****Argumento: *****
¿Lograría escapar del encanto de un seductor?
El destino obligó a Nattawin Sabin Hayes a reencontrarse con el padre de su hijo,
aunque no estaba dispuesto a rendirse a todas sus demandas.
No iba a permitir que el poderoso y ri...
La hamburguesería estaba un poco llena, pero pudieron pedir y sentarse antes de que el pequeño comenzara a cansarse. Nattawin intentó concentrarse en Jared y en que no se manchara de salsa por todas partes.
Era más fácil que mirar a Mile e intentar adivinar qué pensaba. Él se estaba comportando con más amabilidad de la que esperaba, caviló Nattawin Sin embargo, cuando se conocieran los resultados de la prueba, las cosas cambiarían, adivinó. Le preocupaba que hubiera demasiados cambios en poco tiempo. Lo más probable era que mile acabara insistiendo en que los dos se mudaran a vivir con él, para poder estar cerca de su hijo.
Y, si no aceptaba, quizá quisiera quitarle la custodia. Esos eran los oscuros pensamientos que la habían acosado durante todo el embarazo. Los mismos miedos que la habían impulsado a ocultarle a Jared a mile. Sin embargo, en ese momento, no pudo evitar sonreír al ver a los dos coloreando juntos la hoja del menú infantil. Mientras el padre de su hijo estaba distraído, Nattawin lo observó de reojo. Tenía el pelo negro, los hombros anchos y una fuerte mandíbula. Era un hombre muy atractivo, y esa había sido la razón por la que no había podido resistirse a salir con él hacía tres años.
Todo en él irradiaba poder y salud. Era interesante y considerado, honrado y leal.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Sin duda, era la clase de espécimen masculino con quienes muchas estarían deseando procrear. Sin darse cuenta, al pensar en él de ese modo, a Sabine se le aceleró el pulso y se sonrojó. Una oleada de calor la invadió el cuerpo y le anidó en el vientre. Cerró los ojos y respiró hondo, rezando por poder domar su deseo.
-¿Tienes que hacer algo más en la ciudad antes de que te lleve a casa?
Cuando abrió los ojos, se lo encontró mirándolo con curiosidad.
-Iremos en metro.
-No, insisto -dijo él, pagó la cuenta y le tendió su lápiz de colorear a Jared.
-Mile, tu deportivo es para dos personas, y no llevas sillita de niño. No puedes llevarnos a casa.
Sonriendo, él se sacó del bolsillo el resguardo para recoger el coche del garaje.
-Hoy, no tengo el deportivo. Hoy tengo un Mercedes de cuatro puertas. Nattawin abrió la boca para protestar, pero él no le dejó hablar. -con una sillita nueva para coche que Jared puede usar hasta que pese veinticinco kilos.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.