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Esa noche, después de un largo día lleno de emociones, Sunoo y Jungwon se encontraron solos en la casa de Sunoo. Sus padres estaban fuera por el fin de semana, así que tenían la casa para ellos solos. El ambiente estaba cargado de una tensión eléctrica mientras se dirigían a la habitación de Sunoo.

Cerraron la puerta detrás de ellos y se miraron con una mezcla de nervios y deseo. Jungwon fue el primero en moverse, acercándose lentamente a Sunoo y tomando su rostro entre sus manos.

—Sunoo, te amo —dijo en un susurro antes de inclinarse para besarlo profundamente.

Sunoo respondió con igual pasión, sus manos deslizándose por la espalda de Jungwon, sintiendo cada músculo bajo sus dedos. El beso se volvió más intenso, sus lenguas explorando y probando, mientras sus cuerpos se presionaban juntos, buscando más contacto.

Jungwon llevó a Sunoo hacia la cama, tumbándolo suavemente sobre las sábanas. Se detuvo un momento para admirar la belleza de Sunoo, sus mejillas sonrojadas, sus ojos brillando con anticipación.

—Eres tan hermoso —murmuró Jungwon antes de comenzar a desabrochar la camisa de Sunoo, sus dedos moviéndose con habilidad pero con ternura.

Sunoo respiró hondo, su pecho subiendo y bajando rápidamente. Ayudó a Jungwon a quitarle la camisa y luego hizo lo mismo con la de Jungwon, deslizando la tela por sus hombros y dejando al descubierto su torso esculpido.

—Tú también lo eres —dijo Sunoo, sus manos recorriendo el pecho de Jungwon, sintiendo el calor de su piel bajo sus dedos.

Jungwon sonrió antes de inclinarse para besar el cuello de Sunoo, dejando un rastro de besos húmedos y mordiscos suaves que hicieron que Sunoo gimiera de placer. Sus labios descendieron por el pecho de Sunoo, deteniéndose para jugar con sus pezones, chupándolos y mordiéndolos suavemente hasta que Sunoo estaba retorciéndose de placer bajo él.

—Jungwon... por favor —suplicó Sunoo, su voz ronca y llena de deseo.

Jungwon no necesitaba más incentivo. Se arrodilló entre las piernas de Sunoo y comenzó a quitarle los pantalones y la ropa interior, dejándolo completamente desnudo. Sunoo jadeó cuando el aire fresco tocó su piel caliente, pero pronto el calor de las manos de Jungwon lo reemplazó mientras lo acariciaba con ternura.

Jungwon se deshizo de su propia ropa rápidamente, revelando su erección dura y palpitante. Se inclinó sobre Sunoo, besándolo profundamente mientras sus manos exploraban cada rincón de su cuerpo. Sunoo gemía y arqueaba su espalda, buscando más contacto, más placer.

—Sunoo, necesito prepararte —dijo Jungwon, su voz ronca por el deseo. Sunoo asintió, mordiéndose el labio inferior mientras miraba a Jungwon con ojos llenos de confianza y amor.

Jungwon alcanzó la mesita de noche, sacando un frasco de lubricante. Vertió una cantidad generosa en sus dedos y luego los deslizó suavemente hacia la entrada de Sunoo. El rubio jadeó ante el contacto frío, pero pronto gimió de placer cuando Jungwon comenzó a mover sus dedos dentro de él, estirándolo y preparándolo con cuidado.

—¿Estás bien? —preguntó Jungwon, sus ojos llenos de preocupación y ternura.

—Sí, sigue —jadeó Sunoo, su cuerpo temblando de anticipación.

Jungwon añadió un segundo y luego un tercer dedo, estirando a Sunoo con paciencia y cuidado. Sunoo gemía y se arqueaba contra los dedos de Jungwon, su cuerpo pidiendo más.

—Por favor, Jungwon... te necesito dentro —suplicó Sunoo, su voz entrecortada por el placer.

Jungwon asintió, retirando sus dedos y cubriendo su erección con lubricante. Se posicionó entre las piernas de Sunoo, alineándose con su entrada. Miró a Sunoo a los ojos, buscando cualquier señal de duda, pero solo encontró deseo y confianza.

—Voy a entrar, despacio —dijo Jungwon, y Sunoo asintió, mordiéndose el labio en anticipación.

Jungwon empujó lentamente, sintiendo la resistencia inicial antes de que Sunoo se relajara y lo dejara entrar. Ambos gemían mientras Jungwon se deslizaba más y más dentro de Sunoo, hasta que finalmente estuvo completamente dentro.

—Oh, Dios, Sunoo... te sientes increíble —murmuró Jungwon, sus caderas temblando por el esfuerzo de mantenerse quieto y dejar que Sunoo se acostumbrara a la sensación.

Sunoo respiraba con dificultad, su cuerpo adaptándose a la sensación de estar lleno. Después de unos momentos, asintió, dándole a Jungwon el permiso para moverse.

Jungwon comenzó a moverse lentamente, empujando dentro y fuera de Sunoo con movimientos suaves y medidos. Sunoo gimió y arqueó su espalda, sus manos aferrándose a los hombros de Jungwon mientras el placer se acumulaba en su cuerpo.

—Más rápido, por favor —jadeó Sunoo, su voz ronca y llena de necesidad.

Jungwon obedeció, aumentando el ritmo de sus embestidas. Sus caderas se movían con fuerza, golpeando el punto dulce de Sunoo una y otra vez, arrancando gritos de placer de los labios del rubio.

—Jungwon... Jungwon... ¡sí! —gritó Sunoo, su cuerpo sacudiéndose con cada embestida.

Jungwon gruñó de placer, inclinándose para besar a Sunoo profundamente mientras continuaba moviéndose dentro de él. Sus cuerpos se movían al unísono, creando una sinfonía de gemidos y suspiros.

El placer creció hasta un punto culminante, y Sunoo sintió que su cuerpo se tensaba, cada nervio en su cuerpo encendido con la intensidad del momento. Con un último grito, se vino, su semen salpicando su estómago y el pecho de Jungwon.

La visión de Sunoo llegando al clímax fue suficiente para llevar a Jungwon al borde. Con un gruñido profundo, empujó una última vez dentro de Sunoo, dejándose llevar por el placer mientras se corría, llenando a Sunoo con su esencia.

Se quedaron así, juntos, respirando con dificultad mientras el placer se disipaba lentamente, dejando una sensación de satisfacción y amor. Jungwon se desplomó sobre Sunoo, besándolo suavemente mientras ambos trataban de recuperar el aliento.

—Te amo, Sunoo —murmuró Jungwon, acariciando suavemente el rostro de Sunoo.

—Yo también te amo, Jungwon —respondió Sunoo, sonriendo suavemente mientras acariciaba el cabello de Jungwon.

Esa noche, se quedaron juntos en la cama de Sunoo, abrazados y sintiéndose más cercanos que nunca. Sabían que, sin importar los desafíos que pudieran enfrentar, siempre tendrían el uno al otro, y eso era todo lo que necesitaban.

 Entwined |SunWonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora