Capitulo #5

69 13 4
                                    

--Te llevo!!

-No necesito que me lleves mile.

Mile sujetó la puerta abierta de su Aston Martin con el ceño fruncido.

Nattawin no quería sentarse con él

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Nattawin no quería sentarse con él. El sabía que eso implicaría hablar de algo para lo que no estaba preparado. Prefería mil veces tomar el autobús,
con tal de evitarlo.

-Sube al coche, Nattawin Sabin. Cuanto más tiempo discutamos, más tarde llegarás.

Nattawin maldijo al ver cómo se le escapaba el autobús. No iba a llegar a tiempo a su clase, a menos que mile lo llevara. Suspirando con frustración, se subió al coche.
Él cerró la puerta del copiloto y se sentó a su lado.

-Gira a la derecha en el semáforo -le indicó el. Si se concentraba en darle instrucciones para llegar, igual tendrían menos posibilidades de hablar.
Nattawin no podía evitar sentirse culpable. Nunca había pretendido engañar a mile. Sin embargo, cuando se había quedado Embarazado, le había asaltado un fiero instinto protector. Mile y el eran de dos planetas diferentes.
Él nunca había correspondido a su amor. Lo mismo sucedería con su hijo.

Había temido que Jared fuera para su padre una adquisición más del Imperio Romsaithong.
Y Jared se merecía algo mejor.
Por eso, había hecho lo que había creído necesario
para proteger a su hijo y no pensaba disculparse por ello.

-La segunda a la derecha.

Mientras mile permanecía en silencio, Nattawin se estaba poniendo cada vez más nervioso. Era evidente que estaba muy tenso, cada músculo de su cuerpo parecía contraído. Tenía la mandíbula apretada, y no apartaba los ojos de la carretera.

Lo cierto era que mile tenía mucha habilidad para ocultar sus sentimientos. Siempre lo había hecho cuando salían juntos. La noche que el le había dicho que lo suyo había terminado, él no había demostrado ninguna reacción.
Ni rabia, ni tristeza. Solo había aceptado su adiós con
resignación y se había olvidado de todo. Era obvio que el nunca le había importado.

Cuando llegaron al centro donde Nattawin impartía los talleres de yoga, él aparcó y detuvo el motor. Se miró el Rolex.

 Se miró el Rolex

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
*Secreto Descubierto*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora