intención de escucharme, ya tengo la etiqueta de traicionero en el rostro.

—Tu salida será después de finalizar el año, en el mercado de verano —sentencia —. He hablado y no nos da tiempo a encontrar un tercer portero, aso que espero que puedas aguantar.

—Que no quiero marcharme, Jon.

—¿Entonces tu pareja va a venirse a Bilbao?

—¿Qué tiene que ver eso ahora? —no entiendo a donde quiere llevar esta conversación.

—¿Vais a seguir mucho más tiempo a distancia? Entiendo que quieras irte a Barcelona eh, yo también me iría con mi mujer donde me pidiera.

—Es que no me voy a ir —suspiro bastante cansado —, las cosas no funcionan siempre así.

—Sí lo son, y en algún momento alguno tendrá que dar el paso y, si eres tú, quiero saberlo el primero. Lo de enterarme por la prensa me toca los cojones, Unai.

—Pedri y yo no...

—¿Pedri? —mierda.

Me quedo en blanco al darme cuenta que he dicho su nombre. Mierda. No debería haberlo dicho, no tendría que haber contado nada. No tendría que haber venido y haber esperado a que cerrara el mercado de fichajes, que vieran que no había ninguna oferta del Barça por mí y listo. Era fácil pero no, he tenido que venir y cagarla.

—¿Pedri? —insiste.

Asiento porque creo que ahora mismo no me saldrá ninguna palabra de mi boca, seguramente termine vomitando del nerviosismo que está invadiendo cada parte de mi ser.

—Vaya... —suspira y se pone en pie —. Ahora la polémica no es la traición sino que uno de mis jugadores es gay. No sé qué prefiero...

—¿Cómo?

—Guárdate bien el secretito con el niño ese, prefiero que piensen que eres un traicionero a un...

—Ni se te ocurra decirlo como pienso que vas a decirlo.

—Pues sal de aquí.

No tengo ni un ápice de duda en levantarme y marcharme del despacho. Mi respiración es agitada, no me creo lo que acabo de escuchar... prefiere la traición a que sepan que su jugador está con otro hombre... cuando llego al coche arranco y marco el número de Gari de nuevo.

—¿Cómo ha ido?

—Creo que necesito un abogado.

—¿Qué ha pasado?

—Voy a dar unas declaraciones polémicas, me gustaría una buena defensa.

—Unai, qué vas a hacer, sabes que no puedes actuar en caliente —no respondo y él insiste —. Unai, escúchame.

—Luego te llamo.

Cuando llego a la puerta donde siguen los periodistas, me paro y bajo la ventanilla cuando se acercan. Me quedo mirando a todos y alguno sigue soltando las mismas preguntas que antes. Al ver que ya están prácticamente todos decido responder.

—No me gustaría irme del Athletic, ya dije que mi visita al Barça durante la copa es la misma que hice al Mallorca para desearles suerte —y no miento, trate de hacerme ver por allí también, pero no sirvió de nada para acallar los rumores —. Pero tal vez deba marcharme de este club, el cual ha sido mi vida entera, porque el presidente del mismo no acepta ni orientación sexual. Salgo con un hombre y prefiere que no se sepa, por si mancha el nombre del club, creo que el nombre del club está manchado por su pensamiento y no por mí. Muchas gracias.

Subo la ventanilla para evitar replicas o más preguntas al respecto, suficiente con lo que he dicho porque todo sea que de los nervios se me vuelva a escapar el nombre de Pedri y la tendremos de nuevo liada.

Arranco el coche y no sé ni en qué dirección voy, pero me dejo llevar. Estoy cansado, quiero llegar a casa, echarme en la cama y dormir. Aunque confieso que dormiría mejor con él porque estos nervios se están acumulando en mi pecho y necesito aire. Necesito volver a respirar y, aunque estando solo puedo controlarlo y conseguirlo, quiero a Pedri cerca para que sea más fácil todo. 

Amor de vestuario UNAI SIMON/PEDRIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora