Capítulo 3 - El gran árbol

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Su cuerpo cayó con brusquedad en el frío suelo de la noche. Mordió su labio para no soltar un grito desgarrador por el dolor en su cuerpo, sus heridas abiertas hicieron que lagrimeara por lo bajo. Tenía que volver con su pareja antes de que amaneciera, tenía que verlo. Ni siquiera se dió cuenta del momento en el que había caído al lado de las murallas de los humanos. Hizo una mueca llena de tristeza, si moría, el equilibrio entre la noche y el día acabaría, su pareja incluso se volvería inestable. Lo más gracioso es que ambos eran inmortales o muy difíciles de matar. Solo podían morir si se le cortaban las alas con oro, impidiendoles la regeneración, sollozó por dejarse manipular por los humanos. Siempre los protegió de cualquier indició de agresividad por parte de los suyos. 

Pensó que al fin podría hacer que los humanos entendieran que para vivir en paz con los suyos solo se necesitaría respeto y paciencia para comprenderlos, después de todo, los adonis no eran agresivos si no se sentían amenazados. Pero como siempre, los humanos le temían a lo diferente y querían ser los dominantes del mundo entero, ¿Y cómo ser dominante si tenían a varias criaturas que les ganaban en la inteligencia? Pensó en Philza, en lo triste que estaría al darse cuenta de su estado, ¿Pero cómo podría darse cuenta ahora para salvarla? Estaba dormido, dormía cada noche como ella cada día. 

Sus ojos rubí se entrecerraron lista para entrar en un sueño profundo. Al final, no pudo arreglar las diferencias de los humanos, y el orden totalmente creado se arruinaría. Una maldición surgiría, la sed de sangre de los adonis comenzaría hasta que no quedará ningún humano vivo, no se detendría, pues la adonis Artemis había muerto esa misma noche. En sus adentros pidió que, su amado perdonará a los humanos por su avaricia y egoísmo, era gracioso como a pesar de todo ello, murió sin ganas de venganza.

...

Missa

Sus ojos violetas se abrieron ante la suave voz que sonó en su cabeza. Observó confuso los alrededores de su habitación no encontrando nada. Suspiró completamente decepcionado de si mismo, la frustración por no ser lo suficientemente fuerte como para proteger a su gente fue la gota que derramó el vaso, su frustración fue mostrada en como apretaba con brusquedad sus pantalones, sintiendo la suave tela siendo presionada por sus dedos. La matanza había terminado por ahora y había un montón de guardias fuera para impedir que la muralla se rompiera todavía más mientras la estaban arreglando con dificultad.

Sintió sus ojos arder de sueño. Él también había hecho guardia, estaban turnándose, pero a pesar de ello, no podía dormir, simplemente no podía. Contrario a Roier, quien tenía que ser despertado para proteger la muralla. Missa sintió envidia de como el suele tener una sonrisa pintada en su rostro, siempre con fuerzas incluso si el mundo se empieza a derrumbar, entendió porque Cellbit se enamoró perdidamente de él. Missa ahogó un sollozo, ¿Por qué no podía ser cómo Roier? ¿Por qué no poseía la seguridad de Aldo? ¿Por qué era tan patético? 

Sus lágrimas se detuvieron al recordar al adonis elenio. Seguía fuera, y los humanos estaban limpiando la zona para que no quedará ninguno vivo, el elenio no tenía la capacidad de volar todavía. Missa mordió su labio inferior antes de negar con su cabeza, ¿Qué estaba diciendo? Tenía que quedarse, no podía ir a dónde ese rubio de ojos azules, no ahora cuando su pueblo estaba allí, ¿Entonces por qué justo ahora estaba saliendo de su cama listo para buscarlo? 

Era tan tonto.

Preparó sus cosas y de inmediato salió de la casa. Su corazón palpitaba fuertemente ante las sacudidas de su cuerpo mientras empezaba a correr, esquivó todas las miradas posibles de todos los guardias, conocía cuándo, en qué tiempo estarían en cierto lugar y cada uno de sus movimientos, por lo cual no fue complicado para el fugarse del sitio. Los rayos del sol presentaban un nuevo amanecer que daría comienzo, por lo cual debía de darse prisa antes de que el sol saliera del todo. Sus ojos violetas se posaron en una gran pluma negra que volaba por los aires, Missa lo sostuvo con facilidad observándolo con gran fascinación, esta tenía pequeños círculos dorados, como un gran sol radiante.

𝓡𝓮𝓼𝓹𝓵𝓪𝓷𝓭𝓮𝓬𝓲𝓮𝓷𝓽𝓮 𝓬𝓸𝓶𝓸 𝓮𝓵 𝓢𝓸𝓵 ✦ 𝓓𝓮𝓪𝓽𝓱𝓭𝓾𝓸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora