Capitulo #27

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Y que acabaría de granjero o casado, y nunca me podría ir a Nueva York -recordó Nattawin-. Una noche, después de acompañar a la última de las candidatas a la puerta, volví al salón y anuncié a mis padres que me iba de casa.
Había ahorrado lo bastante para irme. Les dije que había comprado un billete de autobús a Manhattan y que me iba por la mañana. Me daba un miedo horrible, pero tenía que hacerlo.
En la penumbra, mile se dio cuenta de que el tenía los ojos empañados.

-¿Qué te dijeron?

-Me dijeron que me fuera en ese mismo momento -continuó el con la voz impregnada de lágrimas. -Mi padre agarró mi maleta y la tiró en la parte trasera de su furgoneta. Estaban hartos de mí. Si no era el hijo que
ellos querían, preferían que no fuera su hijo. Mi madre no dijo ni una palabra. Solo meneó la cabeza y siguió fregando los platos. Lo único que ha hecho en su vida es limpiar la maldita cocina y ayudar a mi padre en la granja. Por eso, me monté en la Furgoneta y me fui. Ni siquiera había terminado de hacer la maleta. Acabé
pasando la noche en la estación de autobús.

-¿Así, sin más?

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-¿Así, sin más?

-Sí -afirmó el con un suspiro, secándose las lágrimas.
-Se desentendieron de mí. No sé si, en secreto, pensaron que fracasaría y volvería a casa. O si Simplemente estaban cansados de mis excentricidades de mi forma de ser.
Esa fue la última vez que los vi. La parte más triste es que, a pesar de que yo quería irme, ansiaba que me hubieran pedido que me quedara. Pero no lo hicieron. Me
permitieron marchar sin más, como si no hubiera significado nada para ellos.

Con un nudo en el estómago, Mile se dio cuenta de que él había hecho lo mismo con Nattawin. En esa ocasión, solo había pensado que el lo estaba Abandonando. No se le había pasado por la mente que, si le hubiera
pedido que se quedara, quizá, se habría quedado.

-La gente a veces comete errores

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-La gente a veces comete errores. Apuesto a que ellos te quieren y te echan de menos. Quizá pensaron que iban a darte una lección y que volverías más agradecido por lo que tenías. Cuando lo hiciste... igual no supieron cómo reaccionar. Ni cómo encontrarte.

-No soy difícil de encontrar. Como te he dicho, estoy en Facebook. Hasta tengo una página web con mis obras.
Él meneó la cabeza.

-No siempre es tan fácil como eso, sobre todo, cuando sabes que te has equivocado. Quiero decir... yo hice lo mismo, ¿no es así? Fui un estúpido y un terco y te dejé marchar. Tenía un millón de razones en ese momento,
pero ninguna de ellas se sostuvo cuando cerraste la puerta. Cada vez que recuerdo ese día, me pregunto qué habría pasado si hubiera salido detrás de ti, si te hubiera tomado entre mis brazos y te hubiera dicho que te
necesitaba.

*Secreto Descubierto*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora