𝓡𝓮𝓼𝓹𝓵𝓪𝓷𝓭𝓮𝓬𝓲𝓮𝓷𝓽𝓮 𝓬𝓸𝓶𝓸 𝓮𝓵 𝓢𝓸𝓵 ✦ 𝓓𝓮𝓪𝓽𝓱𝓭𝓾𝓸

Capítulo 25 - Juntos otra vez.

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Phil sonrió cuando sintió el viento contra su cara. Sus alas expandiéndose para sentir los grandes rayos del sol impactar contra estas, sus ojos azules resplandecieron con un brillo dorado que lo caracterizaba. Libre, esa era la palabra para describir como se sentía ahora. Suspiró lleno de emociones antes de observar con sorpresa como su hombro fue golpeado levemente dando a mostrar un Missa que lo revasaba en vuelo. Philza bufó, se suponía que tenía que estar durmiendo, no jugar a hacer carreras con él. Por mucho que quisiera estar molesto no pudo, y sonrió antes de seguirlo, formando así un pequeño jugueteó de vuelo. En los últimos años Missa había mejorado su vuelo, le alegraba que ya no le asustará tanto las alturas.

Muy ágil. Pensó cuando vió como Missa caía en picada antes de volver a subir hacía él y darle otro empujoncito amistoso. Philza giró sus ojos con diversión antes de seguirlo y intentar atraparlo. Ambos terminaron dando vueltas entre ellos mismos como si se tratará de un baile de gala, fueron perdiendo el impulso hasta que llegaron lo más arriba que se les podía permitir. Ambos quedaron cara a cara con la respiración agitada, mirándose con gracia y ríendose como si hubieran escuchado el mejor chiste de la vida.

— Perdón, sabes que le tome el gusto. — Murmuró aleteando sus alas lentamente.

— Did you just come to bother me? — Dijó en un tono burlón aún con su voz dulce y calmada.

— No, realmente no. Tengo planeado algo muy grande. Y necesito que estés de acuerdo conmigo. —

Philza fue todo oídos. 

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Mariana quisó abrir su boca cuando vió el gran cambio de Missa. Slime parpadeó sin atreverse a esconder como miraba de abajo a arriba el cuerpo del Artemis. Philza ladeó la cabeza estando justo al lado de su compañero, no entendiendo porque tanta sorpresa.

— Oye Missa. — Murmuró antes de tomar los hombros de su amigo. — Estas bien pinche guapo. Te pago si haces trío conmigo y Slime, el no se molestará. Incluso puedes traer al Elenio contigo, no hay pedo. — 

Slime asintió. 

— Ehm, no gracías. — Rió Missa con incómodidad antes de ver de reojo la mueca de asco del rubio. — No entramos en esa intímidad. —

— Tu te lo pierdes. — Bufó Mariana.

— Why did you call us? — Preguntó Slime.

— Todos y cuando digo todos, no bromeo. — Murmuró Missa. — Todos los humanos se tienen que largar de la muralla. —

— ¿Qué? ¿De qué chingados hablas? ¿Y dónde se quedarán? —

— Con nosotros. — Afirmó Missa. — Tienen problemas con los demás seres agresivos, ¿No? Con nosotros no será un problema, vivirán protegidos. Tenemos grandes territorios, plantaciones, agua pura. — Murmuró.

— ... ¿Estás seguro? ¿Después de todo lo que paso quieres hacer esto? — Susurró Mariana mirando de reojo a Slime quien lo miraba igual de desconcertado.

— Son mi gente. — Sonrió Missa. — Soy un híbrido... yo- no puedo estar dividido entre dos bandos sabiendo que mi sangre es de dos especies. El trabajo del Artemis y Elenio son hacer que las cosas funcionen, ¿Verdad? Entonces acepta que tengo altas pinches ganas de dormir. —

— Tendría que preguntarle a Aldo, se a vuelto el pinche dictador de todos nosotros. Puto ojete, ya se le subió el poder a la cabeza. — Bufó Mariana. — Pero si, seguramente estará de acuerdo... y muy feliz de poder verte después de años. — Sonrió.