****Argumento: *****
¿Lograría escapar del encanto de un seductor?
El destino obligó a Nattawin Sabin Hayes a reencontrarse con el padre de su hijo,
aunque no estaba dispuesto a rendirse a todas sus demandas.
No iba a permitir que el poderoso y ri...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
--No entiendo por qué piensas eso -dijo mile tras un largo silencio.
-Porque es lo que te pasó a ti, mile -contestó el con voz suave-. Y es la única manera que conoces de criar a un niño. Las niñeras y los internados son lo normal para ti. --Tú mismo mile me contaste que tus padres nunca tenían tiempo para ti ni para tus hermanos. ¿Recuerdas cuando me contaste lo triste y solo que te sentiste, cuando te mandaron al internado? ¿Quieres eso mismo para tu hijo? Yo no estaba dispuesto a entregártelo mile, para que le dieras la misma infancia vacía que tú has tenido. No quería que lo criaran solo para ser el próximo dueño de Envíos Romsaithong Express.
-¿Y qué tiene eso de malo? -preguntó Mile, furioso-. Hay cosas peores que crecer rodeado de dinero y convertirte en cabeza de una de las compañías más grandes del mundo, fundada por tu abuelo. A mí me parece peor crecer en la pobreza, en un pequeño apartamento, con ropas de segunda mano.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-¡Sus ropas no son de segunda mano! -se defendió Nattawin, indignado-. No son de firma, pero tampoco son harapos. Sé lo que pensáis de nosotros, vosotros los poderosos. Pero aquí estamos bien. Es un vecindario tranquilo y hay un parque donde Jared puede jugar. Tiene comida y juguetes y, lo que es más importante, tiene todo el amor, la estabilidad y la atención que yo puedo darle.
Nattawin no pudo evitar ponerse a la defensiva. No pensaba dejar que nadie le dijera que no estaba criando bien a su hijo.
-No tengo dudas de que estás haciendo un gran trabajo con Jared. ¿Pero por qué hacerlo tan difícil? Podrías tener una casa bonita en Manhattan. Podrías enviarlo a una de las mejores escuelas privadas de la ciudad. Podrías tener un buen coche y alguien que te ayudara a limpiar y cocinar. Yo me habría asegurado de que los dos tuvierais todo lo necesario... sin quitarte a Jared. No había razón para renunciar a una vida más cómoda.
-No he renunciado a nada -insistió Natt. Sabía que todas aquellas comodidades de las que Mile hablaba tenían un precio-. Nunca he Tenido esas cosas, para empezar.
-¿Seguro que no has renunciado a nada? -replicó él, y lo miró a los ojos. -¿Qué me dices de la pintura? Durante estos años, no he visto ninguna exposición tuya. Tampoco he visto lienzos ni tu maletín de pinturas en el apartamento. Supongo que tu estudio ahora está ocupado por las cosas de Jared. ¿Dónde está todo tu material de pintura?.