𝓡𝓮𝓼𝓹𝓵𝓪𝓷𝓭𝓮𝓬𝓲𝓮𝓷𝓽𝓮 𝓬𝓸𝓶𝓸 𝓮𝓵 𝓢𝓸𝓵 ✦ 𝓓𝓮𝓪𝓽𝓱𝓭𝓾𝓸

Capítulo 23 - Corrompido.

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Los ojos violetas de Missa se abrieron con lentitud despertando en plena oscuridad. Suspiró con fastidio, ¿Ahora que había pasado? ¿Otra vez estaba teniendo un sueño? Eso pensó hasta que vió el cuerpo de Philza aparecer, sintió alivio, al parecer eso era un no. Pero la mirada fría que transmitió el rubio lo hizo dudar, ¿Desde cuándo el cabello de Philza estaba de un rubio tan opaco? ¿Y desde cuando el tatuaje de Philza no estaba? Missa abrió su boca listo para preguntar pero solo soltó un gran grito cuando el rubio jalo sus cabellos con brusquedad para que alzara su cabeza, pues todavía estaba recostado. Missa tuvo que parpadear un montón de veces para darse cuenta que Phil no tenía alas, sus orejas puntiagudas ahora eran circulares como las de un humano.

Imposible.

¿Qué pasaba? ¿Tan fuerte se había golpeado la cabeza? Espera, era cierto, ¿Chayanne estaría bien? 

— ¿Por qué tienes esa cara de jodida confusión? — Siseó la voz del rubio. 

Eh?

EHHH!?!?!

¡No había manera! ¡Philza no hablaba tan fluido el español! Incluso si se notaba su acento británico era imposible que Philza hablara una oración entera fluida, ¡Y con maldiciones! Missa notó también que se hallaba totalmente amarrado con cadenas. Juró que su respiración se cortó cuando notó que el mismo llevaba grandes alas negras. Qué rayos había sucedido, si esto era un sueño era demasiado raro.

— P-Phil... — Tartamudeó antes de hacer una mueca de asco cuando vió que su propio cuerpo estaba manchado de sangre. Pudo mirar sus manos, grandes garras esqueléticas salían de esta.

— Debería de cortarte esas malditas alas para que dejes en paz a los míos. — Gruñó sin una pizca de amabilidad en su voz, ¿Este era su Philza? — Esta es la tercera vez que te dejo con vida, cualquier otro ya hubiera arrancado esas alas para hacer almohadas. Deja de molestarme. Si me ven contigo considerarán que soy un puto traidor por dejar vivo a la jodida parca que mata a mis compañeros de lucha.— Dijó antes de sostenerlo de las cadenas y empujarlo sin delicadeza alguna contra uno de los árboles. 

— No- Escucha, me puedes decir. . . —

— Shut the fuck up, dude! — Gruñó y Missa tubo que morderse el labio. — Eres un imbécil, te dije que no volvierás, ¿Y qué haces? Vas y vuelves, y la cagas, y la recontracagas ¡Y TODO SE JODE! — Siseó con veneno antes de sacar una navaja de su bolsillo. Missa se dió cuenta de que, este Phil solo vestía de negro, no tenía sus típicas prendas verdes de arriba. — No creas que olvide lo que le paso a mi esposa por tu puta culpa. —

¿Qué? 

— Philza necesito que me digas-... ¿Cómo está Chayanne? Y... ¿Qué chingados está pasando? —

...

— ¿De quién hablas? — Murmuró Phil y Missa jadeó horrorizado.

— Ya sabes, Chayanne... Tallulah. —

— Creo que ser el único adonis te dejo la mente mala. — Dijo aún con su ceño fruncido en señal de molestia. — Como sea, no me interesa, ¿Por qué me miras así? ¿Con esa cara de cachorrito mojado abandonado? —

— .... ¿El único adonis? —

— ¿Qué? ¿El golpe en la cabeza que te dí te dolió tanto? — Murmuró antes de bufar. — Lo que faltaba. —

— No, no puedo ser el-... ¿Y qué pasa con Roier? ¿Aldo? ¿Mariana? ¿Rivers? —

Philza soltó una risa tan amarga que hizo que un escalofrío recorriera el cuerpo de Missa.