Capítulo 19 - No visitas humanas en las noches.

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Cinco años.

Cinco años después de todo. Las cosas habían mejorado demasiado, los adonis le traían provisiones a los humanos quienes aceptaban con agradecimiento. Los demás seres se quedaban a raya de ellos, formando una ley de paz. Mariana le había presentado a Aldo a su pareja, Slime quien al principio se veía demasiado desconfiado, pero no tardó en tomarles algo de confíanza a algunos humanos en específico, como lo era Aldo por ejemplo. Vegetta visitaba de vez en cuando junto con Foolish, era gracioso lo poco que se separaban esos dos. Missa suspiró más seguro de si mismo, a pesar de todavía no tener alas ya no se sentía tan inseguro como antes.

Missa se acurrucó entre las suaves hojas debajo suyo que servían como cama, había extrañado las camas que diseñaba Philza como si fueran nidos y ahora tenían una. Su tatuaje de luna presumía su belleza cada vez que se ponía una camisa con mangas cortas o sin ellas, en este caso estaba utilizando la segunda opción, una prenda negriza que contrastaba con el color de su tatuaje. Abrazó el cuerpecito de Chayanne quien dormía a su lado junto con Tallulah. Pronto suspiró encantado cuando sintió como el cuerpo de Philza se aferraba a él por la espalda, descanzando su cabeza en su nuca. La respiración del rubio se sentía en su cuello mientras soltaba pequeños suspiros, dando a entender su obvio sueño profundo. Missa parpadeó con lentitud antes de besar la frente de Chayanne quien daba pequeños ronquidos suaves. Esta noche en usual no tenía sueño, así que decidió apartarse lentamente del cuerpo de ambos rubios, quitando el brazo de Philza de encima con lentitud para no despertarlo.

Decidió salir de la pequeña casa que habían construido en uno de los árboles, todos los adonis habían hecho casas por todo el terreno para ellos. Missa no los culpaba, no tenían otro lugar para quedarse. Abrió la puerta dando a mostrar el balcón, decidió sentarse en la orilla, dejando que el viento le diera en la cara. Su cabello había crecido considerablemente estos últimos años, llegandole incluso hasta sus hombros. Miró la gran luna que sobresalía, hermosa y brillante. Sin embargo, algo llamó su atención, un ruido debajo de la casa que venía de los arbustos que hizo que sus cejas se fruncieran. Sacó una pequeña navaja que guardaba siempre con él, antes de bajar del árbol con bastante fácilidad y cayendo de pie sin dañarse. Philza lo comparaba con un gato por la agilidad que tenía a veces.

Missa caminó con lentitud, estando alerta, seguramente era un pequeño animal, pero quería confirmar. Paso entre los arbustos pero no vió nada, siseó bajo. Pensó en volver, hasta que sintió una mano sostener su hombro y hizo que todo su cuerpo se tensará. Con rápidez se volteó para empujar al cuerpo desconocido contra uno de los árboles y apuntarle con la navaja. Prontó se dió cuenta que no era nadie más que Quackity que ahora lo miraba entre asustado y divertido.

— ¡Aguas, aguas que soy yo, pendejo! — Chilló antes de ver como Missa alzaba una ceja.

— ¿Qué chingados haces aquí? — Preguntó sin abandonar su posición.

— ¿Podrías..? Ya sabes, quitarme esa navaja del cuello, de verdad que me das miedito Missa, te haz vuelto bien pero bien salvaje. —

— ¿Qué haces despierto? — Siseó antes de guardar la navaja y apartarse del cuerpo de Quackity. — ¿Sabes qué-? Olvídalo, tengo que volver antes de que Philza se dé cuenta que no estoy en la cama. — Murmuró antes de pasar de largo a Quackity.

— ¡Espera Missa! Quería preguntarte... como segundo rey del lugar. — Murmuró con voz tierna. — ¿Podrías permitir que venga un humano en específico a verme? —

Eso hizo que Missa se detuviera.

¿Trajiste un humano sin avisar? — 

— Pff- ¿Yo? ¿Cómo crees? — Sonrió Quackity. — Y si ese fuera el caso, ¿Qué importa, mi Missa? Ya todo estamos en paz ¿No? —

𝓡𝓮𝓼𝓹𝓵𝓪𝓷𝓭𝓮𝓬𝓲𝓮𝓷𝓽𝓮 𝓬𝓸𝓶𝓸 𝓮𝓵 𝓢𝓸𝓵 ✦ 𝓓𝓮𝓪𝓽𝓱𝓭𝓾𝓸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora