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El sol apenas comenzaba a filtrarse por las cortinas de la habitación cuando Sunoo empezó a despertar. Unos besos suaves en su nuca lo sacaron lentamente del sueño, pero lo que realmente lo hizo abrir los ojos fue sentir un bulto cálido presionando contra su trasero. La realización de lo que estaba sucediendo lo golpeó como un balde de agua fría, y con el corazón acelerado, se dio la vuelta rápidamente para enfrentar a Jungwon.

—¡¿Qué haces, Yang?! —exclamó Sunoo, dándole un golpe en el brazo a Jungwon, que lo miraba con una mezcla de sorpresa y arrepentimiento.

—Lo siento, Sunoo... —murmuró Jungwon, con los ojos grandes y brillantes llenos de una mezcla de arrepentimiento y anhelo. Era evidente que la fiebre había desaparecido, pero había otra clase de calor en su mirada, uno más ardiente y primario.

Jungwon, sin dejar de mirarlo, se acercó de nuevo, abrazando a Sunoo con fuerza. Aunque el menor tenía los ojos llenos de arrepentimiento, también había algo más profundo en ellos, algo que Sunoo no había visto antes. Jungwon empezó a besar a Sunoo con suavidad, sus labios rozando apenas los del mayor. Sunoo trató de resistirse al principio, pero había una urgencia y una ternura en los besos de Jungwon que lo hicieron ceder poco a poco.

Los besos se volvieron más profundos, más apasionados, y Jungwon dejó que sus manos se deslizaran por la cintura de Sunoo, acariciando su piel suave. Sunoo sintió un escalofrío recorrer su espalda y se arqueó ligeramente hacia Jungwon. Los labios de Jungwon se movieron hacia el cuello de Sunoo, dejando un rastro de besos húmedos que lo hicieron temblar de placer. Jungwon continuó besando y lamiendo el cuello de Sunoo, dejando pequeñas marcas moradas en su piel mientras sus manos exploraban el cuerpo del mayor con delicadeza.

Sunoo se sentía atrapado en un torbellino de sensaciones. La mezcla de placer, nerviosismo y excitación lo tenía completamente abrumado. Sus ojos se llenaron de lágrimas, no de dolor, sino de un placer tan intenso que no podía contenerlo. Jungwon, al notar esto, se detuvo un momento y miró a Sunoo con preocupación.

—¿Estás bien? —preguntó Jungwon, sus ojos llenos de preocupación y ternura.

—Sí... sí, estoy bien —respondió Sunoo con la voz entrecortada—. Solo sigue.

Jungwon asintió y continuó con lo que estaba haciendo. Sus manos recorrieron el cuerpo de Sunoo, bajando lentamente hasta su entrada. Con movimientos lentos y cuidadosos, empezó a preparar a Sunoo, usando sus dedos para asegurarse de que el mayor estuviera cómodo. Sunoo se arqueó hacia él, sus gemidos llenando la habitación mientras Jungwon trabajaba en su entrada con una mezcla de habilidad y ternura.

Finalmente, Jungwon se posicionó sobre Sunoo, mirándolo a los ojos para asegurarse de que todo estaba bien. Sunoo asintió ligeramente, y Jungwon empezó a entrar en él con cuidado. Sunoo soltó un gemido ahogado al sentir la invasión, sus manos agarrando las sábanas con fuerza. Jungwon se detuvo un momento, permitiendo que Sunoo se ajustara antes de empezar a moverse lentamente.

El placer se mezcló con la incomodidad al principio, pero pronto, la incomodidad se desvaneció, dejando solo el placer puro. Sunoo se arqueó contra Jungwon, sus gemidos aumentando en volumen mientras el ritmo de Jungwon se aceleraba. Los ojos de Sunoo se llenaron de lágrimas nuevamente, esta vez por el placer abrumador que estaba sintiendo. Cada embestida de Jungwon lo llevaba a un nuevo nivel de éxtasis, y pronto, Sunoo se encontró al borde del clímax.

—Jungwon... —jadeó Sunoo, sus manos aferrándose al cuerpo del menor—. No puedo... no puedo aguantar más.

Jungwon entendió y aumentó el ritmo, llevándolos a ambos al límite. Con un último gemido, Sunoo alcanzó el clímax, su cuerpo temblando de placer mientras se aferraba a Jungwon. El menor lo siguió poco después, derramándose dentro de Sunoo con un gemido profundo.

Jungwon se desplomó sobre Sunoo, ambos respirando con dificultad mientras el placer residual los envolvía. Sunoo miró a Jungwon, sus ojos todavía llenos de lágrimas de placer, y le sonrió débilmente.

—Eso fue... increíble —susurró Sunoo.

—Sí, lo fue —respondió Jungwon, besando suavemente a Sunoo en los labios—. Te quiero, Sunoo.

Sunoo se quedó en silencio por un momento, sorprendido por la declaración de Jungwon. Pero luego, una sonrisa cálida se extendió por su rostro y lo abrazó con fuerza.

—Yo también te quiero, Jungwon.

Los dos se quedaron así, abrazados y disfrutando del calor del otro, sabiendo que habían dado un paso importante en su relación. Aunque el camino por delante podría ser complicado, estaban listos para enfrentarlo juntos.

 Entwined |SunWonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora