****Argumento: *****
¿Lograría escapar del encanto de un seductor?
El destino obligó a Nattawin Sabin Hayes a reencontrarse con el padre de su hijo,
aunque no estaba dispuesto a rendirse a todas sus demandas.
No iba a permitir que el poderoso y ri...
A Nattawin se le encogió el estómago. Debía alegrarse porque su padre estuviera dispuesto a pagar lo que fuera por el bienestar de Jared. Sin embargo, en parte, se sentía celosa. Mile aprovechaba cualquier oportunidad para dejarle claro que todas las molestias que se estaba tomando eran solo por su hijo.
-Gracias. Aprecio que tengas tanto interés en proteger a nuestro pequeño -repuso Nattawin, atragantándose con las palabras-. Deja que pasen unas semanas antes de que decida algo, ¿de acuerdo? Las cosas ya son bastante complicadas.
Mile lo miró un momento y asintió.
Sin embargo, aquello solo era posponer lo inevitable, adivinó Nattawin. Cuando mile llegó a la consulta del doctor Peterson a las diez de la mañana del lunes, Nattawin ya estaba allí, leyendo una revista en la sala de espera.
-Hola Mile -saludó el. Parecía nervioso. Las cosas no volverían a ser lo mismo después de conocer los resultados, y el lo sabía.
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-¿Dónde está Jared? -En la escuela, donde debe estar -contestó Nattawin con gesto serio. -Lo siento, pero hoy tendrás que conformarte conmigo.
Mile sabía que había estropeado las cosas la noche anterior. No por haberse acostado con el, eso nunca podía ser una mala idea, sino por haberlo presionado con el tema del piso. Había querido imponérselo con la excusa de estar cerca de su hijo. Aunque no se había atrevido a confesarle que también quería estar cerca de el.
No había querido asustarlo. Además, temía volver a apegarse a Nattawin, aunque quizá eso fuera inevitable. Quería dormir con el, cenar con el, pasear juntos...
-No es ningún problema -aseguró él, y se sentó a su lado-. Tu compañía me resulta muy estimulante. Cruzándose de brazos, Nattawin dio un respingo.
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-Bueno, a partir de ahora, te estimularás tú solito. Lo de anoche fue...
-¿Maravilloso? -interrumpió él.
-Un error.
-A veces, un error puede convertirse en un feliz accidente. Como Jared.
-Y otras veces es solo un error -puntualizó Natt, afilando la mirada. -Como acostarte con tu ex cuando estás en medio de las negociaciones por la custodia.
