𝓡𝓮𝓼𝓹𝓵𝓪𝓷𝓭𝓮𝓬𝓲𝓮𝓷𝓽𝓮 𝓬𝓸𝓶𝓸 𝓮𝓵 𝓢𝓸𝓵 ✦ 𝓓𝓮𝓪𝓽𝓱𝓭𝓾𝓸

Capítulo 5 - Territorio peligroso.

✦

— So... why do Chayanne and Tallulah call him uncle? — Preguntó Missa después de tanto silencio.

No supo cuanto tiempo ambos habían estado caminando con lentitud y en alerta. Missa se había dado cuenta que estaba demasiado lejos de su muralla, por lo cual había mucho más peligro de lo usual ahora. Este no era territorio de adonis, eso tal vez explicaría porque Philza miraba a todos lados para ver si era seguro antes de seguir caminando.

— Charlie used to live with us. The curse changed him and made him unstable. — Murmuró el rubio antes de aletear y emprender un corto vuelo hacía arriba solamente para ver si iban por el camino correcto. No tardó en bajar con Missa.

— Pinche suerte. — Murmuró Missa antes de cerrar sus ojos por unos segundos. Estaba cansado. — Unstable how? —

Pero antes de que Phil le dijera algo un cuerpo se lanzó contra el suyo propio. Missa se quejó con dolor ante el ser que lo estaba presionando contra el suelo, sintió unas manos tratando de ahorcarlo. Por suerte Philza reaccionó demasiado rápido y lo ayudó, utilizando sus grandes alas como refuerzo para lanzarse en gran vuelo contra el extraño cuerpo y mandarlo a una segura distancia lejos de ellos. Missa se sintió agradecido en como el adonis lo sostenía con delicadeza por sus brazos y lo ponía detrás de él. El cuerpo humanoide se levantó ahora sacando unas tres grandes pinzas de su espalda y utilizarlas como patas de araña, sus seis ojos brillaron antes de intentar atacar nuevamente pero Philza sujeto con precaución a Missa y de inmediato se alzó en un vuelo para que el contrario no los atrapara. 

Sin embargo, Missa se aterró ante el gran parecido que tenía ese ser con Roier. Cabello castaño, piel pálida, cuatro ojos rubís observandolos como si fueran una presa, cualquier humano se sentiría aterrado ante tal bestia. Había oído historias de esos seres, demasiado agresivos y sedientos de sangre, además de ser ya agresivos por naturaleza eran sumamente posesivos con lo que consideraban suyo, definitivamente daban mucho miedo. Missa siempre le llamó la atención aprender más de ellos, de su información y historia. Habían muchos híbridos de araña y grandes mutantes, pero los de ojos rojizos en especial eran considerados "Viudas negras", los más dominantes en toda su especie, poseyendo un gran veneno que mataría con tan solo un poco del líquido.

Allí Missa comprendió algo. Estaba en territorio de los seres más agresivos del sitio, por eso no podían salir tanto de la muralla. Según los humanos, por ese territorio los más variado eran las viudas negras junto con los híbridos de lobos, y grandes seres marinos más conocidos como Leviatanes. Habían muchos más seres como Charlie de igual forma, pero Missa no podía recordar con exactitud cuales más habían allí, mientras más se alejaran más peligroso se volvía el lugar. Sentía el cuerpo tenso de Philza y entendió porque se había negado tanto en venir.

— Philza... — Murmuró Missa observando arriba, viendo como los brazos de su contrario lo sostenían con fuerza. Sus ojos no tardaron en encontrarse. — ¿Estamos lejos? —

Hubo silencio. Philza ladeó la cabeza curioso.

— Oh- perdón... Is it long before we arrive? — Preguntó.

— No. — Dijo cortante antes de bajar otra vez en picada. Esta vez Missa se sujetó con fuerza del cuerpo contrario tratando de ignorar el susto.

Ambos se detuvieron y tocaron el suelo con sus pies. Philza fue el primero que inició la caminata y Missa lo siguió con tensión en su cuerpo, no tardando en mirar con cuidado todo lo que les rodeaba, el ambiente se hallaba demasiado oscuro y sombrío. Sin embargo, lo que más lo hizo asustarse fue como Philza gritó el nombre de Charlie por todo ese gran lugar, que hizo eco en todos los sitios posibles. Missa pensó que iban a encontrar demasiados problemas cuando vió el líquido verdoso salir de entre el suelo para formarse en un chico de cabellos castaños y ojos verdes como el veneno, dos cuernos sobresaliendo de su frente y una larga y extensa cola. Sin embargo, el de ojos violetas reconoció al ser.