En cuanto llego al hotel siento que las paredes me agobian y que el techo se me podría caer encima en cualquier momento. Me deshago de mis zapatillas y pantalones, pero cuando voy a hacer lo mismo con la camiseta no puedo hacerlo... sí me la quito, pero antes de lanzarla a la silla, me abrazo a ella y me dejo caer sobre la cama.
Cierro los ojos con fuerza mientras la tengo todavía entre mis brazos y pienso en lo gilipollas que soy, en el tiempo que he perdido y en cómo es posible que no me diera cuenta antes de todo esto que me despierta Pedri. La pego más a mí si es posible y pienso en el momento en el que me di cuenta que sentía algo por él, y por qué no fue antes, en nuestra historia de años conociéndonos, compitiendo entre nosotros y como terminamos jugando juntos en la selección.
Pienso en cada abrazo, en cada vez que ha estado por mí y cómo intentaba estar por él, en cómo lloró conmigo cuando nos eliminaron y en cómo me buscó hace unos meses cuando ganamos.
Este año, cuando nos clasificamos y acabamos en mi habitación, sé que le dije que sería una noche, y puede que lo deseara así para que todo esto no estuviera ocurriendo, pero en el fondo sabía que no podría conformarme con solo eso. Luego llegan los miedos y... bueno, soy incapaz de no dejarme gobernar por ellos.
No sé cuánto tiempo me paso abrazado a su camiseta, pero mis ojos llorosos y yo terminamos por agotarnos y caer rendidos ante el sueño. Acabo dormido, aunque debo admitir que me paso la noche recordando cómo le abracé en mitad del campo y cómo, al volver al hotel después de cenar y beber champán, me colé en su habitación, cerré la puerta y le besé como solo puedes besar a alguien con quien desear pasar el resto de tu vida.
Cuando me despierto, sigo en la misma posición en la que me quedé dormido. Son las diez de la mañana, me visto y salgo de la habitación llevando la maleta conmigo y una bolsa. El avión sale a medio día, todavía tengo tiempo.
Para de nuevo el primer taxi que pasa, y doy gracias a que el conductor no me da demasiada conversación. Cuando llegamos no sé ni qué hago aquí, creo que estoy volviéndome a equivocar pero necesito saber que, de verdad, no hay vuelta a atrás.
Pregunto en recepción por el número de habitación donde se encuentra, al principio les cuesta aceptar, algo totalmente comprensible, hasta que se dan cuenta que, como él, también soy jugador y no un fan que pretende colarse.
Subo hasta la quinta planta del hospital donde ha pasado la noche tras la entrada de Vivian y camino un tanto perdido buscando el número de habitación hasta que doy con la suya. Golpeo a la puerta y escucho como dice 'Adelante' desde el otro lado. Respiro hondo y me armo de valor para dar el siguiente paso, aunque me tiemblan las piernas al hacerlo.
—¿Qué haces aquí? —pregunta, no sé si enfadado o sorprendido, cuando me ve entrar.
No respondo de primeras, miro a todos lados y veo que está solo. Dejo la maleta en un rincón y la bolsa en la silla que queda al lado de la cama cuando me acerco.
—Ayer me quedé preocupado.
—Estoy bien, me han dado medicación para el dolor y me operan esta tarde. Estaré cuatro meses de baja. Ya te puedes ir —suelta.
—Tenemos que hablar —me siento en el lateral de la cama.
—No hay nada que hablar, ya está todo dicho.
—No, no lo está. Tú dijiste todo, pero yo no pude explicarme.
—¿Quieres decirme que te da miedo?¿Que no eres capaz de afrontar lo que te dicen? Creeme, ya lo sé —le miro extrañado y él continua hablando —. Sé que el míster habló contigo en el hotel de Madrid, por eso me ignoraste durante el desayuno y eso es lo que más me dolió. ¿Sabes que lo podrías haber arreglado con una mierda de mensaje que dijera 'lo sabe, no quiero ignorarte pero hay que disimular mejor' o alguna cosa así?
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Amor de vestuario UNAI SIMON/PEDRI
Fanfiction"Cuando suena el silbato del árbitro por última vez no puedo creerlo..." Bienvenidas a un fanfic por un vídeo de 7 segundos. Fanfic UNAI SIMÓN/PEDRI - PEDRI/UNAI SIMÓN