Capítulo 17 - Grietas abiertas.

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Missa no supo en que momento Roier había empujado a Philza hasta hacerlo chocar contra el suelo, a pesar de esto, el rubio no se sintió para nada intímidado por el rostro deformado de Roier. Missa no pudo hacer nada cuando Cellbit lo sostuvó por la espalda y le apunto con un cuchillo directo a su cuello para que no intentará hacer nada. Dos patas de araña se clavaron en las dos alas de Philza, otras dos en sus manos y otras en sus piernas, apenas hizo un gesto de dolor. El eclipse acabaría, su cabello era de un dorado pálido que pronto se volvería alvino si sus alas desaparecían para morir lentamente.

— Oh no mames, ya no estas fresco. — Murmuró Roier. — ¿Cuánto falta para que termine el eclipse? ¿Horas? ¿Minutos? — La araña sonrió antes de tocar el ala del rubio y tomar las plumas que se caían ante su toque. — Mhm, tal vez minutos. —

— What do you want? Immortality? And then what? — Siseó el rubió con odio antes de ver como de la mandíbula de Roier salían dos dientes enormes de araña.

— Roier... podemos arreglarlo, estamos en el eclipse. Tú querías paz ¿Recuerdas? Desde pequeños planeamos que pelearíamos para conseguir eso... ¿Fue mentira? —

Roier no respondió. Philza gritó con dolor cuando Roier le corto el ala izquierda con brusquedad y Missa tubo que aguantar las lágrimas que querían escapar de sus ojos después de ese sonido desgarrador venir del rubio. Algo se activó, la expresión del mitad humano se volvió sombría, reglejando horror y shock ante ver como el rubio se estremecía de dolor ante la perdida de su ala derecha, incluso su tatuaje de sol ya había perdido color y se había vuelto gris. Missa entonces lo supo, tenía que impedir que Roier matará al rubio, no solo por salvar a todos los demás de una posible criatura podrida que se volvería inmortal y que acabaría con media población. La razón era principalmente porque el rubio no se merecía ese tipo de muerte tampoco.

Entonces hizo la cosa más estúpida que se le pudo haber ocurrido en todo el mundo, si, golpeó a Cellbit en el estómago tan fuerte que hizo que este retrocediera y soltará el cuchillo que prontó tomó el de ojos violetas para clavarselo en el hombro. Roier gruñó molesto volteando su rostro y viendo como su pareja yacía en el suelo siseando molesto por el gran dolor en su hombro. Missa tuvo que alejarse lo suficiente de Cellbit para que no lo volviera a sujetar, porque aunque odiará admitirlo, Cellbit era más fuerte y resistente que él, no era sorpresa que aguantara un cuchillo clavado en su hombro después de recibir peores heridas, y Missa todavía no había aprendido a utilizar sus poderes de Artemis, era claro quienes estaban en desventaja.

— Se me hace que eres tremendo pendejo. — Murmuró Roier sin dejar de mirar de reojo a su antigüo amigo. 

Cellbit maldijo en portugués listo para ir a atrapar a Missa quien se sorprendió de ser salvado por una adonis que de la nada apareció por los aires y sostuvo a Cellbit para empujarlo hasta que cediera a caer contra el suelo. Notó como la chica seguido se paraba entre el suelo mostrando sus ojos violetas y su cabello azabache. Por el rostro de Roier, podría decir que la conocía ya que sus ojos estaban abiertos como platos.

— Jaiden. — Pronunció antes de soltar el cuerpo del rubio, dudando si acercarse a la mujer o no. 

Philza pudo retorcerse con más facilidad tocando con dolor la parte del corte del ala. Missa dió pequeños pasos lentos antes de correr hacia el cuerpo del rubio y sostenerlo, aprovechando que Roier se alejaba del Elenio para dirigirse adonde la mujer. Acarició con suavidad ambos hombros de Philza para tratar de hacer que se concentrará en él y no en su ala perdida, pero no funcionó. Missa tubó que sostenerle ambos cachetes al rubio para obligarlo a mirarlo, sus lágrimas doradas se volvían negras y cuando caían al suelo la llerva se marchitaba. Si se había sorprendido la primera vez que lo había visto llorar así, ahora era más, y sentía que no solo la suave llerva se marchitaba, si no que también el mismo Philza lo hacía.

𝓡𝓮𝓼𝓹𝓵𝓪𝓷𝓭𝓮𝓬𝓲𝓮𝓷𝓽𝓮 𝓬𝓸𝓶𝓸 𝓮𝓵 𝓢𝓸𝓵 ✦ 𝓓𝓮𝓪𝓽𝓱𝓭𝓾𝓸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora