Capítulo 9: Una Noche Secreta

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Al dia siguiente, desperté con la luz del sol filtrándose por las cortinas de la habitación del hotel. Me estiré y noté que Jungkook ya estaba despierto, mirándome con una sonrisa traviesa.

—Buenos días —dije, sonriendo.

—Buenos días, Eunji respondió él, incorporándose en la cama—. ¿Tienes planes para hoy?

Recordé nuestra conversación del día anterior y una idea comenzó a formarse en mi mente. Quería pasar tiempo a solas con Jungkook, lejos de las miradas curiosas de nuestros amigos.

—¿Qué te parece si esta noche vamos a cenar juntos? Solo tú y yo. —sugerí.

Los ojos de Jungkook se iluminaron y asintió con entusiasmo.

—Me parece una idea genial. Será nuestro pequeño secreto.

Pasamos el día explorando la isla y disfrutando del ambiente relajado.
Los chicos sospecharon algo cuando dijimos que nos íbamos por nuestra cuenta, pero no dijeron nada, al caer la tarde, nos excusamos diciendo que íbamos a hablar un poco mas entre nosotros.
Una vez que estuvimos seguros de que nadie nos seguiría, nos encontramos en el vestíbulo del hotel.

Jungkook había reservado una mesa en un restaurante pequeño y acogedor, lejos de las zonas más turísticas. Caminamos juntos por las calles adoquinadas de Jeju, disfrutando de la brisa marina y la sensación de estar solos en nuestro pequeño mundo.

El restaurante era encantador, con luces tenues y una vista impresionante del océano.
Nos sentamos en una mesa apartada, y la conversación fluyó de manera natural.
Hablamos de todo y de nada, riendo y disfrutando de la compañía del otro.

—Me alegra que hayamos hecho esto —dijo
Jungkook, tomando mi mano sobre la mesa.

—A mí también —respondí, apretando su mano suavemente—. Este lugar es perfecto.

La cena fue deliciosa, y cada momento que pasábamos juntos parecía más especial que el anterior. A medida que la noche avanzaba, sentí que la conexión entre nosotros se hacía más fuerte. Jungkook me miraba de una manera que hacía que mi corazón latiera más rápido, y no pude evitar pensar en lo que podría pasar después.

Terminamos la cena y salimos del restaurante, caminando lentamente de regreso al hotel. Las calles estaban casi desiertas, y la luna brillaba sobre nosotros, creando un ambiente íntimo y mágico. Nos detuvimos en un mirador, observando las olas romper contra las rocas bajo la luz de la luna.

—¿Quieres regresar al hotel? —preguntó
Jungkook en voz baja.

Asentí, sintiendo una mezcla de nervios y emoción. Tomó mi mano y comenzamos a caminar de nuevo, esta vez con más prisa. Al llegar al hotel, entramos en el ascensor y subimos a nuestra habitación, sin decir una palabra pero con una comprensión tácita de lo que estaba por venir.

Una vez dentro, cerramos la puerta y nos miramos por un momento. Jungkook se acercó y me besó, primero suavemente, luego con más pasión. Sus manos se deslizaron por mi espalda, acercándome más a él. Respondí con la misma intensidad, dejando que el deseo que había estado creciendo todo el día finalmente se liberara.

Nos movimos hacia la cama, despojándonos de la ropa en el proceso. Cada caricia y cada beso eran electrizantes, encendiendo un fuego que no podía ser apagado. Jungkook me tumbó en la cama, y nuestras respiraciones se entremezclaron mientras nuestros cuerpos se unían.

Sentí cada toque, cada susurro, como si fueran descargas de energía recorriendo mi piel. Nuestros movimientos se volvieron más urgentes, y el mundo exterior desapareció, dejando solo a nosotros dos en ese momento de intimidad y pasión.

Después, nos quedamos en la cama, abrazados, con la respiración aún agitada y el corazón latiendo con fuerza. Jungkook me miró y sonrió, acariciando mi rostro con ternura.

—Eunji, esto fue... increíble —dijo en voz baja.

—Sí, lo fue —respondi, sintiendo una felicidad abrumadora.

Nos acurrucamos bajo las sábanas, disfrutando de la cercanía y la tranquilidad que compartíamos. Esa noche, dormimos profundamente, sabiendo que habíamos compartido algo especial y único.

La isla de Jeju nos había dado más que solo paisajes hermosos y recuerdos inolvidables.
Nos había acercado de una manera que nunca habríamos imaginado, y aunque no sabíamos qué depararía el futuro, en ese momento, todo parecía perfecto.

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