Extra - 2

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Philza mantuvo su mirada gacha cuando llegaron al lugar deseado, si, el gran árbol incinerado. Por suerte todos los cuerpos fueron removidos, pero eso no quitó el hecho de que el paisaje fuera horrible. Se mantuvo sentado, con las piernas dobladas hacía atrás y sus manos apretando sus muslos, como si fuera un premio de oro. Su cuerpo volvió a cobrar sus características llamas y brillo. Era odioso que destruyeras todo a tu paso sin control, las flores, el pasto... era algo que no podía controlar. Le jodía que lo único que podía tocar era al Artemis quien solo él era capaz de soportar su temperatura.

— De verdad pareces un ángel. — Un murmuro hizo que sus pensamientos se disiparán y prestará atención al azabache quien ahora lo miraba con una mirada serena.

Philza no dijo nada, tampoco planeaba hacerlo, solo mantuvo su vista fija en el rostro que lo inspeccionaba de abajo hacía arriba. Después de todo, era la primera vez que el Artemis veía un Elenio. Philza solo mantuvo su rostro indescriptible, sus cejas fruncidas y sus labios en una línea recta, una reacción muy díficil de descifrar.

— No pienses que seremos pareja... — Siseó asqueado el rubio antes de ver al Artemis alzar sus cejas curioso.

— Tranquilo pinche gringo guapo, sin agresividad. — Sonrió. — Admitó que si me dolió un poquito pero no es necesario que nuestra relación sea de esa manera. Lo importante es que tú... estés conmigo. — Murmuró. — No puedes matarme, te supero en nível de magia. Tú tienes que entrenar tus poderes y necesitas a alguien que te enseñe con eso. Aunque realmente aprendes rápido, me metiste unos buenos madrazos allá arriba. —

— ¿Cuál es tu puto punto? —

— Enseñarte... puedo enseñarte a usar tu magia. — Rió filosamente. Philza parpadeó antes de ladear su cabeza totalmente confundido.

— ¿Por qué? Sabes que te mataré. — Admitió sin una pizca de emoción en su voz.

Philza tuvo que arrugar su nariz en señal de asco cuando vió como los cachetes de Missa se coloreaban y este soltaba pequeñas risitas.

— Olvídalo. — Bufó el rubio antes de apartar la mirada. — Seguro que te encanta la idea de morir por mí. — 

— ¿Dónde estabas? — Susurró viendo como el Elenio no lo miraba.

— ¿Ahora a qué te refieres? —

Missa se quedó en silencio, viendo las hermosas facciones del rubio. Philza empezó a incómodarse con las miradas que le daba, ¿Qué no tenía discreción? Tuvo que apartarse cuando sintió la mano del Artemis dirigirse a su hombro, como si fuera un instinto del cual no quería acercarse. Hubo otro gran silencio y ambos se miraron desconcertados. Philza se apartó más de su sitio, incómodo con que el Artemis se haya acercado para tocarlo, y Missa por otro lado apreto su mano en un puño, viendo sin emoción parte de sus garras calientes por acercarse demasiado al Elenio.

Movió sus dedos antes de fijar su vista de nuevo en el cuerpo en llamas de Philza.

— ¡Un incendio! — Gritó un adonis con terror viendo el bosque, el hogar de todos siendo quemado. 

El pequeño cuerpo de Missa observó como adonis adultos intentaban detener las llamas. Sus pequeñas alas emplumadas se encogieron, y sus ojos violetas se centraban en el fuego destruyendo todo a su paso. Los pequeños corrieron asustados siendo escoltados por sus padres. Contrario a lo que sus compañeros pensaron, Missa no estaba asustado, miraba aquellas llamas tan llamativas. Decidió caminar hacía el incendio, escuchando los gritos de Mariana y Aldo para que se detuviera, incluso si ellos dos intentaron pararlo fueron sostenidos por otro adonis mayor quien los llevo de regreso a un sitio seguro. Missa siguió acercándose hasta sentir el olor a quemado.

𝓡𝓮𝓼𝓹𝓵𝓪𝓷𝓭𝓮𝓬𝓲𝓮𝓷𝓽𝓮 𝓬𝓸𝓶𝓸 𝓮𝓵 𝓢𝓸𝓵 ✦ 𝓓𝓮𝓪𝓽𝓱𝓭𝓾𝓸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora