𝓡𝓮𝓼𝓹𝓵𝓪𝓷𝓭𝓮𝓬𝓲𝓮𝓷𝓽𝓮 𝓬𝓸𝓶𝓸 𝓮𝓵 𝓢𝓸𝓵 ✦ 𝓓𝓮𝓪𝓽𝓱𝓭𝓾𝓸

Capítulo 22 - Caer.

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Missa suspiró con irritación. La noche no tardó en llegar junto con el cansancio de Philza. Al final Missa tuvó que dormir la parte del día faltante cuando encontraron a Elquackity y lo llevaron de nueva cuenta a su hogar. A pesar de que el rubio tenía que dormir en las noches decidió quedarse con Missa, y allí estaba. Mientras Missa decidía curar las grandes heridas del adonis casi muerto, Philza estaba sentado en una silla con sus ojos cerrados. Los gritos de Elquackity al principió habían sido un gran dolor de cabeza, ahora solo se límitaba a soltar pequeños quejidos.

— ¿Puedo preguntarte quien te hizo esto? No hablas desde tu encuentro. — Siseó Missa. — ¿Fue la araña? —

— No. . . — Dijo con seriedad en su voz, contrario a la chillona de Quackity.

— Tus primos también andan preocupados. — Dijo el de ojos violetas. — Tienes que decírme, porque de una u otra forma voy a encontrar quien o que te causo esas grandes heridas. —

— ¿Por qué no te metes en tus putos pinches asuntos? — Gruñó como un animal acorralado. 

Oh, ya recordaba. Los dos gemelos eran tan diferentes.

— No hay ninguna pinche amenaza wey, si eso es lo que putas te preocupa. — Siseó antes de chillar con dolor cuando Missa apretó con fuerza una de sus vendas aplicadas.

— Increíble, pierdes tu ala y actúas como normalmente lo haces. — Dijo Missa. El adonis herido, a pesar de la desconfíanza en su mirada no pudo evitar sorprenderse leve ante la calma en la voz del Artemis. — Como si no te importará volver a volar. —

— Lo dices porque tu si quieres volar. — Dijo El. 

— ¿Sabes lo que pienso? — Murmuró Missa achicando sus ojos con sospecha. — No quieres ser un adonis, por eso no te importa el perder tu ala, no importa que pierdas incluso tu ojo en el proceso. Porque, vamos, después de todo, desde mi memoria, según tú, siempre fuiste la sombra de tu hermano. — Y sonrió, sonrió tan leve que apenas se notó. — No, no me interesa tener alas, ¿Crees que ser un adonis solo se trata de belleza y hermosas alas? — 

Elquackity arrugó su nariz. Por alguna razón, aquella presencia, aquella escencia que emanaba de Missa no era igual a la del comienzo cuando era un simplemente humano corriendo de su propio yo. Era diferente, se sentía más intímidante, sus ojos violetas, antes brillantes ahora carecían de total brillo cuando empezó a hablar con él. 

— Decide. — Habló Missa. — ¿Eres de los nuestros o no? Porque creeme, conozco cada truco ya. — Susurró antes de levantarse. — Tus heridas se curarán rápido, mi magia no tarda ni dos horas. — 

Elquackity se quedó en silencio observando como Missa se acercaba al cuerpo del Elenio y intentar despertarlo, sujetando su hombro con suavidad y cariño. Sin embargo, al ver que esto no funcionaba, decidió sostenerlo en sus brazos cargandolo sin ninguna díficultad. Las grandes alas de Philza se arrastraban por el suelo, era gracioso que siempre tenía el sueño profundo ante la noche. Antes de que Missa pusiera un pie fuera de la habitación, se dedicó a dejarle una mirada de reojo al otro adonis vendado.

— Por cierto, noté las quemaduras en tu cadera para abajo. — Murmuró. — Impuro se hubieran dicho hace siglos. Un adonis con esas marcas y sin alas perdía su valía. No era un adonis, bello y perfecto. — Dijó ahora girando sus ojos con enojo. Hubo un pequeño silencio y después Missa suspiró antes de curvar sus labios en una ligera sonrisa. — Un amigo mío siempre decía "La que no es puta no disfruta", mira nunca fui bueno en levantar el animo de la gente, pero... tal vez... no lo sé, ¿Puedas hacer las cosas diferentes sin tratar de dañarte a ti ni a la gente que se preocupa por ti? Sigues siendo uno de los nuestros El, pero es tu decisión si quieres serlo. —